Propiedad Gluskin

Almas gemelas

Los días pasaban en la mansión Gluskin.

Eddie y Billy habían hecho una cita con un médico para hacer las pruebas correspondientes ese día.

Edith por su parte parecía emocionada ante la idea de tener otro hermano, y más uno tan apuesto como Billy.

Waylon apoyaba a su amado, pero no podía evitar dejarse llevar por las interesantes platicas que Billy y el tenían a diario.

Ambos tenían tanto en común, tanto por edad como por intereses.

Les fascinaban las computadoras, los mismos libros, los mismos lugares, hasta el mismo estilo de música.

De alguna forma eran almas gemelas.

Cosa que en parte comenzaba a molestar a Eddie y mucho más a Edith.

Quien no perdió el tiempo para reclamar a Richard por cómo estaban sucediendo las cosas.

-dijiste que ese tipo me ayudaría a quedarme con Waylon y ahora ambos pasean juntos por el jardín sonriendo y coqueteando...-

-cálmate Edith...-

-no....si no haces que Waylon sea mío te matare...-

-y que ganaras, soy el único que puede ayudarte.....-

Edith se sentó en su cama, estaba furiosa pero no podía hacer más que esperar.

Richard se sentó junto a ella y la abrazo, el sabía perfectamente lo caprichosa que era esta joven.

Con su mano levanto el rostro de la pelinegra haciendo que lo mirara a los ojos.

Los zafiros azules de Edith siempre le habían gustado.

-sabes que siempre busco tu felicidad Edith....lo sabes verdad.

La pelinegra puso sus manos sobre la suya y recostó su rostro en su mano.

A ella siempre le había gustado estar cerca de Richard.

Además de su hermano, este hombre era el único que se preocupaba por ella.

Desde lo que su padre le había hecho, Richard fue el primero en protegerla y amarla.

Su primer hombre, y el único que había permanecido junto a ella, sin importarle ser solo su sirviente.

-te quiero Richard....-

-yo te amo Edith-

Sintió los labios de Edith sobre los suyos, una suave y torpe caricia.

Que él no rechazaría nunca.

A la mañana siguen Richard se levantó antes del amanecer.

Viendo a Edith dormir mientras el acomodaba su camisa y sus pantalones.

Era tan sencillo aprovechar los cambios de ánimo de esa mujer, aunque si Eddie se enteraba de esto, era posible que lo matara y colgara en la entrada de la mansión.

Aunque poco le importaba eso.

Amaba a Edith, pero ella también debía pagar por sus decisiones.

Pero si ella seguía comportándose así de bien, pensaríaen perdonarla después de un leve castigo