Y las altas temperaturas empiezan a derretirme el cerebro, llevándome solo a la deshidratación vegetal que padezco en este preciso momento. Ya me fui, me esfume y se perdió para no volver el sentido de todos los días; caminó por un sendero húmedo y a medida que avanzo pateo las piedras impertinentes que se cruza en el camino... Pero siempre antes de hacerlo me preguntó que sería lindo poder guardarlas, pero es cuando me acerco y sin siquiera tocarlas se cubren en musgo, la pateó y ahí logra enterrarse en alguna parte lodosa desapareciendo de mi y mi cabeza.
