Viaje...

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CAPÍTULO 1

Suspiré con pesar no sin antes apoyar mi frente contra el frío cristal.

El auto estaba repleto de cajas, valijas y mi hermano, que como neandertal que era, ocupaba más espacio que alguien normal ocuparía. . "¿Vas a dormir? Vale, pues me pongo cómodo." dijo él ante mi negativa. Muy bien Emily, excelente idea: Déjale a él los dos sitios restantes, para que tú te aferres a la puerta lateral del coche, con la esperanza de que ésta no se abra y te caigas a la carretera.

En resumen y sin exagerar estaba aferrada a mis piernas escasas de oxígeno, mirando por la ventana e imaginando mi futuro próximo. Pensando qué pasaría en mi primer día de clases, porque claro, estaba segurísima de que algo tenía que salir mal. Haría el ridículo frente a todos, iría con el pijama puesto, o aún peor, me olvidaría de llevar ropa puesta. Bueno, a lo mejor estaba exagerando un poco...

Guié la vista al espejillo del conductor, encontrándome con mi madre gesticulando algo que no llegué a oír.

-Perdona, ¿qué? -pregunté quitándome un auricular de la oreja.

-Emily, ¿sigues escuchando música? Te dije que lo dejaras por un rato. Vas a quedarte sorda al igual que la tía Molly -me regañó a través del retrovisor.

Puse los ojos blancos, claramente asegurándome de que no me viera hacerlo porque de no ser así ya sería niña muerta.

-Es que no tengo otra cosa que hacer. He llegado a la oveja 163 y no he conseguido dormirme... y hace más de dos horas no siento las piernas... ¿No podemos pasar por una gasolinera? Necesito tomar un poco de aire -repliqué.

-Eres una pesada -se quejó mi hermano con una voz ronca.

-¿A caso no estabas durmiendo? -pregunté.

-Tú lo dijiste, estaba.

Ni bien mamá aparcó, abrí la puerta rápidamente y salí. Sentía como si fuera la primera vez que respiraba en años.

-¡Libertad! -grité con brazos abiertos inhalando profundamente el aire fresco.

-Que exagerada -murmuró Luke.

- Tú porque dormiste como un tronco, y lo más importante, PODÍAS RESPIRAR -me excusé resaltando las última palabras.

-Vale, cuando sigamos el viaje, duermes tú -rió desordenándome mi cabello.

-No tienes porqué darme permiso para dormir, dormiré cuando qui...

-Mamá, voy a comprar unas pipas, ¿tú quieres algo? -dijo Luke ignorando mi comentario.

-No gracias, cariño.

Luke dio media vuelta y se fue hacia dentro del local.

-Yo tampoco quiero nada, gracias -le hablé a su espalda.

Eran las cuatro de la tarde, y ya comenzaba a pensar que el trayecto a Olathe sería eterno.

-Toma todo el aire que puedas que todavía queda una hora -dijo mamá, como si escuchara lo que pasaba en mi cabeza.

Llevaba unas gafas de sol echadas hacia atrás. Era muy guapa y delgada con unos ojos verdosos que ya me habría gustado a mí heredar, combinados con unas pocas arrugas por la edad que le sentaban de maravilla. Llevaba una camisa celeste con las mangas arremangadas y unos vaqueros ajustados de tiro alto, pisando el terreno sobre unas sandalias blancas con plataforma. Su cabello cobrizo y rizado recogido en una bonita coleta. Me habría gustado parecerme un poco más a ella, tenía esa chispa tan enérgica tanto física como psicológica que si la buscaba en mí, con suerte aparecía alguna que otra vez.

Black&WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora