Cenicero.

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Nací para soñar y por ello estoy dispuesta a morir, porque si de agonía se refiere prefiero inventar mi propio infierno. Viejos caminan por la calle, levitando el pedazo de trabaco que se encajan en los dedos, llegando a quien sabe donde a hacer algo aún más desconocido, caminando a paso lento y cojeante solo acompañados de una nube de humo esperando aunque no quieran, el golpe final que los transportará directo a su juventud que evadía el echo de que eso tan innombrable, hoy en día les tocara el hombro y acontinuación él mismo desconectará su respiración artificial, retumbante en la estéril y desoladora cama de hospital.

Tartamudo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora