5°. Tan bello pero tan idiota

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Nunca he visto unos ojos tan bellos.

Me ve y se ríe. No entiendo qué es lo que le da gracia y me disgusta.

-Tu eres la que salió en toalla de su baño!-
- Y tú debes ser el mirón- digo sin mucho animo
- Bueno, con sinceridad yo solo estaba en mi ventana y aparecistes-
- Y no podías ahorrarte el silbido-
- Si lo hacia capaz te cambiabas con la ventana abierta, aunque... la próxima vez... solo disfruto- me guiña un ojo.
- Me dijeron que vendrías pero no que eras un completo idiota-
- Me dijeron que esta familia tenia una hija pero no que era súper bonita... tan solo que... algo gruñona, pero eso se resuelve fácil- me sonríe de lado y me hace un gesto que supongo que significaba algo así como que lo dejara pasar.

Me molesta, ruedo los ojos y lo hago pasar hasta la sala. No vuelvo a abrir esa cortina más nunca.

- Pero si ahí está el príncipe!- exclama la señora Romer en un grito agudo que me genera un dolor punzante en la cabeza, la voy a llamar Barbie porque me acabo de dar cuenta que también tiene la piel estirada y los labios hechos, me va a dar cáncer de ojos si sigo viendo a esa familia tan empalagosa.

- Espera mi amor!- me dice la Barbie cuando se da cuenta de que me estoy llendo, - déjame presentarte a mi hijo- ruedo los ojos antes de voltearme, preparo mi mejor sonrisa falsa y giro sobre mis talones, me acerco a él y me paro a tan solo centímetros de él para mostrar poder y funciona por se aleja en una movida astuta, casi imperceptible pero yo si la noté.

- El es mi hijo mayor- dice Barbie- se llama Johan y te va ayudar con tus tareas este semestre- ¡¡¿¿QUÉ??!! No no no, eso no puede ser!

- Qué?- pregunto lo más tranquila que puedo mirando a mi madre tragándome el nudo que se me hizo en la garganta.

- Si, se ha ofrecido a ayudarte y a ponerte al día- dice mi mamá nerviosa por mi reacción.

Lo vuelvo a mirar y se está riendo, ¡Por qué se ríe? Ahora es él el que se acerca pero dejando más distancia que yo y me extiende la mano en forma de saludo.

Lo dudo pero al final le doy la mano y, como sé que tengo fuerza, por qué no usarla? Le apreté la mano lo más que pude y sonrío victoriosa porque veo que le duele. Subo y bajo la mano en un saludo de "Mucho Gusto", aunque no sea así.

- Yo me llamo Verónica, es un gusto conocer a mi compañero de trabajo-
- Y de clases, estamos en el mismo instituto, en el mismo año, en el mismo salón, de hecho, tu pupitre está al lado del mío así que vete acostumbrando a mi cara y no te enamores de mí por favor- su sonrisa perfecta vuelve a aparecer.

Lo fulmino con la mirada y sin querer suelto el agarre, le suelto la mano y veo como su mamá sonríe, debe estar muy orgullosa de él.

Lo miro por última vez para grabarme su rostro y detallarlo en mi cuarto pero no hace falta porque a mi madre se le ocurrió la grandiosa idea de que me quedera con ellos en la sala.

No pude decir que no ya que me lanzó una de esas miradas que solo las madres saben hacer para decirte todo lo que quieren y más y solo me senté, su mamá lo obligó a sentarse junto a mí y juro que el tiempo no se movía, cuando va a acabar esta pesadilla....

Cuando por fin se van me di cuenta que les puse nombres a toda la familia: la señora Romer es Barbie, el señor Romer es Omero ya que se estampó como cinco donas de las que ofreció mi mamá, resulta que la niña se llamaba Teresa y la llamé Kiko de "El Chabo del Ocho" ya que hizo como cuatro berrinches de los cuales quise matarla solo 3 de 4 veces ya que el primero fue corto, y a mi querido nuevo amigo y tutor al que odio cada minuto más, no sé si por su tono de voz o lo sobrado que se creía, lo llamé Playboy ya que dijo como cuatro veces todas las novias que a tenido pero no solo por él sino que la mamá también, hablaba de ellas pero terminaba cada descripción con "Pero al final mi niñito volvió con su verdadera novia, su mami" y le pellizcaba la mejilla, total salí enferma de ahí y con náuseas.

Gracias a Dios ya puedo descansar, dormir, pero antes me aseguré de que la cortina estuviera cerrada.

Y Solo Yo Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora