La boda entre Marina y Paco se fijó para octubre de ese año. Los padres de la morena no quisieron parecer desesperados en que la boda se celebrase lo antes posible por lo que aceptaron la fecha más cercana que dijeron los padres del mozo. Los días iban pasando, la fecha de los exámenes finales para los que Marina había estudiando tanto pasó y muy a su pesar no pudo ir ya que se lo tenían prohibido. Los días seguían pasando y se transformaron en semanas, todas las tardes Marina tenía que ir con sus padres a verse con Paco y con los padres de este. Agradecía que sus padres estuviesen presentes porque así no tendría por qué besarlo, pero por desgracia si tenía que sentarse a su lado e intentar ser simpática y entablar conversación con él aunque cada día lo detestaba mas y mas, le aterraba imaginar su vida de casada con Paco, besarlo, dormir con él y, lo que mas, tener relaciones. Los preparativos para la celebración ya estaban en marcha. Ese día Marina se levantó especialmente abatida. Estar la mayor parte del día encerrada y sin hablar con nadie en casa a parte de con su hermano le estaba pasando factura pero hoy era un día especialmente malo, era el día en el que se probaría los vestidos de boda que su madre había elegido para ella.
Marina y Juana tomaron un taxi dirección a la modista y en todo el camino apenas se digirieron algunas palabras. Llegaron y la modista, prima de su madre, las esperaba más que contenta.
- Ay niña, ¡¡por fin llegáis!! Entrad entrad, tengo unas ganas de que te veas lo que he hecho pa'ti, ¡vas a ser la novia gitana mas guapa de España!
Las tres mujeres entraron dentro de la habitación donde había dos vestidos, un blanco muy pomposo y otro de color fucsia que se usa para la prueba del pañuelo.
- Espero que no tengamos que hacerle muchos arreglos. Te tenías que haber venío con tu mae pa'medirte y haber elegío to lo que quisieras, niña.
- Estaba muy liada con la facultad- mintió ya que llevaba mas de un mes metida en casa- pero ahora voy a venir todas las veces que te haga falta.
- ¡Así se habla niña! Porque el vestío de la novia es lo más importante de la boda, bueno, aparte de tu honra- Marina le sonrió falsamente ante su comentario- pero bueno vamos a empezar a probarte, primero el blanco.
Con la ayuda de las dos mujeres, Marina se puso el primer vestido. Al verse en el espejo no pudo evitar que una lágrima recorriese su mejilla.
- ¿Qué te pasa niña?- dijo la modista.
- Nada…que me encanta- mintió la morena. Al verse vestida de novia vio que su cruel destino cada vez estaba mas cerca.
- ¡Ay niña me alegro! Me ha costao muchas horas, pero bueno, no te muevas que te voy a poner unos alfileres para hacerle unos arreglos.
Después de hacerle los arreglos se lo quitó y se puso el traje fucsia. Su madre habló lo justo y necesario en todo el rato.
- ¡Oh! Pero que guapa vas a estar cuando te haga la prueba- decía la mujer con los brazos en jarra y con una gran sonrisa-si es que con ese cuerpazo te queda tó bien ¿Le has hecho ya el pañuelo Juana?
- Si, te lo he traío pa'que lo veas y pa'ver si le hago algún arreglo- sacó del bolso una caja, la abrió y sacó un pañuelo blanco con los bordes fucsia, del mismo tono que el vestido, con unos flecos en las esquinas y con el nombre de la morena y del mozo bordados con la fecha elegida para la boda.
- ¡Que cosa más preciosa Juana! Estas hecha una artista, esta perfecto- Marina al verlo comenzó a llorar- Ay Juana mira como le ha gustao a tu niña que se ha emocionao.
- Es muy bonito mama- le dijo Marina intentado dejar de llorar. Por una pequeña parte, estaba emocionada por el detalle de su madre, pero por otra gran parte la idea de la prueba del pañuelo la crispaba, para la morena esa prueba de su virginidad era un acto muy machista, del siglo pasado y ella lo consideraba casi como una violación consentida por todos.
- Gracias hija- le dijo su madre. Era la primera vez en muchos días que su madre la miraba a la cara. A Juana se le notaba también su rostro cansado y triste como el de la morena, solo que el de ella era por motivos distintos a los de su hija- vas a estar guapísima cuando nos des tu honra- la abrazó. Era el único gesto de cariño que había recibido de ella en todo ese tiempo.
