El ruido que hizo la puerta de la entrada al cerrarse de un portazo hizo que mis ojos se abrieran alarmados. Los recuerdos de la noche anterior volvieron a mi y sin poder evitarlo amargas lagrimas cayeron de mis ojos. Traté de ocultar de nuevo mis sollozos con una almohada pero era imposible. La puerta de la habitación se abrió y una peliverde se asomó por ella. Sus cálidos ojos llenos de preocupación se posaron sobre mi. Corrió hasta estar a mi lado y me abrazó, un abrazo que agradecí. Sus delicadas manos acariciaron mi cabellera desordenada con dulzura. Entre suaves palabras de aliento plantó un beso en mi frente y levanto mi rostro para enfrentarla. Sus ambarinos ojos estaban cristalinos y rojizos, rastros de lágrimas eran visibles sobre sus mejillas.
–Cuéntame que pasó Law... quiero la verdad – habló con una temblorosa voz – Sé perfectamente que nunca serás mío, pero la mentira que creaste para mi fue hermosa y quiero que siga siéndolo. Así que miénteme más. Miénteme una vez más por favor – suplico mientras nuevas lágrimas salían.
Sólo pude abrazarla fuerte. Sólo pude aferrarme a ella como si fuera la única esperanza que me quedaba, una esperanza que rompí por mi egoísmo. Un peludo amigo que no había tenido protagonismo desde hace unos días se hizo presente en la habitación y se abalanzó sobre nosotros. Abrí mis brazos lo más grande que pude y con la misma intensidad aferré a esos dos seres contra mi.
–Quiero olvidar lo que paso – conteste al fin, mi voz estaba ronca por tanto lloriqueo – Quiero olvidar el pasado y concentrarme en el presente. Quiero olvidar todo y poder empezar una nueva vida contigo. No te merezco... no me merezco todo lo que tengo, nunca se me otorgó el derecho de vivir. Y lo que hizo Cora-san por mi tampoco lo merecí. Perdóname, perdóname por ser tan egoísta, perdóname por no apreciarte como te lo mereces. Perdóname por haber hecho lo que hice.
–Te perdono – dijo esbozando una débil sonrisa – Te perdono, pero quiero que me prometas algo – habló seriamente – Quiero que las decisiones que tomes desde hoy sean las que quieras. No quiero obligarte a amarme, no quiero que vuelvas a sufrir. No por mi. No por alguien más. Prométeme que harás lo que te haga feliz desde ahora – dijo mientras rozaba mi nariz con la suya.
Me sentí como una mierda al no poder prometerle de todo corazón eso, pero lo haría. Lo haría aunque me doliera. Lo haría porque quería que tuviera una vida mejor que la mía. Lo haría porque ella merecía que su amor fuera correspondido. Lo haría para olvidar.
Los minutos pasaron y por fin deshicimos el abrazo. Monet fue a la cocina a preparar el almuerzo mientras yo seguía en la cama. Si bien todo el cuerpo de me dolía no podía dejar que ella me viera de peor manera de la cual ya me había visto. Así que me levante y fui al baño con la intención de darme una larga ducha. Una vez fuera me vestí con lo primero que estaba a la vista.
Ya era la una pasada, dado a que no había nada mejor que hacer decidimos ir de paseo. No sería uno muy largo pero si bastante doloroso para mi. Las calles pasaron a una increíble velocidad y pronto nos encontramos delante del parque donde tuve mi "primera cita" con el pelirrojo hace ya unos años.
Decidí soltar a mi peludo amigo para que corriera en libertad un momento. Monet decidió ir a jugar y corretear con él mientras yo esperaba con gran dolor su regreso sentado en una banca. Los minutos pasaron y puede apreciar como una cabellera rosa se abalanzaba sobre mi y unas finas manos tomaban mi chaqueta para zarandear mi cuerpo.
–¡Por tu culpa Kid me ha dejado! – gritaba la chica frente de mi – Se ha ido sin decirme nada... ¡¡Todo es tu culpa!!
Bonney estaba alterada por la "perdida" de Kid. Sus ojos llenos de furia y tristeza me acusaban de algo de lo que yo no tuve la culpa –no totalmente–. Mi vista viajo de la chica hasta la persona que se hallaba detrás de ella. Era Killer, el cual se encontraba riendo socarronamente de la situación. A lo lejos pude apreciar como Monet dejaba lo que estaba haciendo para venir en mi ayuda.
–Ya basta, Jewelry-ya – dije sujetando sus muñecas.
El rubio, que hasta ahora no había tomado parte en todo esto, por fin saltó. No fue medio segundo después de haber parado a la chica que se acercó a mi y me tomó del cuello del abrigo.
–¡No te atrevas a tocarla otra vez! – me advirtió con voz de ultratumba.
–Y tú no te atrevas a tocarlo – dijo cierta peliverde mientras tomaba de las muñecas a aquel hombre con cierta fuerza.
–Vaya... – dijo mientras soltaba el agarre en el que me tenia – Ahora necesitas una mujer para protegerte. Que bajo has caído Trafalgar – se burló al mismo tiempo que volvía a lado de la pelirosa.
–¡Esto no se quedará así! – advirtió de nuevo la chica – ¡Me asegurare de que nunca vuelvas a ver a Kid en tu vida! Te haré sufrir por lo que has hecho – sentenció antes de darse la vuelta y emprender un nuevo rumbo.
Si bien me dolía la información que me acababa de dar, me di cuenta de que me había elegido. Él paso su última noche conmigo y no con ella. Se había ido sin decirle nada. Sólo estuvo conmigo anoche. No podía evitar sonreír ante tal aclaración de los hechos.
–Lo que te duele es que el me ha escogido a mi. Te duele que te haya dejado después de estar conmigo – dije al fin mientras me ponía de pie.
–Trafalgar no me provoques – advirtió el rubio.
–Y a ti, Killer, te duele que esa furcia lo haya escogido a él y no a ti.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Por fin el rubio se abalanzó sobre mi, haciéndonos caer en el frío pavimento y demostrando que lo dicho era verdad. Esperé un buen golpe de su parte más nunca llegó. Ambas chicas detuvieron al animal furioso que estaba sobre mi. La peliverde sostenía como podía los poderosos puños del chico mientras que la pelirosa se abrazaba fuertemente a la espalda del mismo.
–Eres patético – sentenció con un bufido antes de levantarse.
Se marcharon y poco después Monet y yo hicimos lo mismo. El camino de vuelta se hizo algo pesado y ninguno de los dos dijo media palabra hasta que entramos al apartamento.
–Law... – me llamó con voz temblorosa mi acompañante. Le respondí con un simple sonido y continuó – Mejor olvídalo.
Sin darme tiempo a protestar se adentro a la habitación que compartíamos y cerró la puerta tras de ella. Yo me dirigí al sofá donde me deje caer con gran pesadez. Un largo suspiro salió de entre mis labios. Pasaron los minutos y pude escuchar sollozos provenientes de la habitación. Quise ir por ella y consolarla, pero sabía que no me dejaría ni pasar y tendría que escuchar todo en un completo silencio.
Me acurruque y esperé que saliera. Esperé que parase de llorar por mi culpa. Esperé el sentimiento que todavía tenia por el pelirrojo se fuese y uno nuevo se instalase en mi corazón. Esperé que ella no me odiara... no solo ella, si no también él. Quería seguir teniendo su amor de alguna manera. Quería reír desde el fondo de mi corazón. Pero todo eso seria imposible ahora. Seria imposible por mis actos. Estúpidos actos hechos por mi estúpido egoísmo.
Los minutos se convirtieron en horas y el dolor, tanto físico, como mental hicieron que cayera dormido. Pude sentir como lágrimas amargas salían de mis ojos antes de cerrarlos.
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Como cuando te sale la vena emo y escribes capítulos corta venas (? Baleh no pero me ha dado por repetir muchas cosas xD el relleno es bueno (? Pero el de Naruto no :'u ocno... bueno pues me siento feliz de algún modo... he terminado el capitulo y todavía es sábado :v ¡¡YEI!! Poco más sobre el capitulo, es algo que aunque lo estuve pensando desde hace una semana no he terminado hasta hoy. Ha saber porque mi cerebro me odia tanto :'v pero de lo que si pido disculpas es... de que este capitulo a duras penas ha llegado a las 1000 palabras :'c para el próximo espero que haya más que contar (? Bueno como siempre espero vuestros votos, comentarios con bullying amistoso y demás cositas ASDFGHJKL ¡¡OS QUIERO PANCITOS!!
PD: Matadme... este capitulo me da pena :'c tan poquitas palabras </3 ni siquiera la nota tiene información </3
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Soundless Voice
FanficDesde que lo conoció su mundo y sus sentimientos se confundieron. Ya no distinguía si lo que sentía era solo amor o una pequeña obsesión por aquel hombre. Él solo queria felicidad, pero eso tiene un precio. Uno que él pagó bastante caro. Un precio q...