¿Dónde está?

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Cuando desperté, Víctor ya no estaba en la cama, sino sentado justo en frente de mi, tenía su cabeza apoyada sobre sus rodillas y me miraba fija y secamente.

- ¿qué pasa? - restregué mis ojos

- Gloria, lo siento - agachó la mirada

- ¿por qué? ¿por qué lo sientes? ¿a qué te refieres? - dije preocupada

- ayer, me dejé llevar, jamás había tomado algo tan fuerte como lo que me diste, perdí los estribos y pude haberte lastimado, no estás herida ¿cierto? - sonó angustiado

- ayer no me heriste, pero hoy si - dije apagada a punto de romper en llanto y me giré para que no me viese llorar

- Gloria, no llores - se metio a la cama y secó mis lágrimas con sus manos

- estás arrepentido, eso me duele - logré decir

- no es eso Gloria, yo realmente los disfruté y es ese el problema, en "el lugar de las reglas" siempre nos hablaron del momento de intimidad y del cuidado que debíamos tener, Astrid nos enseñó que es la mujer quien debe hacerle cosas al hombre y no el hombre a la mujer como lo hice yo ayer, y que si lo disfrutabamos significaba que estabamos haciendo algo mal, que posiblemente podríamos estarla lastimando, yo de verdad te quiero y si te lastimara no me perdonaría nunca - sollozó

- no me lastimaste Víctor, me sentí plena, me hiciste feliz - lo abracé y él acarició mi cabello.

Después de unos segundos escuchamos unos golpes en la puerta

- Gloria, ya es hora de levantarse - se escuchó detrás de la puerta

- dame 20 minutos mamá, me meteré al baño - dije apurada

- ok - y sonó sus tacones por el pasillo

Me levanté descalza de la cama y corrí a abrir la puerta para asegurarme de que Beatriz ya no estaba.

- Víctor te quedarás encerrado aquí en mi habitación al menos por dos días, no puedes salir, ni hacer ruido, tengo muchos libros así que puedes leer cuando te aburras además te dejaré mi reproductor para que escuches música con los auriculares.

- y cuando tenga hambre - interrumpió

- no te preocupes, iré a preparar unos sandwiches y traeré algún jugo y agua pero no salgas por nada, porque no podemos arriesgarnos, alguien podría verte por la ventana o Beatriz podría venir repentinamente por algo, ahh por la noche trataré de traer algo rico de comer, sé que la comida en "el lugar de las reglas" es muy mala, y la has comido toda tu vida.

- gracias Gloria, gracias por todo - sonrió de oreja a oreja.

- es un placer Víctor, iré a bañarme, cuando salga podrás tomar un baño tú.

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Cuando llegamos al laboratorio, sentía que mi estómago se retorcía de los nervios, en cualquier momento se darían cuenta de la ausencia de Víctor, y aunque estaba segura de que no lo encontrarían sentía mucho temor por Isabel.

- buenos días Beatriz - saludó Adriana soltando su tensión

- Adriana, ¿pasa algo? - preguntó intrigada y yo chasqueaba mis dientes y tronaba mis dedos.

- Gloria, desapareció un estudiante - soltó fatigada

- ¿qué? ¿cómo es posible? - gritó- vamos, ven a mi oficina - y se fueron a paso rápido.

- ¡Dios mío! Ya se enteraron, seguramente ya sospecharan de Isabel, ¡sé fuerte Isabel!, hazlo por Víctor - dije para mis adentros.

No entré al "lugar de las reglas" sino que fui a buscar a Isabel al laboratorio, necesitaba saber cómo estaba, pero al buscarla no la encontré así que apresurada fui a la oficina de Beatriz porque presentía que ya la habían mandado llamar. Sin pensarlo toqué la puerta.

- ¿quién es? - preguntó Beatriz alterada

- soy yo, Gloria - hubo un silencio por un par de segundos

- pasa - entré y en efecto ahí estaba Isabel, y la tensión giraba en esas cuatro paredes a las que acababa de entrar, Isabel se veía relajada a pesar de todo, pero hacía mucho contacto visual conmigo, y no nos convenía levantar sospechas de nada.

- ¿Qué querías Gloria? - preguntó Beatriz y me devolvio a la realidad.

- ehhh, mamá, creo que dejé algo en el carro, ¿me prestas las llaves?

- Ahora no, ha surgido un problema muy grande y requiero que nos ayudes en algunos asuntos por hoy - ordenó

- ¿qué quieres que haga? - mascullé

- así me gusta, que estés dispuesta, ¡bien! Pasa que el peor de los estudiantes de "el lugar de las reglas" ha escapado, aún no tenemos idea de cómo, pero no está, y es muy peligroso, así que sea como sea debemos encontrarlo, un grupo de mujeres al mando de Adriana buscarán pistas por todo el laboratorio e interrogarán a sus compañeros y quiero que tu me ayudes con Isabel.

- ¿por qué con Isabel? - pregunté sorprendida y miré involuntariamente a Isabel quien de estar tranquila pasó a verme con angustia y desesperación.

- ella es la madre de ese joven y por lo tanto es la principal sospechosa

- y ... ¿en qué quieres que te ayude? - dije temerosa

- debemos lograr que hable, ella tiene que confesar todo, no importa qué medios utilicemos, la tenemos que hacer hablar - sonó molesta y aterradora

- haré lo que pueda - pronuncié y sentí que estaba a punto de desmayarme justo en frente de ella, pero respiré hondo y logré mantenerme firme, pero... ¿qué pretendía hacerle a Isabel?.

De pronto tres golpes en la puerta paralizaron nuestra conversación

- ¡pase! - ordenó Beatriz

- Beatriz, necesito que me acompañes, alguien quiere hablarte - habló apresurada

- está bien, ya salgo, Gloria vigila a Isabel

- ok- y asentí con la cabeza

Isabel me tomó de los hombros de inmediato y me dijo en voz baja pero marcando muy bien las palabras.

- Gloria, tenemos problemas, aquí nunca pasa nada fuera de lo normal, por eso no hay tanta seguridad, sin embargo, desde hace tiempo tu mamá mando poner una sola cámara en la entrada del laboratorio, había olvidado ese detalle por completo y si revisan la grabación de ayer, nos matarán a los tres.

Mis neuronas se bloquearon en ese instante, claro que existía la posibilidad de las cámaras ocultas pero por qué no había pensado en eso, soy una completa idiota.

- Isabel, pero entonces ahora ¿qué haremos?

- Gloria, sé que en este momento estás muy nerviosa pero debemos actuar rápido, iré en busca de esa grabación. Dile a tu mamá que te golpeé o que te amenacé para que me dejaras escapar, inventate algo pero no permitas que levanten sospechas de ti porque de ser así descubrirían el escondite de Victor.

- entiendo, pero, Isabel, es muy arriesgado lo que quieres hacer, te pueden ver - advertí angustiada-

- no te preocupes, si las cosas se dificultan sé que puedo contar con Adriana, luego te explicaré por qué.

- está bien, ¡ten cuidado! -dije resignada- y le dediqué una pequeña sonrisa para demostrarle mi total apoyo.

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Ahora ya no hay escapatoria, ya no puedo arrepentirme de nada, solo puedo mirar al frente, idear estrategias y preparme física y mentalmente para ser una contrincante de Beatriz, mi madre.

Espermatozoides CongeladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora