Los rayos de sol ya entraban por el balcón. Marina abrió los ojos y se encontró con la sonrisa de Paula. La rubia apenas había podido dormir aquella noche, todo lo acontecido le venía a la cabeza una y otra vez y era tan bonito y especial que temía dormirse y que al despertar hubiese sido un sueño.
–Buenos días preciosa- le dijo la rubia al ver que abría sus hermosos ojos.
–Buenos días-le contestó mientras se acurrucaba contra ella y ocultaba su cara contra su cuello-me duele la cabeza- Paula rió.
–Y a eso se le llama resaca.
–Uff no vuelvo a beber en mi vida.
–Si apenas bebiste, aunque espero que no te afectara a la memoria…y se te haya olvidado lo de anoche- en ese momento Marina levantó su cabeza para poder mirarla a los ojos.
–¿Tú qué crees?-se acercó y le dio un tierno beso, al separarse volvió a hundir su cara en el cuello de la rubia un tanto avergonzada-Wao… ¿siempre voy a sentir esa sensación en el estómago cada vez que te bese?
–Eso espero princesa- apretó el abrazo en el que se encontraban para sentirla más cerca- esto es un sueño del que nunca me quiero despertar… me encantas. Aún no se cómo he podido resistir tanto tiempo, esos labios son adictivos- le tomó la cara y la besó.
Pasaron un rato mas en la cama, no querían separarse, pero el hambre hacía acto de presencia, por lo que decidieron vestirse y bajar a desayunar. Paula le prestó ropa de chándal a la morena, cuando esta salió del baño, Paula la esperaba ya cambiada sentada en la cama.
–Gracias por la ropa-le dijo acercándose a ella.
–No es nada, además, tengo que cuidar a mi novia-le dijo agarrándola del culo y atrayéndola hacia ella para besarla- te ves sexy hasta con ropa deportiva-este comentario hizo sonrojarse a la morena, lo que hizo que Paula se riese.
–Pau…me gustaría que fuésemos despacio… eres la primera persona con la que salgo, dios, ¡eres la primera persona que me ha besado! y estoy un poco abrumada. No quiero que pienses que te quiero esconder ni nada de eso pero…- la cortó Paula.
–Cariño iremos a la velocidad que tu me marques, entiendo que esto para ti es nuevo y que no podremos ir cogidas de la mano por la calle ni besarnos ni nada de eso, aunque me muera de ganas de decirle al mundo entero que eres mi novia, yo te respeto y sólo quiero que seas feliz a mi lado-le dijo con una tierna sonrisa que tranquilizó a la morena.
–Gracias.
–Gracias a ti por esto tan bonito princesa- Se fundieron en un tierno beso- Aunque me gustaría contárselo a las chicas- la beso- a Marcos- le dio otro beso- y a mis padres.
–¡¿Qué?!-Le dijo con los ojos abiertos de par en par, cosa que hizo reír a la rubia- a las chicas me parece normal, ¿pero a tus padres?
–Cariño a mis padres les cuento todo, además, tu suegra sabía desde el primer día en que nos vio juntas que me gustabas, cómo no se lo voy a decir, se va a poner a pegar saltos de felicidad, le caes genial.
–¿En serio?- dijo Marina sonriendo.
–Claro preciosa, aunque no creo que haga falta decírselo, sólo con mirar la cara de tonta que debo tener le bastará- se rieron- ¿Bajamos?
–¡Vale!
Las dos bajaron y se dirigieron hacia la cocina donde se encontraban Marcos y Ana.
–Buenos días dormilonas- las saludó el rubio dándole dos besos a Marina.
–Buenos días Marcos, ¿por qué no saliste ayer?
–Estuve de cervezas con unos amigos, ¿me echasteis de menos?- rieron.
–Te perdiste una noche muy interesante, peque ¿te apetece zumo?- le dijo Paula mientras buscaba en el frigo.
–Sí- le contestó con un leve sonrojo que no pasó desapercibido por Ana.
–Interesante ¿eh?- le dijo su madre.
–Bastante- se sentó al lado de la morena pasándole un baso de zumo y dándole un beso en la cabeza. Marina sonrió tímidamente ante este gesto. Las dos chicas se miraron sonriendo.
–¿Y esas sonrisas son gracias a la interesante noche?- les preguntó Ana en un tono juguetón.
–Sólo la guinda del pastel.
–Paula…- le susurró Marina que ya se moría de la vergüenza.
–Vaya parece que me perdí la mejor noche del año- rieron- Contadme lo que me perdí.
–Uf por dónde empiezo… Creo que Julia y Lucía se hicieron pareja, bueno al menos yo las dejé besándose y diciéndose lo mucho que se querían- Marina la miró con los ojos muy abiertos. Le daba mucha vergüenza hablar de esos temas delante de la que ahora era su suegra.
–¡Ay la ostia!-exclamó el rubio- salgo con vosotras siempre y el día que fallo pasan las cosas mas interesantes.
–Me alegro mucho por las dos, les ha costado pero al final ha sucedido, te dije pasaría y no me quisiste hacer caso- le decía Ana a su hija.
A Marina le sorprendía cómo Ana hablaba con tanta naturalidad sobre el tema de la homosexualidad, ella creía que la madre de la rubia, como en su ámbito familiar, pondría el grito en el cielo o, que al menos, pondría mala cara, pero no, Ana estaba feliz por la unión de las dos amigas, era una felicidad sincera que hizo que la morena se tranquilizase un poco, aunque sólo un poco ya que veía que la parte de la historia que la incluía se acercaba.
