Black&White

Un no tan mal primer día

CAPÍTULO 4

-También dibujar, pintar... Supongo que el arte en general.

Escuché a alguien decir "Cool" y sonreí con nerviosismo. A mi lado, "El Caballero White" miraba la punta de sus zapatos silenciosamente. Por un momento creí ver que sus hombros se sacudían, causa de una risa. Supongo que ya estaba anticipando la siguiente pregunta...

-¿Tienes novio? -soltó la voz masculina del fondo de la clase.

Detrás de esa pregunta le siguió un silencio sepulcral.

Yo por supuesto debía de estar como un tomate.

"¿Tú eres estúpido o qué te pasa? ¡¿Te dedicas a ridiculizar a la gente cuando te da la gana?!" quise gritar. Pero de mi boca solo salió un "no".

- A ver, señor Charles, guárdese sus comentarios ocurrentes para el receso. Puedes sentarte Emily.

POV NOAH

La dichosa pasó rápidamente hacia unos asientos del fondo que estaban desocupados. Su mirada se detuvo un buen rato en el chico que se había atrevido a hacer tal cuestionamiento. Lo fulminaba con la mirada, y éste sólo era alentado por un par de idiotas sentados a ambos lados. Parecían los típicos listillos de la clase que no hacían más que lanzar frases sin sentido ni respeto.

-Cuando quieras, empieza -dijo el señor Harrison pacientemente, trayéndome de nuevo a la realidad.

-Oh, claro. Me llamo Noah y tengo 17 años.

La misma chica que había preguntado a Emily levantó su mano. Me preguntaba si tenía vida propia.

-¿De dónde eres?

-De Canadá -respondí con aburrimiento.

POV EMILY

Una vez que Noah terminara de presentarse, el profesor le dio permiso a que sentara.

Reposó su cuerpo sobre la silla que se encontraba justo a mi lado, y dejando su mochila colgando de su respaldo.

Parte de mí quiso agradecerle el hecho de que se convirtiera en un muro que me apartara de los tontos que hace un momento se habían mofado de mí, aún si aquello no había sido la causa de su compañía.

El señor Harrison se puso de pie y tomó una tiza de la pizarra.

Pasados los diez minutos de la clase por alguna extraña razón, noté que alguien fijaba su atención en mí mientras yo trazaba con un lápiz en mi página cuadriculada, una cabellera sobre la silueta de una chica.

Volteé la vista y me encontré con los color tormenta de Noah.

-¿Se te ofrece algo? -susurré, creyendo que pretendía decirme algo.

-No.

Hice una larga pausa que me hizo creer que eso había sido todo, pero agregó:

-Solo estoy aburrido... -se encogió de hombros.

-Dímelo a mí... -murmuré, volviendo a mi dibujo.

-...en las páginas 38 y 39 encontraréis las fórmulas por si necesitáis refrescar la memoria. Os repartiré una ficha de ejercicios que traeréis hecho para la clase siguiente -la voz del profesor rellenó nuestro silencio, y se dispuso a entregar los folios.

-¿Por qué no le has dicho nada? -preguntó repentinamente White.

-¿A qué te refieres?

-Al gilipollas que te vaciló al principio de la clase.