Finalmente tuya.

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Narra Ámbar

Una semana pasó desde que había aceptado ser su novia. Nunca había sido tan feliz, cada vez que la veía sentía como si el mundo se detuviera, como si todo fuera perfecto. Me tenía a sus pies.

-Estás hermosa.- dijo en cuanto abrí la puerta. Le sonreí.

-Tú también estás hermosa.

Ella venía a recogerme para salir a cenar, me invitó a un restaurante muy elegante.

-¿Nos vamos?- preguntó.

-Claro.- tomé su mano y fuimos caminando hasta que ella se detuvo. -¿Qué sucede?

-Bueno, se supone que íbamos a pie, ¿no?- hizo una pausa. -Después de todo, queda cerca de tu casa.

-Sí...

-Pero a mí no me gustaría que caminaras si puedo llevarte.

-¿De qué hablas?

-Al fin obtuve mi licencia. Mira hacia allá.- señaló una jeep negra. -Ese es mío.- sonrió.

-¡Oh por dios! ¡Está precioso!- corrimos hacia el auto y ella abrió la puerta del copiloto.

-Adelante.- hizo un gesto con la mano indicando que entrara.

-Por supuesto.- le di un suave beso y me monté.

-Lo estoy estrenando.- dijo mientras se montaba. -Es la primera vez y no creo poder darle mejor uso que este.- se colocó el cinturón y tomó mi mano.

-Se me ocurre un uso mejor.- susurré en un tono seductor.

-Vaya...- sonrió. -¿Toda una pervertida, eh?- alzó una ceja.

-¿No te gustó mi idea?- hice un puchero y fingí dolor en mi voz. Ella apretó ligeramente mi mano y después la besó.

-La pondremos en práctica pronto.- prendió el auto, colocó música y se dirigió al restaurante, que estaba a dos cuadras.

Llegamos y nos llevaron a nuestra mesa, tenía una vista hermosa hacia la calle de enfrente. Se veían las tiendas que habían y las personas, las luces de los locales y postes adornaban la oscuridad y la hacían ver acogedora, incluso segura.

-Wow.- dije admirando la vista.

-Hermoso, ¿no crees?- asentí con la cabeza. -Pero tú estás más hermosa.- me ruboricé de inmediato y giré mi cara para verla. Ella me sonrió y yo le regresé el gesto.

-La verdad es que el azul resalta tus ojos.- clavé mi mirada en su hermosa figura, perfectamente acompañada por un vestido azul, simple pero elegante. Igual que ella. -Incluso parecen más brillante de lo habitual.

-Es por ti.- sonrió. -A partir de ahora, mis ojos van a brillar por ti.- me incliné hacia adelante y apoyé mi cabeza sobre mis manos encima de la mesa. La miré como si fuera mi todo.

-Eres demasiado tierna.

-Lo sé.- sonrió. Su sonrisa le daba vida a mi mundo.

-¿Qué les puedo servir?- preguntó una voz masculina. Era el mesero.

-Quiero un filete de carne a 3/4 con pollo asado, gaviar, un par de hamburguesas y unas papas fritas. Ah, y para beber quiero una Coca-Cola.- me quedé tan sorprendida como el mesero. ¿Cómo nos íbamos a comer todo eso? -¿Y tú qué vas a pedir, Ámbar?

-¿Estás bromeando?- dije sonriendo. -¿Vas a comer todo eso?

-Claro.- dijo ella con simpleza. -No te preocupes, mi familia tiene mucho dinero y yo pago. Pide lo que quieras.

Esta chica es extraña. (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora