Parte 58

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–Lauren, ya para —dije a la morocha mientras mordía mi cuello recostadas en la cama—
Refrescaba la página cada cinco minutos pero no había señales de Dinah.

–¡LAUREN QUÍTATE! —grite al sentir su mano meterse dentro de mi pantalón—

–Ugh... Eres mala. —renegó poniéndose de pie—

–¿Adonde vas? —pregunte al verla alejarse mientras hablaba entre dientes—

–A buscar mi teléfono. Llamar a Dinah, hacer el jodido Skype y luego amarnos descontroladamente.
Solté una carcajada al oír las frustrante palabras de Lauren y volví la vista al monitor.
Luego de unos segundos Lauren volvió con el teléfono pegado a su oído.
Lauren llamaba y llamaba pero Dinah no contestaba.

–Ten... Sigue tu, yo iré —dijo cuando oímos el timbre de nuestra casa—
Acate las ordenes de la ojiverde y seguí marcando una y otra y otra vez, me preocupaba, las sesiones de Skype con mi mejor amiga eran casi sagradas, nunca en los tres meses que habían pasado, lo habíamos cancelado.

–Nada. —renegue frente a Lauren cuando volvió—

–No va a atender.

–¿Porque?

–Porque estoy aquiii —grito la polinesia dando un salto—
Lauren se cubrió los oídos al oír nuestros gritos. Mientras nosotras solo saltabamos abrazadas.

–¿Que haces aquí? —dije y mis lágrimas comenzaron a caer, si mi sensibilidad seguía siendo la misma—

–No puedes deshacerte de mi tan fácilmente, Chancho, aparte me han dicho que los Argentinos son HOT. —sonrió picara—

–No se los argentinos pero las argentinas... ¡Dios! —respondió Lauren dándose aire con su mano—

–Sigue así Jauregui y dormirás afuera. —retruque enojada, pero se disipó al sentir el abrazo de mi novia—

–Nadie es mejor que tu Camila CuloBello. —murmuró enterrando su nariz en mi cuello—

–Eres una idiota Lauren.
Nuestra amiga se había quedado observando la secuencia con admiración y cierta ternura en su mirada.

–Se ven tan bien. —exclamó con una sonrisa—

–Deberias vernos en la —Lauren señaló la cama— ufff sacamos chispas.

–¡¡¡LAUREN POR DIOS!!!

–Lo siento, lo siento —dijo alzando las manos y salió por la puerta de la habitación, miré a Dinah que se había quedado con el ceño fruncido—

–DINAH ¡DEJA DE IMAGÍNARTE ESO!

–¡Maldita sea Lauren! —bufo sacudiendo su cuerpo—

Fuimos a la sala que estaba compuesta por un pequeño sofá, la mesa donde habia unas cuatro sillas un pequeño estante lleno de libros, el televisor junto con un reproductor de música, no era para nada amplio y espacioso, pero era cómodo para nosotras, teníamos la cocina separada, era aún más pequeña, una sola habitación y un baño.

–Dinah, llevare tus cosas al cuarto tu puedes dormir con Camz, yo dormiré en el sofá. —ofreció Lauren con una sonrisa— ten cuidado se prende al cuerpo como un koala cuando duerme.

–¿Tienes que trabajar hoy? —pregunte y Lauren asintió mirando el reloj de pare mientras llevaba el equipaje de Dinah—

Cuando volví la vista a la polinesia la vi concentrada estudiando nuestro hogar.

–Es cálido. —murmuró con una sonrisa—

–Es pequeño, pero tenemos planes, en la galería donde Lauren trabaja, le han propuesto varias cosas, abrir su propia galería, exponer obras... Quizás lo haga. Y estamos ahorrando. —Dinah me escuchaba con atención mientras hablaba de todas las cosas que habíamos hecho durante estos meses, pero como en toda conversación luego de que Lauren se fue al trabajo empezaron las preguntas que costaban—

–¿Has visto a Sofí?

