Vuelvo a escribirte, cómo si de alguna manera mis escritos se metieran en una botella y los arrojaran al Caribe, cómo si el desesperado sueño de que en una de esas corrientes marítimas acariciara la Bahía de Campeche y llegara hacia ti, se hiciera realidad. Otra vez te imagino mirándome a los ojos y mis dedos no tardan en emboscar al teclado; imagino si fuera una de esas escritoras precursoras que se sentaban en escritorios gastados, mirando por una ventana acompañadas de una vieja máquina de escribir, mientras fumaban sin cesar; pues me acompañan los recuerdos y reposo donde mi conciencia se encuentre más tranquila.
Es todo lo que necesito.
Solo espero que como yo tú también mires a la nada, tratando de escucharme en medio del silencio.
