Capítulo 21

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Capítulo  21
Macarena no paraba de reír mientras que su amiga le contaba su mañana.
—Oye, ¿córtate un poco no?- le decía Paula frunciendo el ceño.
—Pero cariño, no lo puedo evitar, no es por meter mierda entre vosotras ni nada, pero, es que es surrealista, primero ni te mira por una tontería y de eso pasa a querer tener sexo en el baño de la facultad como si fueseis unas depravadas exhibicionistas.
—Eh- la cortó Paula mientras Macarena no dejaba de reír- me estas ayudando muchísimo Maca, te lo agradezco, eres la mejor- le dijo de manera sarcástica.
—Paulita mi vida, es que me parece de lo mas cómico- recibió una mirada fulminante por parte de la rubia- es broma, es broma, a mí también me parece de lo mas extraño el comportamiento de tu chica, si yo fuese tú la llamaría nada mas llegar a casa.
—No sé Maca...-decía con un dejo de tristeza en su voz-tengo miedo de que pase algo…y que no se atreva a decírmelo.
—Ya verás como no- le dio un beso- ¿te apetece quedarte a comer? seguro que mi mami está encantada de verte.
—No estoy de ánimos Maca, mejor me voy a casa.
—Chorradas, bájate ahora mismo, que ya veras como mi madre y yo te quitamos las penas como sea- empezó a hacerle cosquillas.
—Ay ya para- decía Paula riendo a carcajadas.
—No hasta que digas que sí.
—Esta bien-decía entre carcajadas- venga va para ya, me estas ahogando.
—Pues venga bájate ¡YA!
—A sus ordenes- se bajaron las dos del coche- eres única ¿lo sabias?- le dijo con una gran sonrisa.
—No me lo digas mucho, que me lo creo.
Las dos entraron a la casa de Macarena, para disfrutar de una comida acompañadas de María.
Mientras tanto, Marina llegó al portal de casa, donde se encontraba su hermano Jesús y su hermano Rafael. Marina al verlo se enfureció aún mas.
—¿Tú es que no tienes casa o qué?-le dijo cuando se encontraba en frente de los dos.
—Oye niña, no seas así de maleducá, esta también es mi casa.
—Sí, pero si fueses tan buen gitano cómo dices que eres, estarías en tu casa cuidando de tu mujer y no aquí, mandando a tus amiguitos a vigilarme, o te crees que soy tan estúpida que no voy a ver a un payaso sentado en frente de la puerta de la facultad. La próxima vez, métete en tus asuntos o no seas tan tonto y manda a uno que no sea tan grande como un armario- en ese momento su hermano la agarró por la muñeca.
—A mí no me habla así ni mi mae- le dijo apretando los dientes con rabia. Sus ojos estaban clavados en los de la morena que le aguantaba la mirada con decisión y aplomo para que no viese ni una pizca de miedo en ella.
—Suéltala, Jesús, le vas a hacer daño y te las tendrás que ver con el papa- intercedió Rafael con un cierto tono de miedo, sabía que no podía plantarle cara a su hermano mayor ya que  a él si era capaz de pegarle, al ver que lo ignoraba, las palabras exactas que haría que le hiciese caso llegaron a su cabeza- además si le pegas y le haces alguna marca dará muy mala imagen el domingo- estas palabras surgieron efecto. Jesús soltó de mala gana a su hermana.
—¿Qué pasa el domingo?-preguntó Marina. Ante esta pregunta Jesús esbozó una sonrisa maliciosa.
—El domingo vendrás con el tío Bernardo, con el papa y conmigo a la casa del Paco para que el tío Bernardo lo conozca y pa que le dé el visto bueno.
—¿Esto lo sabe papá?- le preguntó con una preocupación ya notoria a su hermano Rafael.
—Lo ha decidio él- le dijo con tristeza su hermano, ya que el conocía la mala relación de la morena con ese chico y que nunca sería feliz al lado de él.
—Voy… a subir a casa- dijo Marina con la mirada perdida-…ahora nos vemos Rafa.
Entró al portal sin mirar a su otro hermano.
—¿Por qué le has pedio al Chinche que vaya a vigilar a la niña?- le preguntaba Rafael apenado a su hermano- la vas a agobiar mas de lo que esta.
—No me fio de ella- dijo seriamente su hermano.
—¿Por qué? Jesús es tu hermana, nunca a hecho nada malo para que te pongas así, además deberías dejarla decidir…- en ese momento Jesús agarró por la camiseta a su hermano, pegándolo contra la pared.
—A ver  si te queda claro Rafael…aquí se hace lo que yo diga. La niña se va a casar y no se va a poner nadie en medio porque como lo haga te juro por dios que lo quito yo con mis propias manos si hace falta, ¿vas a ser tu ese?- decía con un semblante que atemorizaba a cualquiera.
—No…-dijo Rafael un tanto asustado.
—Bien…-le arregló la camiseta y le dio unas palmadas en la mejilla- así me gusta, que los hermanos se apoyen.
Marina después de comer con su madre y Rafael, había estado en su cuarto pensando en que hacer y no le quedaba de otra, se escaparía con Paula antes de la cita que había preparado su hermano. Estaba decidida, veía que la vida con Paula no sería fácil, tendría que alejarse por un tiempo de todo aquello que conocía, pero era la única manera y no le cabía ni un atisbo de duda, estaba completamente decidida.

Después de unas horas de risas y charlas con Macarena y María, Paula volvió a casa y llamó a su chica que le respondió con dulzura y simpatía, como todos los días. Se sorprendió de ese hecho ya que ese día no había sido uno de los mejores pero agradecía el cariño y la ternura  que le transmitía en esos momentos. Hablaron largo y tendido, el sol ya se estaba ocultando y ellas seguían con su charla. En un momento de la misma, Marina le dijo a su chica.
—No sabes las ganas que tengo de que llegue el viernes- este comentario hizo sonrojarse a la rubia, ya que entendía claramente su significado.
—Y yo mi vida- le contestó Paula.
—Te amo, no lo olvides.
Lo que ellas no sabían es que la vida para ellas iba a cambiar radicalmente esa semana.



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