I Know What You Did Last Summer.

Parte 34

3/3

Narra Lauren: 

–Lauren ¡Baja de ahí! —grito una de las chicas que me acompañaba—
Mientras yo hacia equilibrio en el borde de la azotea, era simple 15 pisos me separaban de la libertad. Era tentador, debo confesar, pues, solo un salto y acabaría con todas las cosas que me dolían, Dinah y Camila me odiaban, Chris no me soportaba, había discutido con mis padres, y Mani... Un brazo tiro de mi haciéndome caer sobre el suelo.

–Déjate de estupideces Lauren, tenemos que irnos. —me sacudí el polvo, camine con ellas, sin decir nada, tratando de buscar la forma de acallar mis pensamientos.—

–¿Adonde vamos? —dije mientras subíamos al auto–

–A la mejor fiesta de tu vida.

Narra Camila:

–¿Te llamo? —pregunto Dinah incrédula—

–Hace un par de días, pero no la atendí.

–Quizás esta arrepentida, ella no esta siendo ella misma ¿entiendes?

–No, Dinah, no lo entiendo y ya cortemos con ese tema, no quiero hablar de Lauren. —dije seca y Dinah revoleo los ojos.—

–Solo diré una cosa más y cerraré mi boca, ella adelanto lo inevitable, en algún momento tenias que decirle a tus Padres... Era solo cuestión de tiempo.

–¿Quieres hablar de tiempo? 15 minutos.

–¿15 minutos? —pregunto confusa—

–Ese es todo el tiempo que tengo para ver a mi hermana, 15 minutos porque me escabullo en el patio trasero de su escuela, mi Papá no quiere que me acerque a ella dice que soy una mala influencia, no sólo por mi condición sexual, sino también por andar con una drogadicta.

–¡¡Lauren no es una drogadicta!!

–¿No lo es?

–¡No, no lo es! —grito enojada—

–Dinah...

–Lo se, lo se... Ella va a volver, lo sé, ella va a volver.

–Espero que lo haga. —dije tratando de convencerme, pero lo cierto es que ya eso me parecía imposible.—

Narra Lauren:

Mire a mi alrededor, la gente estaba eufórica, frenéticos cuerpos saltaban y gritaban al compás de la música y yo me sentía sola, rodeada de miles de cuerpos, pero sola... Rick uno de esos "Nuevos Amigos" qué había conseguido extendió su mano frente a mi, mostrándome una pequeña pastilla amarilla sobre la palma de la misma.

–¿Qué es eso?

–Esto te llevará a un mundo desconocido. —dijo con una amplia y satisfactoria sonrisa como si en vez de darme droga estuviera curando el cáncer.—

–Prefiero seguir con el porro y la cerveza.

–¿Que pasa Jauregui? ¿Tienes miedo?

–Yo no tengo miedo. —respondí—

–¿Entonces...? —dijo levantando su mano un poco más, tome la pastilla y la puse en mi boca, tomando un sorbo de cerveza para ayudar a digerirla.—

–Disfruta el viaje. —murmuró en mi oído y se alejo.—

|××××|

Me deje llevar por la música, por el alcohol, por la gente que bailaba desenfrenada, las luces eran más brillantes, el sonido traspasaba mis sentidos, observe a mi alrededor la multitud que no paraba de moverse, eran espectros sin rostro, cerré mis ojos con fuerza y los volví a abrir para enfocarme, pero sus caras no volvían, mi pulso comenzó a acelerarse y de pronto la vi... ¿Mani? Fui abriendo camino para llegar a ella, pero cada paso que daba la alejaba aun más.

Narra Camila:

Los golpes en la puerta me despertaron asustada.

–¿Quien es? —grite sin salir del todo de la habitación. La valentía no era algo que me caracterizaba.—
Volvieron a golpear con más fuerza.

–¿Quien es?, –volví a preguntar pero otra vez no hubo ninguna respuesta.— Llamaré a la policía.

–Camila... Soy yo.
No necesitaba analizar esa voz, era Lauren, sin entender porque solo camine hacia la entrada y abrí.
Lauren paso sin esperar que la invitará a entrar, caminaba de un lado a otro, se veía desesperada, desconcertada.

–No la alcance, Camila, no pude alcanzarla. —decía casi gritando.—

–¿A quién? ¿Lauren?

–A Mani, no pude alcanzarla, no pude. —se desplomó en el piso callando de rodillas y yo casi por instinto me acerque a ella y me arrodillé quedando a su misma altura.—

–Laur... —intente calmarla pero ella estalló en llanto, dejándome congelada.—

–Se murió, Camila, se murió y me dejo sola. No se despidió de mi... Me dejo sola y estoy tan furiosa, mi pecho arde y no puedo hacer que pare, no puedo hacer que pare... duelen, los días sinella duelen mucho, he intentado no pensar, he intentado que no me afecte pero es imposible ... Perdóname, por favor, perdóname.  —la apreté fuerte contra mi. No era momento para hacer reproches, solo debía estar ahí para ella, la tome de los brazos y la lleve al sofá, ella siguió llorando durante horas, hasta que, como si fuera un bebe a quien acunan, se fue quedando dormida con su cabeza en mi regazo.—