Beat Inside Me (Completa)

04. Morir

Hola esto va a ser muy diferente a los anteriores 3. En este Yui no es novia de sacrificio. Y no conoce a los demás hermanos Sakamaki, solo a Subaru. Bien, agradezco sus comentarios y disfruten de esto. (no es lo mejor que he hecho pero ese es su criterio)

Si no mueres, nunca sentirás la verdadera tranquilidad, tampoco experimentarás el placer de ser un ser etéreo. Acaso te crees perfecta, aún estando muerta no lo serás.

Desde hace algunos meses Subaru Sakamaki un solitario joven rico que vivía en una pequeña mansión apartada de todo el pueblo (no es la mansión Sakamaki aclaro) había recibido la visita de una hermosa novicia de parte del clero.

Flashback.

- Disculpe la interrupción señor pero me han mandado del Vaticano para darle un comunicado y un paquete. -
- ¿El Vaticano? - dijo de mala gana el hombre, mientras veía a la chica con el ceño fruncido. Ese atuendo que la hacia ver joven y virginal como si por ser creyente de una farsa le hubiese sido concedida la inmortalidad y pureza.
Ella se acercó y le tendió una carta.
Le arrebato el pedazo de papel sellado y pulcramente doblado. Hizo pedazos lo que envolvía el documento y leyó atento. La carta hablaba sobre que sus 5 hermanos mayores habían sido cazados y asesinados por mandato divino. El Vaticano descubrió sus conexiones con el rey de los demonios y mandó matarles. El era el último hijo de la familia Sakamaki según lo que decía la carta, la chica era un tratado de paz para pedirle ser un cazador.
Era vigilado por su fuerza y su mentalidad pues podían ser piezas clave para asesinar a todos aquellos interesados en rosas blancas.
Destruyó la carta haciéndola pedazos con sus manos y observó a la inocente chica.
- -T..También mandaron este paquete -
Ella le entregó una caja no tan grande que se encontraba sobre una de sus maletas. Abrió la caja y leyó el papel anexo que estaba sobre esta.

Si no nos cree le damos una prueba de nuestra capacidad.
En caso de que acepte ser cazador de demonios salga de la mansión con un pañuelo rojo envuelto en su mano derecha. Tiene 2 semanas para decidir. No haga daño a la chica.
P.D. Usted ya sabe lo que le espera si no acepta.

Abrió rápidamente la caja y se quedó paralizado al ver la cabeza de Ayato -su quinto hermano mayor-.
- Aagh! - Gritó asqueado

- ¿Sucede algo señor?-
- nada - en realidad muy pocas veces le importó realmente sus hermanos. Pero sentía un ligero dolor en el pecho combinado con melancolía.

- ¿de donde dices que te han mandado? - preguntó extasiado por el olor de la chica.
- Vengo del Vaticano mi padre trabaja para ellos y yo estoy a punto de convertirme en monja -
- ¿Que edad tienes? - pensó que ella era muy joven como para enclaustrarse por voluntad en un recinto tan falso como en lo que creían.
- 17 y ¿si no le ofende me podría decir la suya? -
- 116 años -
- Disculpe, no le oí bien, ¿lo podría decir mas fuerte? -
- 116 años - grito un poco molesto por la incredulidad de la chica.
- Nno creo que eso sea posible - dijo la chica sin entender la situación, el hombre no se veía de más de 20 años, aunque viviera solo en una escalofriante mansión antigua, no aparentaba ser un hombre grande y mucho menos un anciano de más de 100 años.
- lo creas o no, es verdad -
- ¿Es una broma señor Sakamaki? -
- No, a diferencia de los humanos yo nunca me haré viejo o moriré de causas naturales -
- ¿Cómo? -
- Pues Komori...??-
- Komori Yui -
- Yui, soy un vampiro y esto no es ninguna broma. - Después de 100 años de soledad, se aprendió a controlar y ser un poco amable.
Observó paciente la reacción de la joven y le dio una sonrisa sádica que sacaba a relucir sus afilados colmillos solo para horrorizarla. - Y tu eres mi presa -
Los primeros días fueron muy extraños, ella no podía dormir en el día. Era ruidosa y molesta según el vampiro,quien no recordaba como era vivir con un sacrificio, pero al instante en que probó su sangre supo que no la dejaría ir, su sangre era exquisita, de muy buena calidad.
Al pasar de la semana ellos discutían constantemente por la religión de la chica, y al final el terminaba rompiendo un muro de lo terca que ella era.