¿Ahora son tres?

671 52 7
                                    

Bueno, me alegró saber que Vanesa estaba dispuesta a seguir mi juego. Me dispuse a ir a la escuela, en el camino, como de costumbre, Jessica me acompañó; estaba de muy buen humor, sonreía mucho.

-¿Qué ocurre? No te había visto tan feliz nunca.- le dije. Se detuvo y me miró.

-No ocurre nada en particular.- sonrío.

-Vale, ¿a qué hora vamos a la piscina?

-Qué te parece... En la noche.- dijo ella emocionada.

-En la noche no puedo...

-¿Eh? ¿Por qué? ¡En la noche podremos nadar viendo las estrellas!- dijo, sus ojos brillaban, ella realmente quería ir en la noche.

-Yo...

-¡Por favor!- insistió. -¿Qué es eso tan importante que debes hacer?

-Bueno está bien, iremos en la noche.- le respondí, tendría que cancelar mis planes con Vanesa.

-¡Gracias! ¡No te vas a arrepentir!- dijo.

-Espera un momento, tú estás suspendida, ¿por qué me acompañas a la escuela?

-Simple, quiero pasar todo el tiempo posible a tu lado, obviamente no entraré a la escuela, pero te puedo acompañar hasta la entrada.

Seguimos caminando hasta llegar a la escuela y nos despedimos. Entré al salón y me senté en mi puesto habitual, Vanesa, que estaba en frente, volteó a verme.

-Hoy en la tarde hay reunión del consejo estudiantil, el director necesita hablar con nosotros sobre un asunto muy importante.- dijo.

-¿Qué asunto?- pregunté curiosa, él no suele convocar reuniones.

-Una nueva estudiante acaba de ser transferida, aparentemente es su sobrina. Él quiere que ella se una al consejo.

-¿Por qué yo, la presidenta, me estoy enterando de esto justamente hoy?- pregunté molesta.

-La verdad... Yo debí habértelo dicho ayer, pero no lo recordé. Me distraje con todo lo que ocurrió.

-Entiendo.- respondí.

-Lo siento...

-Hoy no iremos al cine.- le dije.

-¿Qué? ¡En verdad lo siento! ¡Debí haberlo dicho antes, pero no me canceles!- dijo desesperada y en un tono de voz alzado.

-¡Señorita Díaz!- nos regañó el profesor, ese era el apellido de Vanesa. -Usted mejor que nadie, como vicepresidenta del consejo, debería saber que no se debe gritar en un salón de clase.

-Discúlpela profesor, no se repetirá.- aclaré. El profesor se tranquilizó y siguió dando la clase. -En cuanto a nosotras.- continúe susurrando. -Tengo otros planes, por eso no iré al cine.

-Entiendo.- dijo ella, y se volteó mirando hacia el frente.

El día transcurrió con normalidad y a la hora de la salida fui a la dirección para la reunión del consejo. Una vez que estábamos todo allí, el director nos presentó a su sobrina.

-Ella es Cristina, viene de un intercambio de Alemania, espero que la puedan aceptar en el consejo, les aseguro que es una chica responsable e inteligente.- dijo el director. La chica era rubia y blanca, con los ojos grises y el pelo largo y liso, medía lo mismo que yo y se veía muy tranquila e incluso inocente.

-Está bien.- dije, la miré a ella. - Bienvenida al consejo estudiantil.

-Gracias.- dijo la rubia.

-A tu orden.

Terminó la reunión y fui al baño, Cristina venía atrás de mí. Entré en el baño y Cristina también lo hizo, una vez adentro, me habló.

-¡Hey! Un placer conocerte, eres realmente linda, no pensé encontrar a una pelirroja en esta escuela.- dijo la rubia.

-Gracias, todos se sorprenden por el color de mi cabello, con el tiempo te acostumbrarás.- dije.

-Incluso si me acostumbro, no dejaré de pensar en lo hermosa que eres chica.

"¿Chica?" Pensé.

-Bueno, gracias, creo.

-¿Estás soltera?-preguntó curiosa.

-No.- dije.

-Bueno, tendrás que arreglar eso, porque no soy fan de "compartir".- dijo ella, se acercó a mi oído y susurró. -Pero si es por una pelirroja tan bonita, podría compartir un poco...

Por primera vez en mi vida, creo que me puse totalmente roja. Retrocedí un paso.

-¿Cuántas chicas tienes a tus pies?- preguntó.

-Creo que ahora son tres.- dije, seguía roja.

-Bien, ¿la número tres, eh?- se acercó nuevamente. -Pronto seré la número uno.

Después de eso, salí de la escuela y allí estaba Jessica esperándome.

-¡Hola Ámbar!- dijo.

-Hey, ¿estás lista para ir a la piscina en unas horas?

-¡Por supuesto!- ella ya no tartamudeaba, eso me sorprendió.

-Te lo tomaste en serio...- dije inconscientemente.

-¿Eh?- dijo curiosa.

-No, nada. Ya quiero que sea de noche.

-Yo igual, nos vamos a divertir mucho.

Seguimos caminando y ella de la nada se cayó... Supongo que hay cosas que nunca cambian. Hice lo mismo que cuando nos conocimos, la agarré de la mano y no la solté hasta que la llevé a su casa. Me fui a la mía y pasé la tarde haciendo tarea; cuando la noche llegó, me cambié de ropa y llamé a Jessica.

-Hola linda.- respondió.

-Hey, ¿cuándo te busco? Ya estoy lista.

-Ummm, en 15 minutos voy para tu casa.

-¿Qué? La que te va a buscar soy yo, voy para tu casa.

-No, llego en 15 minutos.- y colgó.

Como soy terca, decidí que iría yo a buscarla a ella. Salí de la casa para llegar antes de que ella viniera, pero nos topamos en el camino, ambas veníamos corriendo.

-Te dije que yo vendría por ti.- le dije mientras jadeaba del cansancio.

-Yo también te dije lo mismo.- ella no parecía cansada como yo. Ni siquiera sudaba.

-Bueno, en fin, vamos.

Fuimos caminando a la piscina que estaba al lado de la escuela, entramos y estaba Vanesa allí con Cristina.

-Hola...- dijo Vanesa.

-Hola.- dijo Jessica.

-Hey...- dije yo.

-¡Hola!- dijo la chica alemana.

Esto no tenía buena pinta para mí.

Esta chica es extraña. (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora