26°. No Acaba

54 7 1
                                    

Me despierto con pereza y solo veo a Johan.
Estoy tan feliz de que por fin despertara.

Me paro y voy al baño a bañarme.

Al salir oigo la televisión prendida.

Salgo y veo a Johan viendo la televisión.

Al verme sonríe.

- Hola- voy hasta él y le doy un corto beso en los labios.
Me devuelve el beso y me ve preocupado.

- Qué pasa?-

- Mira esto- me señala con la cabeza el televisor y volteo.

Veo las noticias atentamente.

- Hoy fue liberado un hombre llamado Brant Di Costa cuya sentencia fue pagada hoy por la mañana. La suma fue de 200 000 dólares. Nadie sabe como lo pagó pero lo hizo. Al ser un reconocido traficante las cámaras no tardaron en aparecer frente a la prisión. Cuando lo entrevistaron no respondió a ninguna pregunta menos a una, le preguntaron que quién le había roto la nariz- me tapo la boca con la mano, estoy atónita.
- Dijo que una persona que lo lamentará muy pronto, no en un futuro cercano sino pronto. Volvemos contigo Joshua para el informe del tráfico- la mujer puso una sonrisa falsa y cambiaron al tal Joshua.

Una sensación recorre mi espalda lo que hace que me estremezca.

Johan me mira muy preocupado.

- Vero...-

Yo solo quiero irme de ahí.

- Voy a... Tomar aire...- y salí disparada de ahí. Oí como me llamaba pero lo ignoré.
Coño, no hay un día en el que pueda estar feliz! Que ladilla!

Llegué a la sala de espera y corrí a la salida.

Esto no puede estar pasando...
No ahora, cuando lo recuperé!

Solo lloro ya que no me puedo controlar y quiero gritar.

Le tengo demasiado miedo a ese hombre... Es la peor persona que he conocido y eso que he tenido novios traficantes y mafiosos antes de Johan.

Ahhh!
Solo...
Dios...
Pero tenía que hacerlo.
Tenía que golpearlo.
Eso se lo merecía y era necesario.

Estoy sentada en un sofá de la sala de espera con las manos en la cara y los codos en las rodillas.
Llevo aquí, cuánto?
Levanto la cara y veo la hora

Las 10:47!
Llevo aquí media hora!
Jack... Él iba a llegar a las 10:30.

Me paro y subo corriendo.

Y Solo Yo Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora