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(para una mejor lectura; escuchen la canción que dejé arriba y repitanla hasta que se termine el capítulo)



Capítulo narrado

Lauren estaba nerviosa.

Había estado planeando esto una semana entera. Practicando palabras para que todo le saliese a la perfección, y ella esperaba profundamente que así fuese, porque de lo contrario estaría perdida.

No estaba segura si lo que estaba haciendo lo hacía bien, pero ella solo se dejó llevar por lo que sentía. Y siempre es bueno dejarse llevar.

Dieron las 12:47 cuando llegó a la casa de Camila, pero no se animó a tocar el timbre hasta las 13:09, porque sus malditos nervios fueron más fuertes, impidiéndole el movimiento.

Se limpió las manos húmedas sobre sus jeans negros mientras esperaba pacientemente a que la puerta se abriese. Pasaron unos dos minutos más antes de que eso finalmente ocurriera, pero se sorprendió cuando la persona que abrió la puerta no era ella.

Se insultó mentalmente al no pensar que alguno de sus familiares pudiese estar con ella en estos momentos.

—Hola, buenas tardes. Busco a Camila —murmuró sonriendole cortésmente al hombre que estaba frente a ella.

—¿Y tú eres...?

—Oh, disculpe, mi nombre es Lauren. Somos amigas... —el hombre asentía con la cabeza con cada palabra que la menor decía.

—Mila nunca nos habló de tí —comentó él, frunciendo el ceño.

—¡Papá! —ambos miraron hacia donde provenía aquella voz—. No la intimides. Lauren es mi... —sus palabras quedaron en el aire por unos segundos.

—Tu amiga, lo sé. Me lo acaba de decir. Pero nunca nos habías hablado de ella antes —se cruzó de brazos, mirando fijamente hacia la dirección de su hija.

—Lo olvidé —se encogió de hombros tratando de restarle importancia.

—Está bien —miró a Lauren—. Soy Alejandro, el padre de Camila. Su madre está preparando el almuerzo, así que supongo que te quedarás a comer.

Lauren iba a negarse porque probablemente si comía lo iba a vomitar gracias a sus nervios, pero Camila aceptó antes que ella hablara.

—Perfecto, entonces entremos.

Y así fue, los tres entraron a la casa de los Cabello, pero el hombre de la casa se desvió hacia la cocina para informarle a Sinuhe sobre la llegada de Lauren.

—Hola Lern —saludó Camila cuando su padre se había perdido dentro de la cocina.

—Hola —saludó también, pero un poco más cortante gracias a sus pensamientos encontrados.

—¿Estás bien? —Camila le tocó la frente para asegurarse que así fuera, pero no encontró nada malo—. Te ves algo pálida.

—Soy así.

—Lauren...

—Hablamos después de comer, ¿Ok? —soltó un suspiro—. Es importante para mí, bueno, para ambas realmente.

—Ok... —bufó cruzándose de brazos— Pero al menos saludame bien.

—Lo siento —se aclaró la garganta antes de hablar adecuadamente—.
Hola, bebé.

—Así no, tonta —rió Camila tomando el rostro de Lauren entre sus manos para después besarla suavemente.

Lauren al principió se sorprendió por el atrevimiento de Camila, pero luego agarró la cintura de la misma y profundizó el beso con ganas.

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