La cruel enseñanza

348 33 9
                                    

Capítulo 5

- Ella empezará como tu aprendiz a partir de hoy - le dijo mama a Astrid, la profesora que había visto el día anterior.

- está bien, Beatriz - dijo Astrid

Mamá se marchó y Astrid me pidio que la acompañara a su oficina. Cuando llegamos me dio un gafete con mi nombre y me explico que por ser el primer día solo me dedicará a observar el lugar, lo que me pareció genial ya que esa era la verdadera razón para estar ahí, observar.

Nos retiramos de la oficina y ella me dijo que podía dar un paseo por el lugar mientras ella se encargaba de unos asuntos.

Empecé a caminar por el lugar y mientras más caminaba, más escuchaba un sonido extraño... eran como latigazos y unos gemidos, caminé hasta encontrar el lugar de donde venía ese ruido hasta que llegué y vi ...

Una mujer robusta y joven estaba lanzando fajazos sobre la espalda de Víctor, quien estaba recibiendo los golpes sobre su piel desnuda y enrojecida. Él, solo sollozaba, mientras ella le repetía que debía obedecer y seguir las reglas de Beatriz ..... de mi madre

No podía seguir ahí como simple espectadora y me involucré

- ¡detente! - le grité con fuerza a la mujer

- ¿tú quién eres? Me preguntó con desdén y rabia

- me llamo Gloria - le dije y me miró sin novedad, hasta que le dije que era la hija de Beatriz, y entonces su cara se llenó de sorpresa y soltó la faja con sangre

- Astrid te está buscando - dije improvisadamente mirándola fija y fríamente

- voy en seguida y mucho gusto, admiro a tu madre - dijo sonriendo algo apenada mientras se iba. Y yo la ignoré.

- ten, ponte la camisa - le dije a Víctor mientras le pasaba la camisa que estaba en el suelo

- es mentira, ¿cierto? - dijo Víctor mientras se abotonaba la camisa.
- ¿qué cosa? - dije

- es mentira que Astrid la está buscando

guardé silencio un momento
- eso no importa- le dije

- Así que la hija de la detestable Beatriz me ha ayudado - dijo burlonamente

- ¿detestable? - pregunté

¡Gloria, te he estado buscando! .. escuché y reconocí la voz de Astrid, me giré y le dije

- ahh si, pues aquí estoy

- vamos, quiero que estés en mi clase - me dijo apresurada y dirigió su vista a Víctor para decirle que fuera también al salón

Víctor asintió con la cabeza y cuando pasó a mi lado me miró fijamente y se fue, y sentí como un escalofrío corría desde la parte baja de mi espalda hasta mis mejíllas.

***
Cuando llegamos al salón de clase todos se levantaron y saludaron en coro a Astrid, y se sentaron cuando ésta empezó a hablar. Me presentó como la aprendíz Gloria, hija de Beatriz.

Todos me vieron con sorpresa y uno murmulló "de Beatriz", otro dijo "de la bruja" y Astrid los mando callar.

Me senté al lado de Astrid y empezó la clase, era de sexualidad, hablaba sobre las fantasías malas, Astrid decía con firmeza que los hombres debían rechazar y sacar de su mente todas las ideas sexuales que pusieran a la mujer en el papel de sometida.

Mientras escuchaba la clase de Astrid y aguantaba las ganas de reir por lo que estaba diciendo, noté que atrás estaba Víctor y me había estado viendo durante toda la clase. Se miraba tan tranquilo y normal a pesar del dolor que seguramente le habían causado los fajazos que recibió en su espalda. Noté que me sonrió y aparté la mirada inmediatamente, nunca he sido tímida con los chicos, pero con él me sentía diferente, inexplicablemente despertaba en mí algo que nunca había sentido, y mis ojos no paraban de buscar sus brazos firmes, sus piernas resistentes, sus manos delicadas, sus ojos marrones, esos que me miraban de vez en cuando y que evadía.

Por qué le estaba dando tanta importancia a su apariencia, cuando lo único que sentía por él era lástima, su aspecto no debía importarme, tenía que enfocarme en la razón por la que yo estaba ahí. Pero... en realidad ... Víctor podría servirme, podría darme más información sobre este lugar.

Cuando terminó la clase, Astrid me dijo que podía ir a almorzar, todos los estudiantes salieron y yo también. Iba en dirección al comedor del lugar, cuando me percaté de que alguien venía tras de mí, me giré para ver, y era él, Víctor.

Me vió, sonrío y me hizo una señal para que lo siguiera. Lo seguí por inercia. Me llevó hasta un cuarto, encendió la luz, cerro con seguro y nos sentamos sobre la cama.

Iba a gritarle que por qué estabamos ahí, cuando él me dijo

- gracias por lo de hoy

- ahh... no es nada - le dije

-¿en serio eres la hija de Beatriz? - me preguntó mientras fruncía el ceño

- pues... así parece -le dije intentando calmar la tensión que sentía

- pero ... entonces ¿por qué me ayudaste? ¿Por qué hablas conmigo? ¿por qué me sonríes? - preguntó ansioso

- son muchas preguntas -le dije- me toca preguntar a mi... ¿por qué te estaban pegando de esa forma?

- era un castigo, no soy de los que se portan bien, así que me estaban castigando, ya estoy acostumbrado

- ¿qué? ¿Entonces eso pasa con frecuencia?

- pues si, Cada vez que desobedezco

- pero .. ¿por qué pegarte? ¿estabas sangrando? - pregunté preocupada

- preguntaselo a tu madre - me dijo con sarcasmo

- en el libro no salía nada de esto , - dije en voz alta, nuevamente las palabras se salían de mi boca sin pedir permiso-

- ¿de qué libro hablas? - preguntó desconcertado-

- ahh?! No,... nada -le respondí-

- y ..... ¿por qué te estaban "castigando"? .. si es que a eso se le puede llamar así

- por todo, porque todo lo que hago significa maldad para ellas. Hasta mis pensamientos son malos. Ayer... intenté coger las llaves de Astrid para salir de aqui

- ¿ibas a salir? Afuera te atraparían

- sí, lo sé, la verdad es que no tenía ningún plan, solo actué por impulso

- la próxima vez hazlo mejor

- eso si no me delatas - me dijo con seriedad -

- oye!!! ¿por qué lo haría? -le dije-
- pues porque a pesar de que hoy me ayudaste, sigues siendo la hija de la malvada Beatriz

Me levanté y le dije

- entonces, ¿por qué me cuentas todo esto?

- por impulso, ese es mi mayor defecto - me dijo mientras se le escapaba de los labios una fugaz sonrisa- además no sé por qué, pero siento algo diferente cuando estoy contigo, siento que las palabras no se frenan, siento que podría decirte todo

No supe qué decirle, sentía algo similar pero no era capaz de admitirlo

- ya me tengo que ir - le dije cuando me levantaba y caminaba hacia la puerta-

- ¿mañana te veré? - me preguntó apresurado-

- claro! - Les respondí sin pensar- ahora trabajo aquí, te vigilaré de cerca - le dije tratando de amenazarlo y hacerlo reír al mismo tiempo

***
Cuando volví a casa, me acosté en mi cama y no podía dejar de pensar en Víctor, y también recordaba los inhumanos latigazos que tocaban con furia su blanca espalda.

También recordé la clase de la profesora Astrid y se vino a mi mente mi primera vez con Sebastián, el chico con quien perdí mi virginidad. Con quién todo fue tan vacío y simple, con quien solo habían besos cuando yo le decía. Y después comprendí que todo esto era a causa de las reglas de Beatriz, mi madre.

Espermatozoides CongeladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora