Los cuatro llegaron a la zona reservada y se acercaron a una de las mesas donde se encontraban Julia y Lucía esperándolos. Paula presentó a las chicas a Marina. Todos se sentaron y uno de los camareros les trajo una botella de champán. Se llenaron las copas y brindaron.
– Salud, por la primera fiesta del curso, que espero que sean muchas mas- Dijo Lucía.
– ¡Salud! -Dijeron al unísono chocando sus copas.
Estuvieron bebiéndose mientras charlaban.
– Bueno chicas, voy a darme una vuelta y a saludar a algunos amigos- Dijo Marcos.
– No mientas, que vas a la caza de alguna chica- le dijo Julia mientras todos reían.
– Yo voy a ver si encuentro a Alex- decía Macarena mientras se levantaba y se iba sin esperar respuesta.
– Y nosotras al servicio, ahora volvemos Pau- Dijo Lucía mientras cogía de la mano Julia.
Las chicas se quedaron a solas, Paula cogió la botella y rellenó la copa de las dos.
– Vamos a brindar.
– ¿Y por qué esta vez?
– Pues… por ti…por mí… y por la bonita amistad que esta comenzando-le dijo mirándola a esos ojos verdes que la tenían completamente hechizada.
– Salud-le contestó la morena mientras brindaban, aguantando la mirada.
– ¿Te gusta?
– ¿El que?-“¿tus ojos? si” pensaba en ese momento Marina.
– El sitio
– Ahh…si.
– ¿Es la primera vez que sales de fiesta?
– He ido a las celebraciones y fiestas de mi familia, pero nunca había estado a una discoteca.
– Espero que no sea la última-Paula luchaba contra ella misma, la desea y mucho. No sabía cómo no se había lanzado ya a por esos labios, cuando los tenía tan cerca- y dime, ¿qué hacéis para ligar si no salís de fiesta?
– Salir de fiesta no es la única forma de ligar ¿no?-las dos rieron-Conocemos gente en las bodas, fiestas, nos presentan a primos, amigos y los domingos vamos al roneo.
– ¿El roneo?
– Sí, los mozos se juntan los domingos por la tarde en centros comerciales, plazas o parques para verse.
– ¿Tú vas a eso?
– Todos los domingos-dijo la morena con un cierto tono de resignación.
– Veo que no te gusta mucho ir.
– Antes me gustaba ir…pero ya voy porque me obliga mi padre.
– ¿Y si te enamoras de un chico que no es gitano?-le daba miedo esa pregunta, ya que intuía la respuesta.
– Eso no puede pasar, yo me tengo que casar con un gitano, si no sería una deshonra para toda mi familia.
– Pero si por cosas del destino eso pasara, ¿perderías ese amor por cumplir con tu familia?-La mirada de la rubia se intensificó y la de Marina también. Paula estaba haciendo preguntas demasiado comprometidas dado los pensamientos que le rondaban su mente esos días, pensamientos que ella negaba una y otra vez.
Julia y Lucía llegaron en ese momento, al igual que Marcos.
– Chicas voy a por una copa, ¿queréis una?-dijo el inoportuno rubio.
Paula le mantuvo la mirada a Marina esperando aunque fuese una corta respuesta, pero no quiso incomodarla más, por lo que le prestó atención a su hermano.
– Si me apetece una.
– ¡Vamos a bailar un rato!-dijo Lucía agarrando la mano de Marina.
Las tres chicas se fueron al centro de la sala para bailar, mientras los hermanos fueron a por una copa.
Los rubios, copa en mano, se acercaron donde se encontraban las tres chicas. Marcos se acercó a Julia y Lucía y comenzó a bailar con ellas mientras que Paula se acercó a la morena.
– No te e preguntado si querías algo de beber ¿quieres? Es ron con naranja- la morena le dio un sorbo a la gran copa de balón- ¿te traigo uno?
– No, es mucho y no estoy acostumbrada a beber.
– Pues puedes beber del mío si quieres- le sonrió la morena asintiendo.
Los cinco bailaban entre ellos. En algún momento, Julia, Lucía y Marcos se fueron dejándolas solas, aunque no les importó mucho, el mundo en ese momento no existía para las dos. Bailaban entre risas y miradas.
La música cambió, eran ritmos latinos que a Paula no le gustaban, pero que agradeció, al ver como la morena empezó a contonearse sensualmente hipnotizándola con cada movimiento. La rubia la agarró de la mano, le dio media vuelta y la pegó a su cuerpo. Los roces del cuerpo de Marina en su cuerpo la enloquecían. Posó su mano derecha en la cintura de su compañera para acercarla más y aspirar su aroma, estaba dispuesta a arriesgarlo todo y cometer la locura que le había rondado la mente toda la noche. Se había decidido a darle la vuelta a la morena y lanzarse a su boca cuando alguien le tocó el hombro. Paula se giró para ver de quién se trataba. Era Jairo, el amigo de Alex. Marina al ver al chico, bajó de la nube y se despegó bruscamente de Paula, mientras esta miraba con cierta cara de odio al chico.
– Paula, ¿puedo hablar contigo?
– Jairo… ¿no lo podemos dejar para otro momento?
– Ya me llevas evitando bastante ¿no crees?
Paula miró a Marina y esta le dijo un tanto seria:
– Yo me voy con las chicas a la mesa y así os dejo solos- A Paula no le dio tiempo a contestar ya que se fue rápidamente en dirección a las chicas.
La morena había sentido ¿celos? ¿Quién era es muchacho? ¿Por qué tenía que hablar con tanta urgencia con su amiga?
Cuando llegó a la mesa las chicas le preguntaron dónde estaba Paula.
– Esta con un muchacho moreno.
– ¿Jairo?-Preguntó Macarena a lo que la morena asintió-Ah! Es un folla-amigo que tuvo Paula el año pasado, esta en nuestra clase. No se por qué no quiso nada mas con él, con lo bueno que esta- Las otras dos chicas le lanzaron una mirada a su amiga para que se callara. Macarena comenzaba a estar borracha y sus palabras no estaban ayudando a la rubia.
La morena miró hacia donde estaba Paula para ver que hacía y en parte para que las chicas no viesen su cara de enfado, pero enfado ¿por qué? No era nada malo que Paula tuviese líos con chicos, es normal que tuviese hombres a su alrededor. Para la morena, Paula era la chica mas guapa que jamás había visto y eso que a la morena no el atraían las mujeres… ¿o si? Estos pensamientos le rondaban la cabeza cuando su amiga llegó.
– Siento haber tenido que dejarte sola.
– No es nada, de todas formas, sólo estábamos bailando- Marina ardía en deseos de que la rubia le diese una explicación. Pero Macarena se le adelantó
– ¿Qué quería Jairo? No me digas que volvió a rogarte otra vez.
– No, sólo quiere que seamos amigos.
– Ains Paulita, con lo a gusto que estabas con un chico así: guapo, musculoso, con dinero ¿qué pasa que el sexo era muy aburrido? porque al principio no te quejabas- Hoy no era la noche de Macarena, todo el mundo la quería matar en ese momento. Estaba poniendo a su amiga en un aprieto. Menos mal que ahí estaban Julia y Lucía para ayudarla.
– Ven Maca, vamos al servicio, que te hace falta- Dijo Julia tirando del brazo de su amiga- Ahora volvemos- se alejaron rápidamente.
– Maca esta muy borracha- dijo Paula cuando se fueron y se hizo un silencio muy incómodo.
– ¿Ese chico era tu novio?- A la morena no me importaba ni lo más mínimo el estado de Macarena
– No… tuvimos algo el año pasado.
– ¿Y por qué no siguió a delante ese algo?
– Simplemente porque no estaba enamorada. Él quería ser mi pareja, algo serio, pero yo no estaba dispuesta a ser nada más…. Al principio se lo tomó muy mal, a él se le notaba que yo le gustaba y mucho, pero yo sólo sentía atracción. Discutimos y él no quiso saber nada de mí hasta hace unos meses. Quería otra oportunidad. Pero ya parece que ha entendido que sólo lo quiero como amigo. Cuando esto pasó, me dije a mí misma que no volvería a tener nada con nadie hasta estar segura de mis sentimientos y así no hacer daño a nadie mas. Quiero estar segura de estar enamorada la próxima vez- sus ojos se clavaron en los de Marina, ¿sería ella la persona de la que estaba hablando? Ni ella lo sabía aún.
Se quedaron un rato mas hablando entre ellas. La morena estaba perdida en los océanos que tenía por ojos su amiga, de repente, esta cambió la dirección de su mirada a algo que le llamó la atención detrás de ella. La rubia sonrió y agacho la cabeza mientras negaba. Marina se volvió para ver de qué se trataba. Sus ojos se abrieron como platos al ver a Julia y Lucía en uno de los sofás besándose. Su cara era un cuadro. Paula al ver la reacción de su amiga se echó a reír.
– No sabía que eran lesbianas- dijo la morena con cara de extrañada.
– ¿Te molesta?-Quiso la rubia ponerla a prueba.
– No… sólo que nunca había visto dos chicas besarse y a ellas menos, no sabían que eran novias.
– No son pareja…. Sólo lo hacen para divertirse, aunque te voy a contar mi teoría: creo que a una de las dos le gusta la otra.
– ¿Si? ¿quién?
– Míralas- la morena se giró para verlas. Lucía era la que se acercaba e iniciaba los besos.
– A Lucía le gusta Julia- dijo firmemente Marina.
– Yo creo que es al revés…fíjate… Lucía empieza los besos pero Julia, cuando Lucía se quiere separar, no quiere terminarlos y quiere más. Eso pasa cada vez que lo hacen.
– Ah ¿no es la primera vez?- la rubia se echó a reír.
– Que va, esto pasa cada vez que salimos. No te voy a mentir, entre nosotras nos damos piquitos, es algo normal y otras veces nos hemos besado como ahora lo hacen ellas, pero entre ellas siempre he creído que hay algo más, de parte de Julia, al menos.
Las dos veían como lo que Pau decía era verdad.
– Creo que no debería hacer eso. Es como si se aprovechase de Lucía…aprovecha que esta un poco borracha para hacer lo que quiere con ella.
– Yo no lo veo así. Nadie la esta obligando a besar a Julia.
– No sé, pero creo que deberías de hablar con Julia, porque una de las dos saldrá dañada de esto.
Marina llevaba razón y hacía pensar a Paula en si su situación era parecía. Si ellas saldrían en algún momento dañadas.
En ese momento Marcos llegó, agarró a las chicas y las sacó a bailar. Los tres bailaron y luego se les unieron Julia, Lucía y Macarena, que apareció de nadie sabe dónde. Se lo pasaron a lo grande, ninguno quería que terminara la noche.
Eran ya las cinco de la mañana cuando los hermanos, acompañados de la morena volvían a casa. Ya dentro, se despidieron de Marcos y entraron a la habitación de Paula. Esta buscaba su pijama en el armario y Marina en su bolsa.
– ¡Mierda!-Exclamó la morena.
– ¿Qué pasa?
– No encuentro mi pijama-se estaba poniendo colorada- joder! He echado miles de apuntes para disimular y no he echado el puñetero pijama- la rubia se echó a reír.
– No hay problema, ahora mismo te busco uno.
Paula se acercó al armario y sacó un pantalón de pijama y una camiseta
– Gracias, soy idiota, no se como me ha podido pasar.
– No hace falta que me las des tonta, anda vamos a cambiarnos que me caigo de sueño.
La ropa que le había dejado su compañera le iba bien y encima olía a ella. ¿Qué más podía pedir? Al salir del baño, Paula ya estaba acostada.
– No te he preguntado qué lado te gusta- le dijo la rubia cuando ya estaba al lado de la cama.
– El derecho-que era justamente donde la rubia se encontraba, la cual, al escucharla, se deslizó hacia el otro lado, cediéndoselo a la morena. “Ahora me gusta el izquierdo” pensó esta.
– ¿Cómo te lo has pasado?
– Genial-le contestó mientras se metía en la cama.
– Espero que ese genial signifique que quieres repetir- le dijo sonriéndole.
– Si me vuelves a invitar…-dijo Marina en un tono juguetón-
– Eso no lo dudes-le dijo mirándola a los ojos, esos ojos que la volvían loca y los que podría mirar durante horas.
La morena se sentía muy a gusto al lado de la rubia. La cama estaba impregnada de ese olor que hacía que su cabeza se llenara de pensamientos que eran totalmente impropios de una moza gitana.
– Anda vamos a dormir, que mañana nos levantaremos a las tantas. Buenas noches Marina.
– Buenas noches Pau-le dijo y seguidamente le dio un beso en la mejilla.
Marina le dio la espalda, pero Paula seguía petrificada mirando la espalda de su amiga y esa bonita melena morena. Sentía unas ganas inmensas por abrazarla, besarla y no dejarla escapar de su cama. Pero su razón, aún habiendo bebido, era fuerte y no hizo nada. Sólo recostó su cabeza en la almohada y cerró los ojos.