Los días pasaban rápido, tanto, que ya eran finales de marzo, el sol comenzaba a calentar y ya se podía disfrutar de las terrazas de los bares y restaurantes. Y eso es lo que estaban haciendo las chicas que, aprovechando que el profesor de la última hora no había ido a dar clase, se fueron a disfrutar del sol en la terraza de la cafetería de la facultad. Las cinco se sentaron en una de las mesas y Marina y Lucía fueron a dentro a hacer el pedido.
– Ahora que por fin te pillo sin Marina a tu lado, cuéntanos, cómo llevas la vida de enamorada- dijo Julia mientras se encendía un cigarro.
– Genial, Julia, es…-suspiró con una gran sonrisa- no sé, nunca me había sentido tan feliz y tan completa.
– Me alegro mucho Pau- le sonrió su compañera- y el tema sexo que tal?
– Pues… aun nada- dijo con un poco de resignación.
– ¿Qué?- dijo Julia sorprendida cosa que hizo que Macarena se riese- ¿estás de coña no?
– No, es cierto, Marina aún no se siente preparada y yo lo respeto.
– Uff y cómo lo llevas, yo no lo aguantaría- dijo riéndose.
Para Paula era una verdadera tortura, desde el día de San Valentín, cada vez que las dos se quedaban a solas y comenzaban a besarse, la cosa se ponía mas y mas caliente, en cada encuentro avanzaban un poco mas, cosa que hacía que a la rubia le costara horrores estar de acuerdo cuando su chica le decía de parar. Esa misma semana, las dos chicas se habían saltado las clases para irse a casa de Paula para estar un rato a solas ya que no había tenido oportunidad de verse, y en esa ocasión, ya en la cama de de la rubia y estando las dos sin camiseta y Paula abriendo el pantalón de Marina esta volvió a repetir las ya odiadas palabras “No estoy preparada”, esas tres palabras que la rubia odiaba con todo su ser, que había escuchado en esos meses infinidad de veces y que debía respetar. Cómo no iba a estar ya preparada, si estaba bien claro que ella lo deseaba tanto como Paula. A la rubia no le quedaba de otra, solo esperar.
– Pues aguantando- dijo mientras respiraba hondo- no me queda de otra.
– Cariño, teniendo en cuenta que tus últimas relaciones se habían basado solo en sexo, estas aguantando como una campeona- dijo riéndose Macarena con tono de burla dándole unas palmadas en la espalda a la rubia.
– Me quito el sombrero Pau- Dijo Julia entre carcajadas.
Mientras tanto, dentro de la cafetería Marina hablaba del mismo tema con Lucía que no podía creer lo que escuchaba.
– Pobre Pau, Marina- decía intentando no reírse Lucía.
– Joder, ¿qué hago? Si es que cada vez que estamos en ello, me viene a la mente que no estoy haciendo lo correcto- dijo con cara de pena- incluso me viene la imagen de mi padre diciendo que soy una deshonra- hizo a Lucía reír.
– Uno: como te siga viniendo la imagen de tu padre a la cabeza cada vez que estas a punto de follar con tu novia, es que tienes un problema-no podía parar de reír.
– ¡Eh!-le dio un golpe en el brazo-baja un poco la voz quieres-estaba completamente colorada.
– Y dos: Marina, practicar el sexo no tiene nada de malo, y mas queriéndoos como os queréis, tú solo déjate llevar y no pienses nada, a demás, lo bueno que tenemos las mujeres es que podemos hacer el amor y seguir siendo técnicamente vírgenes, hazme caso, te lo vas a pasar genial, mírame a mi, Julia me ha convertido en una autentica ninfómana- en ese momento el camarero estaba enfrente de ellas preparándoles el pedido y al escuchar las palabras de Lucía abrió sus ojos como platos y se puso completamente colorado, la chica al verlo no paraba de reír mientras que a Marina solo le faltaba hacer un agujero en el suelo para esconderse de la vergüenza- Anda vamos antes de que al camarero le de algo.
Fueron con las bebidas a la mesa.
– Ten Paulita te he traído una cerveza, he pensado que la necesitabas más, ya sabes, para refrescarte- Macarena aguantó la risa ante ese comentario y Marina la miró con los ojos muy abierto para que se callara.
– Cariño, ¿por qué habéis tardado tanto?- le decía Julia a Lucía mientras se sentaba- te he echado de menos-comenzó a besarla.
– El camarero ha tardado un montón, no sé que le pasaba hoy, cuando nos ha atendido tenía un gesto raro en la cara- se empezó a reír- no sé- Marina se podía confundir en esos momentos con un tomate.
– ¿De qué estabais hablando chicas?- dijo Marina para cambiar de tema.
– De sexo- dijo Macarena con una amplia sonrisa, Marina no podía abrir mas los ojos- aquí nuestra amiga Julia dice que no para.
– Culpable- levantó la mano riendo Lucía.
– Ains y a mi que me van a salir telarañas-dijo Maca con falsa tristeza- que mal repartido esta el mundo… unas tanto y otras tan poco- no podían parar de reí, definitivamente se estaba empelando a fondo metiéndose con las dos chicas.
Por suerte para Marina, cambiaron de tema, pero la charla a solas con Lucía le había servido para abrir los ojos: sólo se debía dejar llevar por sus sentimientos y por las ganas que tenía de estar con la mujer a la que amaba.
Las chicas se despidieron y se fueron a casa. Como cada día, Paula llevó a Marina a la suya, iban hablando como siempre, brindándose gestos de cariño una a la otra hasta que llegaron a su destino.
– Había pensado ir este viernes al cine, ¿te apetece?- le dijo al rubia mientras aparcaba el coche.
– ¿Habrá alguien en tu casa?
– No creo, ¿por que?
– Porque…-estaba intentando que su vergüenza no saliese a flote- estaba pensando… no sé… de aprovechar y pasar la tarde allí- la rubia lo captó al segundo y abrió los ojos de par en par.
– Oh! Si, vale, genial, como quieras- estaba intentando disimular el repentino nerviosismo pero no podía, estaba que no se lo creía- pues eso haremos- dijo con una gran sonrisa.
– Si…-dijo mirándola a los ojos, definitivamente estaba ansiosa por que llegara el día- Nos vemos mañana- le dio dos besos- ya te echo de menos.
– No más que yo, preciosa.
Paula estaba extasiada, aún quedaban unos días para que llegase el viernes, pero ella ya contaba los minutos.