–Bueno Marina, ¿y la parte de la historia que hace que mi hija tenga esa cara de tonta desde que se ha levantado falta mucho?-Ana ya se olía algo y cómo buena madre quería saber. Marina no podía abrir más sus ojos, no podía conectar su cerebro con su boca, su mente sólo le decía: ¡Corre!
–Em…sí…bueno yo…-A Paula la imagen de su novia tan nerviosa y avergonzada le parecía tierna, se veía como una cría que oculta una trastada a su madre. Aunque veía que para la morena era un momento incómodo, no se podía resistir a hacer un poco mas largo el sufrimiento.
–Después de dejar a Julia y a Lucía acarameladas, fui para la barra y me encontré a esta belleza allí solita y… bueno… ella estaba un poco enfadada conmigo y estuvimos hablando un ratito-decía Paula sin despegar su mirada de la de su chica. Marina se quedó eclipsada por los ojos azules de Paula los cuales la calmaron en esta situación tan incómoda para ella.
–Y esa conversación, por lo que veo, fue bastante productiva- dijo Marcos, con una gran sonrisa al ver cómo se miraban las dos chicas.
–Ni te imaginas cuánto- en ese momento, Paula le acarició la mejilla a Marina, posó sus dedos en la barbilla de esta y la besó. Cuando se separaron, Marina bajó a la tierra y se percató que se había besado delante de ¡su suegra! El color de su cara se salía de la escala cromática del rojo. Hundió su cara en el cuello de Paula para ocultar el bochorno.
–Estás loca Paula- le dijo a su novia, la cual se echó a reír y la abrazó.
–¡Lo sabía! Sí ¡Lo sabía!- decía Ana feliz por la noticia. Fue y se abrazó a Marina- Estoy muy feliz de que seas mi nuera, desde que te conocí no quería a otra que no fueses tú.
–Así que por fin tengo una cuñada- abrazó también el rubio a Marina
Marina estaba muy sorprendida, todo había pasado tan rápido. En ella florecieron unos sentimientos desconocidos, por una mujer, al final esos sentimientos eran correspondidos y para colmo su familia la aceptaba y la quería. ¿Qué más podía pedir? Se sentía pletórica, extasiada, en una nube. Sentía el cariño y afecto sincero que le brindaba esa familia, no solo Paula, si no también sus padres y su hermano.
–Ves cómo no pasaba nada. Marina estaba un poco preocupada por cómo reaccionarías.
–¿Cómo iba a reaccionar si no? Marina tienes todo lo que podía pedir para mi nuera ideal: Lista, educada, simpática, buena con mi hija, y preciosa.
–Muchas gracias Ana… de verdad, no sabes lo que significa para mí- la abrazó.
–Bueno habrá que celebrarlo ¿no? Espera cuando se entere papá- dijo Marcos.
–¡Claro!, en cuanto venga tu padre, salimos a comer.
–Yo debería irme a casa, le prometí a mi hermano Rafa que volvería pronto, lo siento- dijo tristemente Marina.
–¡De eso nada! Cómo vamos a celebrar si una de las dos se va. Tú no te preocupes que llamo a tu padre y le digo que vas a pasar el día con nosotros y que luego personalmente te llevamos.
–Uf que suegra más marimandona te ha salido Marina, y eso que es primer día- le dijo Marcos a su cuñada, cosa que hizo que su madre le tirase un trapo de cocina y las chicas se riesen.
–Esta bien, Pau tiene el número de casa- dijo sonriendo Marina.
Después de hablar con el padre de Marina y que este diese su consentimiento, Hugo llegó. Los cinco se prepararon para salir. Paula le prestó ropa a su chica y partieron con su familia rumbo a un restaurante de las afueras de Madrid. Los cinco disfrutaron de una agradable comida, en la cual, durante el postre, las chicas le contaron su noviazgo a Hugo que poco le faltó para pegar saltos de alegría. Marina se sentía muy feliz e integrada en su nueva familia incluso ya bromeaba con sus suegros contándoles las triquiñuelas que planearon Paula y Julia para darle celos a Lucía la noche anterior.
Después de comer, los cinco pasaron el día paseando por Madrid.
El día había sido insuperable. Había disfrutado con su novia y su nueva familia de un día inolvidable.
Por desgracia el día terminó, los cinco emprendieron rumbo a casa de Marina. Cuando se estaban despidiendo, los padres de la morena llegaron, por lo que tuvo que presentar a sus suegros como los padres de su compañera de clase. Las familias se saludaron cordialmente y los padres de Paula les agradecieron a los de Marina que la dejasen pasar el día con ellos, a lo que los padres de esta respondieron que cuando quisieran volver a repetir que no era necesario pedirles permiso lo que Paula agradeció para sus adentros.
Después de unos minutos de charla las familias se despidieron y las chicas, muy a su pesar se separaron.
Nada mas subir a su piso, la morena tenía un mensaje de Paula.
–“Ya te echo de menos”- una gran sonrisa apareció en el rostro de Marina.
Su cerebro no podía procesar tanta información. Estaba viviendo un sueño, todo era perfecto con Paula. Antes de dormir las dos chicas hablaron un rato por teléfono, ninguna se quería despedir, la rubia la echaba en falta a su lado en la cama, le parecía más grande que de costumbre.
El domingo llegó y con el los mensajes de Whatsap y las llamadas. La morena no le quedaba más remedio que ir, como todas las semanas, al roneo. Mientras estaba allí con sus primas, no dejaba de pensar en su chica, no importa los chicos que se le acercaran o los que le presentaran sus hermanos, ella ya tenía la causa por la cual ninguno de ellos le había interesado hasta ahora y la causa era una rubia con ojos azules.