Se formó un silencio sepulcral, hasta las maldiciones que salían de la boca de Frank habían parado.
- Raymond, ya, no es gracioso, sabemos que eres el rey de las bromas y lo que quieras, pero no es divertido -me acerqué a él molesto- Abre la maldita puerta.
- Dylan -susurró- te juro por lo que mas amo que no se abre -rodeé los ojos y lo aparté, tomé el picaporte e intenté girarlo, fruncí el ceño y al ver que no cedía volví a intentarlo.
El latir de mi corazón cada vez iba más rápido, tomé el picaporte lo más fuerte que pude y di varios giros fallidos a éste, comencé a forcejear, pero nada parecía funcionar. Miré a los chicos, quienes observaban cada uno de mis movimientos.
- No se abre -dije rendido. Perl empezó a dar un sermón a Ray mientras éste no sabía ni a donde mirar. Sylvia intentaba calmar a Eve que comenzaba a entrar en un momento de desesperación, Frank se quedó quieto en su lugar, y yo miraba atentamente la puerta, no era posible que antes haya abierto y ahora por arte de magia se quede pegada al marco.
Suspiré y tomé el puente de mi nariz con mis dedos, teníamos que pensar y salir de ahí lo más pronto posible.
- Bien -capté la atención de los chicos- Todos nos vamos a calmar, la puerta se ha quedado trabada, ya es vieja, seguramente ha sido por eso.
- O tal vez el fantasma de esta casa se ha enojado con nosotros por invadir su propiedad y ahora nos torture hasta morir.
Todos nos quedamos mirando a Frank después de sus positivas palabras.
- Bien -lo ignoré- otra manera de salir.
- Por las ventanas -sugirió Perl.
En la sala principal sólo se encontraba la puerta, lo que quería decir que teníamos que ir a otra habitación para buscar una ventana lo suficientemente grande para salir por ella.
- ¿Quién va primero? -Eve nos miró.
- Raymond -dije con voz seria, éste se limitó a asentir y suspirar. Caminamos detrás de él hacia la habitación de la derecha.
La vista era más clara en esta habitación, dado que había tres ventanas en una pared, sonreí, podíamos salir por ahí fácilmente, el tamaño era perfecto.
Volteé bruscamente hacía atrás cuando escuché un grito, proveniente de Eve.
- ¡Una rata! -Sylvia y Perl también comenzaron a gritar. La rata corrió por el suelo sucio y se escondió en un agujero que se encontraba en una esquina.
- Chicas -suspiré.
- ¿La viste? Era enorme y asquerosa -dijo Eve haciendo un movimiento extraño con las manos.
Me giré para mirar una de las ventanas, me acerqué a una de ellas e intenté subirla, sin ningún resultado. Ray intentó subir la segunda, la cual subió, tres centímetros, pero subió. Frank lo hizo con la tercera, pero tampoco pasó nada.
Cerré los ojos y pegué la frente en el cristal. Suspiré, realmente esto no estaba yendo nada bien.
Abrí los ojos nuevamente, observando por la ventana. Miré vagamente varios puntos, hasta que noté algo inusual, podía ver perfectamente la silueta de una persona situada afuera. Mi respiración comenzó a ser irregular.
Estaba inmóvil, pero sentía que me miraba, sentía cómo me miraba.
Reaccioné y di un paso atrás con brusquedad, haciendo que Ray me mirara con preocupación.
- ¿Dylan? -baje la mirada y controlé el ritmo de mi cuerpo- Dylan, ¿qué tienes?
Volteé nuevamente hacía afuera, no había nada, sólo árboles, pasto, camino, nada más.
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Madhouse
Teen Fiction"- Todo comenzó con una fiesta, una broma y un lugar abandonado." #645 en Novela Juvenil Todos los derechos reservados. No copiar, adaptar o tomar sin mi previa autorización. XimenaArreola.