Después de que la modista viera los arreglos necesarios para los dos vestidos las dos se fueron de vuelta a casa. Cuando llegaron, Marina iba directa a su habitación pero su madre la paró.
- Marina, me ha dicho tu padre que si hoy quieres comer con nosotros en el comedor en vez de en tu cuarto dice que puedes- le dijo apenas mirándola.
- Gracias- es lo único que pudo decir Marina. Todo este tiempo soportando que la ignorasen y que no la tratasen con cariño había sido una tortura, ella que era la mimada de los hermanos, había pasado a ser casi odiada y eso para ella había sido una verdadera pesadilla.
Con el paso de los días, al ver que Marina se “interesaba” por los planes de la boda las cosas en casa se normalizaron un poco. Su padre comenzó a hablarle, aunque aún seguía serio y sin darle ningún gesto de cariño, en cambio su madre, ya hablaba mas con ella sobre los preparativos y cosas de la su vida de casa.
Unas semanas después, una carta de la universidad llegó a casa de Marina. En ella decía que debía personarse en su facultad para hacer unas gestiones.
- ¿Qué es eso Marina?
- Es… una carta de la universidad- dijo releyéndola- dice que tengo que ir para solucionar unas cosas de la matricula, pero bueno no creo que sea necesario que vaya- se levantó de la cama y la tiró a la papelera.
- Bueno si quieres puedes ir con Rafa, a lo mejor nos devuelven el dinero de la matricula, como no te has examinao de los exámenes.
- No creo…pero si me dejáis, será mejor que vaya.
- Está bien, siempre que vayas acompañá.
Al día siguiente, Marina fue con Rafael y con un amigo de Jesús, ya que si no, no lo la dejaban ir y Marina tuvo que aceptar a regañadientes, aunque era poco probable que viese a alguien en la facultad. Las chicas estarían disfrutado de las vacaciones de verano y Paula...Marina pensaba a cada minuto dónde estaría la rubia en ese momento, que estaría haciendo o si ya habría rehecho su vida.
La morena estaba en la puerta de secretaría haciendo cola con mas estudiantes escoltada por Rafa y el otro muchacho. Estaba leyendo los papeles que le habían pedido que entregara cuando levantó la vista y vio que venían de frente Macarena, Julia y Lucía. Se acercaban hablando y riendo como siempre. En ese momento Julia se percató de que Marina estaba allí y se quedó parada. Las demás al verla miraron para ver el motivo de esa reacción y la vieron, Macarena se quedó completamente blanca, sus ojos en seguida mostraron rabia y rencor, pero Marina aún así las saludó, saludo que fue correspondido por Julia y Lucía. Marina quiso andar hacia ellas, pero el amigo de su hermano Jesús la paró.
- ¿Dónde te crees que vas? Tu hermano ha dicho que no podías hablar con nadie.
- Déjala tranquila- intercedió Rafael- no es ninguna de ellas así que déjala- el chico obedeció y la soltó y Marina se pudo acercar hacía ellas.
- Hola chicas- dijo la morena intentado sonreír aunque lo único que quería hacer era abrazarse a ellas y llorar- ¿cómo estáis?
- Seguro que no mejor tú- le dijo sin mirarla y muy enfadada Macarena- ¿qué haces aquí? ¿Tú no te ibas a dedicar a ser ama de casa y parir niños?
- Maca…-intentó pararla Lucía que estaba igual de seria que su amiga, pero Macarena no paró.
- Dime una cosa Marina, si te hacía tanta ilusión casarte con ese, ¿por qué coño no dejaste tranquila a Pau? ¿Te gusta jugar con las personas? ¿O es que querías probar lo que era follar con mujeres?
- ¡Maca!- le gritó Julia.
- ¡Ni Maca ni ostias! ¡¿O es que no veis que por su culpa Paula se ha ido?!
- ¿Qué?
- Si Marina, no solo jodiste a Paula con tu jodido experimento, si no que nos has jodido a todas porque Pau ya no esta, mira, ¿sabes que? No te mereces ni que te de explicaciones, que te den…- Macarena se fue dejando a Marina sin palabras y con sus lágrimas comenzando a salir.
- ¿Me podéis explicar por favor?- le dijo Marina llorando.
- Unos días después de que le dijeras a Paula que te casabas…-dijo Julia muy triste- ella se fue a vivir…a Londres.