Ocho

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Comencé a escuchar como me llamaban, sentí como alguien me cargaba y se alejaba de algún lugar conmigo en brazos. Escuchaba como me llamaban, podía escuchar todo lo que pasaba a mi alrededor, pero aunque lo intentara con todas mis fuerzas, mis ojos no se abrían.

- Dylan... -escuché- Dylan...-la voz sonaba lejana, como si se encontrara a varios metros de mí- Será mejor que se vayan...

- Dylan...-una voz diferente sonó ahora en mi oído- Dylan...¡Dylan! -abrí mis ojos de golpe, encontrándome con el rostro de Ray. Empecé a respirar más rápido y sentía como algo de sudor descendía por mi nuca- ¿Cómo te sientes? -fijé mi vista en los otros individuos detrás de él.

Me senté de repente asustando a Ray y sintiendo que todo se movía alrededor.

- Tranquilo, estás bien -Ray me dio una sonrisa tranquilizadora. Respiré profundamente y abrí la boca.

- ¿Qué pasó?

- Nos gritaste -empezó a explicar Perl rápidamente- Ya estabas casi saliendo y gritaste, como de un de repente ya no escuchamos nada, Ray entró a ver que estaba pasando, te habías desmayado, así que te sacamos.

- ¿Cuánto tiempo pasé inconsciente? -me levanté lentamente para no marearme de nuevo.

- Unos diez minutos, nos asustaste -dijo Frank.

- Lo siento -susurré y fruncí el ceño- ¿Fue todo lo que pasó? -intenté recordar qué había pasado, pero cada vez que hacía un mínimo esfuerzo para hacerlo me dolía la cabeza.

- Sí -Perl asintió y yo después de ella.

- Debemos seguir -Ray puso una de sus manos en mi hombro- Ahora más que nada seguir y encontrar una salida para llevar a Dylan con un maldito doctor.

- Estoy bien -dije suspirando- Pero estoy de acuerdo, vamos.

Las chicas decidieron ir primero junto a Frank, Ray los siguió y yo posé mi mirada en la pared. Varias imágenes pasaban por mi cabeza demasiado rápido, haciendo imposible que se creara un orden entre ellas.

Sabía que algo más había pasado, pero no podía recordar.

(...)

La siguiente habitación a la que entramos no era totalmente oscura, ya que había un ventanal bastante grande en la parte alta de la pared (una escalera no hubiera estado mal en ese momento), había sillones, sillas y una mesa en el centro, parecía una sala de estar.

Vi a Ray subiendo a Frank en sus hombros, para poder ver si lograba alcanzar el ventanal, pero no dio ningún resultado positivo, así que Frank bajó.

Sentía que estaba bastante callado, y aunque la cabeza ya no me dolía, me sentía cansado, lento, como si llevara algo pesado encima de mis hombros. Estiré mis brazos hacía arriba, como si apenas hubiera despertado, necesitaba centrarme en lo que estábamos haciendo. Me sacudí un poco y empecé a revisar los sillones, viendo si encontraba algo interesante. Y lo único que estaba consiguiendo era sacar pelusa y basura de entre los sillones.

Me acerqué al último sillón, uno pequeño que estaba en la esquina. Miré debajo de él, metí la mano entre el cojín, y como anteriormente había pasado, saqué una bola de pelusa. Suspiré rendido y me senté, tirando la pelusa al suelo. Volteé a verla de nueva cuando escuché algo metálico chocar contra la madera. Me agaché y tomé entre mis manos, inspeccionándola, empecé a dividirla entre sí, y me encontré con una llave.

- Chicos -los llamé, esperando a que fueran a donde estaba.

- ¿Qué pasa? -Eve llegó primero y le mostré la llave que tenía en la palma de la mano- ¿De dónde sacaste eso?

- ¿Qué encontraste? -los demás llegaron y se sorprendieron al ver la llave.

- Estaba en el sillón, ¿de qué creen que sea?

- Esperemos que de algo que nos sirva.

Empezaron a sacar teorías de por qué estaría en un sillón y para qué nos podría servir.

Yo jugaba con ella entre mis manos, y viéndola más a detalle era una llave más grande que las comunes, era plateada y tenía un bonito grabado.

Quité la vista de ella cuando escuché algo. Golpes, golpes rápidos. No, no eran golpes, eran pisadas, estaban lejos... ya no estaban tan lejos...los escuchaba más cerca...y más cerca...a dos habitaciones...a una habitación... en el piso de arriba... en la habitación que quedaba a un lado de la nuestra.

- ¿Escuchan eso? -me levanté poniendo total atención al sonido.

Todos se callaron, haciendo que los pasos se escucharan aún más cerca.

- ¿Qué...qué es eso? -Perl se acercó a Sylvia, tomándola del brazo.

Todos brincamos en nuestros lugares cuando se escucharon golpes en la puerta, provocando que la puerta temblara por la fuerza con la que estaba siendo tratada.

- Joder... -Ray susurró.

Los golpes pararon en seco, para después volver aún con más fuerza. Algo o alguien estaba intentado tirar esa puerta.

Retrocedí unos cuantos pasos y guardé la llave en mi pantalón.

- Vámonos -dije con voz firme- Vamos, vamos -tomé a Frank con una mano y con la otra a Sylvia.

Un pedazo de la puerta cayó por fin, levantando una capa de polvo.

- Mierda, ¡vámonos ya!

Todos comenzamos a correr a la puerta por donde habíamos entrado a esa habitación. Cualquier cosa que haya sido la que había roto la puerta, estaba detrás de nosotros, podía sentir como nos estaba persiguiendo, corriendo detrás de nosotros.

- ¡A la cocina, chicos! -grité.

Estábamos a una o dos habitaciones de la cocina, podíamos lograrlo, teníamos que lograrlo. 

No sabía si esa cosa aún nos seguía, y no quería voltear para averiguarlo, pero si así era, estaba detrás mío, yo era el último.

Pude ver la puerta de la cocina, y cómo, uno a uno entraban en ella. Corrí más rápido y entré también, cerrando la puerta detrás mío. Frank y Ray empujaron un mueble y bloquearon la puerta.

Me agaché, poniendo las manos en las rodillas, el aire se me había ido de los pulmones.

Todos nos quedamos en silencio, lo único que escuchábamos eran nuestras propias respiraciones. El ambiente era tenso, me sentía nervioso, ansioso. Cerré los ojos cuando sentí una fuerte punzada en la cabeza, haciendo que el dolor volviera. Y de nuevo me sentía cansado, me sentía incluso más cansado que antes, me sentía fatigado, y eso no era normal, porque aunque corriera todas las vueltas en clase de educación física sin problema, sentía como si en ese momento fuera a desmayarme, sentía como si no estuviera en mi cuerpo, tenía sudor en mi frente, y un montón de imágenes volvieron a mi mente, sin un orden específico, sólo estaban ahí. 

Abrí los ojos e hice un pequeño masaje en mis sienes. Miré a los chicos.

Uno, dos, tres, cuatro... Uno, dos, tres, cuatro, cinco contándome a mí... Uno, dos, tres, cuatro, cinco... Sylvia, Perl, Raymond, Frank, Yo... Sylvia, Perl, Raymond, Frank, Dylan...

- Chicos, ¿dónde está Eve?

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¿Les está gustando la historia? <3 

Muchas gracias por leer, los amo:D <3

xa.  


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