–Tengo algo para ti —me respondió y corrió emocionada hacia la habitación para luego volver con un pequeño paquete marrón—
La mire esperando alguna explicación al respecto pero ella solo lo mantenía extendido entre sus manos hasta que lo tome.

Al abrirlo me encontré con unas fotos de Sofí con su uniforme escolar, dibujos y una carta donde escrito, evidentemente por Sofía, se leia:

"Te extraño" "Te amo" "Kaki y Sofí"

–Las fotos son de hace unos días. —murmuró, yo me había quedado mirando la pequeña hoja y mis lágrimas comenzaron a salir casi sin control— ella te ama Chancho, pero debes saber que la decisión que has tomado es la mejor.

–¿Tu crees? —Dinah asintió mientras me daba un cálido abrazo—

–Sabes, cuando las vi juntas, las vi felices a ambas, puede que extrañen su vida en Nueva York, que echen de menos a sus familias, a las cosas que tenían allí, pero ustedes se completan y cualquiera puede notar eso.
Esta vez fui yo quien asintió, porque lo sabía, teniendo a Lauren, sentía que lo tenia todo.

Narra Lauren:

Cuando llegue a casa solo la luz de una pequeña lámpara estaba prendida, había sido uno de esos días donde Elena, mi jefa, había decidido organizar la exposición del fin de semana.
Entre y Camila estaba recostada sobre el sofá, era preciosa la vista, recordé lo que había sido mudarnos y aprender a ser felices, durante el primer mes Camila solía despertar por pesadillas donde Shawn se aparecía a reclamar lo que era suyo, fui hasta donde Camila y la acaricie, fui dejándole pequeños besos sobre su mejilla, la vi sonreír somnolienta y no pude evitar sonreír también.

–Camz... Despierta amor. —susurre arrodillada frente a ella—

–No, sigue con los besos me gustan. —dijo sin abrir los ojos—

–¿Creí que dormirías con DJ?

–No quiero, quiero dormir con mi novia. —se hizo más a un costado dándome el espacio suficiente para acostarme junto a ella—

Me puse de pie y me quite la chaqueta.
Luego me recosté a su lado, ella comenzó a jugar con mi cabello, a acariciarme, sin abrir los ojos.
Y me dormir, entre caricias, me dormí.

Cuando desperté al día siguiente había dos cosas que me molestaban una era mi cuello, la otra era que Camila ya no estaba a mi lado.
Me enderece y vi la figura de mi amiga desayunando.

–¿Dinah? —murmure—

–¿Lauren? —soltó mi amiga riendo—
Fregue mis ojos y me puse de pie sintiendo como mis huesos sonaban al estirarme.

–Deja eso. Iremos a desayunar fuera. —ordene señalando su taza—

Y me metí al cuarto a cambiarme.
Mientras oía a una Dinah emocionada por su primer paseo por las calles de Buenos Aires.

Aeropuerto de Ezeiza...

–Bienvenido a Buenos Aires. ¿Planea quedarse por mucho tiempo? —dijo el alto chófer mientras se dirigían fuera del gran edificio—

–No, solo unos días. Vengo a terminar algunos asuntos pendientes.

–¿Donde lo llevo, Señor Méndes?

El joven se quito las gafas de sol y le dio un papel con una dirección escrita en el.

–¿Conoce ese lugar?

–Si, es un Restoran de comida italiana en el centro. —contestó—

–Bien, quiero ir ahí. —respondió al llegar al auto.—

En su cabeza había imaginado ese momento una y otra vez, y finalmente iba a hacer aquellos pensamientos una realidad.

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Adorablemente locos lectores, solo restan dos capítulos más, ufff hasta se siente difícil terminarlo, nunca experimenté ser leída por tantas personas o los comentarios, que básicamente son los que me impulsan (algunas veces me asustan) pero tengan por seguro que me hicieron feliz, es realmente genial la sensación, lo digo en serio, cuando empecé a escribir este fic nunca creí que gustará.
Pero, la vida te sorprende.
Gracias.

Gaby. 

I Know What You Did Last Summer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora