Nunca debí dejar que Austin se acercara a mi de esa manera. Yo no quería que pasara nada de lo que había pasado. No quería que Lauren supiera, mucho menos que se alejara de mi.
Nunca la había visto tan enojada. Luego la vi desaparecer y todo mi mundo parecía derrumbarse de a poco, con cada día que pasaba me sentía más sola, más triste, porque… vaya que la necesitaba. No me había dado cuenta de qué tan dependiente me había vuelto con ella.
Un mes entero sin nada de Lauren, un mes entero de llorar, ser extrañarla. Había intentado tantas veces llamarla, le envié mensajes y hasta fui a su departamento, golpeé hasta cansarme, pero ella nunca salía, ella nunca respondía a nada de mi. Tampoco de Dinah y todo me preocupaba.
Tenía tanto miedo de que algo le pasara. Aunque me hice ideas de qué estaría haciendo. Ella se estaba drogando y emborrachando hasta el punto de quedar inconsciente. Dios. Hasta había cortado su muñeca con una navaja. Agradecí tanto que estuviera ebria y no pudiera hacerlo bien. Yo no sabría qué demonios haría sin ella.
Y no me importaba que haya estado con alguien más, porque sabía que todo lo hacía para cubrir el dolor que tenía. Todo lo hacía porque creía merecer todo lo malo, ella creía no merecer nada. Me sentía tan culpable por haberla dejado, por haberla descuidado.
Jamás hubiera pensado que todo esto pasaría, que la única que persona que me quería por ser yo misma estaría lejos de mi, odiándome, y haciéndose daño, en parte, por mi culpa.
Dinah me había llamado hace unos días y me pidió que vaya al departamento de Lauren. Tenía miedo, si. Ella me había lastimado cuando la vi. Estaba bajo los efectos del alcohol y la droga, lo confirmé cuando la vi a los ojos y me habló chocando su aliento contra mi rostro. Me había lastimado. Pero no me importaba tanto. Yo también quería verla. Dinah me dijo que no quería comer mucho, que no dormía, que se la pasaba llorando y no quería salir de su habitación. Que lo único que dejaba que hiciera Dinah por ella era abrazarla hasta que se durmiera. Maldición, pensé. Yo quería ser quien estuviera a su lado, verla dormida y acariciarla mientras lo hacía, porque ella era mía y yo era suya, ese era mi lugar y no el de otra persona.
Le agradecí mucho a Dinah por haberme llamado. Me había dicho que Lauren estaba mejor, pero seguía igual de callada y triste, que me necesitaba y que en las noches se despertaba llorando y llamándome. Mi corazón dolía al imaginarlo. Así que allí estaba a punto de verla otra vez. Quería abrazarla. Quería decirle que lo sentía y que todo estaba bien ahora.
Yo no iba a dejarla nunca, no iba a permitir que otra vez esté tanto tiempo alejada de mi.
—Mila, siento que tengas que pasar por esto… ella te necesita. Hice todo lo que pude, pero ya no me deja más… Sólo te quiere a ti y no tengas miedo.—Asentí mordiendo mi labio. Si tenía miedo. Mucho.—Ella no va a hacerte daño… lo… lo que hizo ese día no quiso hacerlo, estaba muy fuera de si y no deja de culparse.
—Está bien, Dinah. Gracias por llamarme.
—¿Quieres que me quede?—Negué.
—Vamos a estar bien.
—Iré a mi departamento por unas horas y voy a regresar en la noche con algo de comida. ¿Bien? Ella no sabe que estas aquí y que me voy. Si algo sucede solo llámame y voy a estar aquí de inmediato.
—Tranquila. Y gracias. Te veo más tarde.—Le di una sonrisa y luego un abrazo antes de acompañarla a la puerta.
Suspiré mientras abría la puerta lentamente. Ella estaba de espaldas a la puerta sobre la cama. Se veía tan delgada. No había estado comiendo como debía y supongo que la abstinencia de droga tampoco ayudaba con su ansiedad, la cual estaba haciendo difícil las cosas, según me dijo Dinah.
Creí que estaría dormida cuando me acerqué al borde de la cama. Se giró y contuvo la respiración al verme. De un solo movimiento se sentó sobre el colchón y sin decir nada tiró de mi hacia ella hasta dejarme sentada a horcajadas sobre sus piernas, abrazándome de la cintura. No me esperaba aquella reacción, ni como tomó el hecho de que estaba ahí, pero la dejé que me abrace y se esconda en mi pecho mientras lloraba en silencio, la acaricie y le besé la cabeza. No dije nada, ninguna dijo nada, simplemente se quedó allí contra mi y yo contra ella.
Podía sentir la tranquilidad invadirme y tenía clara la razón, estaba entre sus brazos ahora mismo.
Sentí como dejó salir un suspiro tembloroso y me alejé un poco para poder tomar su rostro entre mis manos. Limpié sus lágrimas y dejé que mis dedos quitaran el pelo de su cara. Sus ojos se encontraron con los míos y pude ver lo triste que estaba. Lo lastimada que se sentía. No tenía ese verde esmeralda acompañado del brillo que los hacía ver hermosos, estaban apagado y parecían grises.
—Lo siento.—Susurró. Su voz aún temblaba.—No me dejes más. Por favor.—Junté nuestras frentes mientras acariciaba sus mejillas.
Nuestros labios se encontraron en un dulce beso, quería decirle con esto cuanto me importaba, cuanto la quería y todo lo que la había extrañado. Suspiró cuando nuestras lenguas se encontraron dentro de mi boca dándonos caricias y demostrando todo lo que nos habíamos necesitado.
Me dejé llevar por el momento, no me sentía lista, yo aún no superaba el daño que me habían hecho antes, pero dejé que mis manos tiraran de su remera por sus hombros y continué besándola. Ella estaba tensa, lo sentía. Pero aún así la dejé tomar el control, la dejé ser ella y me sentía feliz de que aceptara mis acciones.
Me quitó la remera y también mi sujetador, en ningún momento dejó de verme a los ojos, como si estuviera buscando una señal de que debía parar, pero ella no la encontró. Sus labios me besaron el cuello, mi clavícula y luego se adueñaron de mis pechos. Me besó con tanta delicadeza, con tanta dulzura que todo el miedo y los nervios que sentía antes se habían esfumado, porque con ella todo era de esta forma, me daba paz, confianza y tranquilidad. Yo podía confiar en ella.
Sus labios volvieron a los míos para besarme mientras me ponía de espaldas en la cama, desabrochó mis jeans y se alejó del beso para quitármelos. Ahora si estaba nerviosa otra vez. Lauren me observó desnuda frente a ella y por primera vez, en semanas, en unas jodidas largas semanas, ella me sonrió.
Se quitó la ropa delante de mi, sin dejar de mirarme a los ojos y se trepó sobre mi cuerpo hasta llegar a mi boca.
Sus besos eran lentos, suaves, pero la manera en la que lo hacía junto a su lengua me hacían desear más y más. Dios. No quería que parara. Jadeé cuando sus caderas de movieron sobre las mías lentamente. Enredé mis dedos en su pelo impidiendo que dejara mis labios.
Me dejé hacer por ella, me encantaba que tuviera el control siempre, me hacía sentir bien, me hacía no querer parar, la forma lenta, suave, pero profunda en la que se movían sus caderas me estaban enloqueciendo, pero no podía pedirle que pare, quería más.
Un gruñido se escapó de su garganta mientras aceleraba sus movimientos, provocando que me aferrara más a ella. Podía sentir como se tensaba y al tenerla jadeando sobre mi, sobre mis labios no hacía más que ayudarme a llegar a la cima.
Su pecho subía y bajaba contra el mío, tenía su rostro en mi cuello e intentaba no dejar caer su peso sobre mi. Ambas jadeando, exhaustas, pero satisfechas. Se alejó para verme y con mis manos le quité el pelo del rostro y la acerqué otra vez a mi. Nos fundimos en un beso lleno de cariño, el cual terminamos con pequeñas mordidas y más besos, finalmente sonriendo ambas.
Lauren sabía qué hacer, cómo y dónde. Ella me hacía sentir bien en la intimidad y me daba confianza. Realmente no me importaba que había hecho antes, yo la conocía y sabía que no había querido hacerlo, era todo el peso de sus problemas lo que la había arrastrado a hacer todo lo que hizo este tiempo en el que no estuvimos juntas. Yo solo disfruté del momento, disfruté de ella, de nosotras, porque era nuestro momento y me estaba tratando como sé que nunca lo hizo con nadie, sé que estaba haciéndolo todo con cuidado por miedo a lastimarme o hacerme sentir incómoda. Ella se preocupaba mucho por mi. Pero no podía dejar los pensamientos de ella ahora mismo bajando por mi vientre con besos húmedos, más tarde adueñándose de mi intimidad con sus labios a la vez que con su mano.
Mi espalda se arqueaba sobre el colchón dejándome hacer por la mujer que me había enamorado. La persona que desde el primer momento en que la vi hizo un jodido desastre en mi. Y la quería. La quería tanto por eso, porque si no hubiese sido tan insistente, tan… ella, jamás me hubiese fijado en la persona hermosa que era. Lauren tenía sus cosas, pero no me importaba, yo la quería con cada virtud que tenía y la quería por las que no tenía también. Bajo mi vista ella era perfecta, era tan cuidadosa, era tan protectora, me daba tanta seguridad y tranquilidad que cada vez que estábamos juntas no podía pensar, ni mirar en nada que no sea Lauren. En aquel momento, como en otros tantos, mi mente estaba repleta de ella. Un último gemido que llevó su nombre llenó la habitación y ella regresó a mis labios con una sonrisa traviesa para besarme. Me abracé a su cuello mientras intentaba que mis piernas cobraran un poco de fuerza, la besé, me besó, ella sabía a mi y parecía haber leído mi mente sobre mis pensamientos y sonrió en el beso.
De un solo movimiento ella estaba medio sentada en la cama conmigo sobre ella. Me dejé abrazar por sus fuertes brazos y me refugié en su cuello intentando recomponerme de lo que habíamos hecho minutos atrás. Pasó las mantas sobre mi cuerpo cubriéndonos a ambas. Sus besos en mi mejilla eran tiernos y llenos de cariño, sus dedos recorrían mi espalda lentamente de arriba hacia abajo mientras yo no hacía más que estar contra su cuerpo, sintiendo el latido de su corazón contra mi.
Ninguna dijo nada por un largo tiempo, nos permitimos recomponernos tranquilamente y disfrutando de la cercanía de la otra. Pero teníamos que hablar. Teníamos muchas cosas que hablar. Levanté mi cabeza para poder verla, luego de algunos minutos, sus ojos se encontraron con los míos acompañados de una pequeña sonrisa, besé la línea de su mandíbula.
—¿Estás bien?—Su voz... La había extrañado tanto, pero tanto. Su mano acariciaba mi mejilla lentamente. Ella podía envolverme fácilmente con un solo brazo, lo hacía ahora.
—Estoy bien.—Asentí.
—Te extrañé tanto.—Murmuró contra mi cabeza antes de darme un beso allí.
—Y yo a ti, Lau. Tenemos que hablar.—Asintió cerrando los ojos.
Lauren no quería quitar sus brazos de alrededor de mi y no me importaba. Luego de que ambas nos bañáramos juntas ella tiró de mi a la cama. Nos cubrió a ambas por las mantas y ahora estaba allí frente a mi con su mano sobre mi cadera sin dejar de darme caricias, sus labios cerca de los míos, mis dedos daban suaves caricias en su mejilla, recorrían la línea de su mandíbula, necesitaba sentirla para creer que ella realmente estaba ahí.
—Lo siento.—Fue lo primero que dijo. Su voz había temblado un poco, pero se las arregló para seguir.—Lo siento por todo, Camz. No se que me pasó… Soy una jodida idiota. Lo arruiné todo. Sólo quería olvidarme, quería… Estoy cansada de todo. Mi familia me lastima tanto. Luego tengo que escuchar a ese maldito hijo de puta decir que te ha besado y…
—Sólo fue una vez y lo quité de mi. Te lo prometo, no significa nada.—Le interrumpí.
—Yo no quise decirte lo que te dije antes de irme, Camz. Estaba muy enojada.—Asentí. La primera lágrima cayó por mi mejilla. Esas palabras me habían dolido demasiado, pero en el fondo sabía que ella no había querido decirlo, pero lo dijo y si dolió.—Tampoco quise hacerte daño hace unos días… Estaba tan mal porque… porque me desperté y todo seguía siendo igual de mierda, esa tipa estaba aquí y no sabía qué demonios había pasado.
—¿No lo recuerdas?—Negó.—Ella te besó.
—Me sentí enferma, Camila. Solo te quería a ti y estabas ahí viendo toda esa maldita escena.
—Está bien… Estoy aquí y no voy a irme. Te lo prometo. No voy a dejarte nunca más, Lauren. Pero tienes que… tienes que aprender a controlar tu ira, tus celos… No es bueno para ti, para nosotras. Tienes que intentar dejar esos vicios. Te hacen daño, te haces mucho daño con eso. No tienes idea del miedo que tenía de que algo malo le pasara. Y vi tu muñeca. Lo vi y me hizo mal. ¿Por qué lo hiciste? Yo te necesito, ¿entiendes?
—No era yo… Lo hice todo bajo el efecto de esa porquería, Camila. Ni siquiera sé que hice todo este tiempo, recuerdo poco y nada.—Limpié una lágrima que había dejado caer y luego le di un pequeño beso en sus labios.—Eres la única persona que puede hacerme bien, tu eres la única que puede conmigo. No me alejes, no dejes que yo lo haga otra vez.—Asentí volviendo a limpiar su mejilla.—Te prometo que voy a cambiar. Voy a hacer las cosas bien, por ti… —Ella misma se quitó los rastros de lágrimas y luego me volvió a abrazar contra su cuerpo. Soltó un suspiro mientras juntaba nuestras frentes.—¿Estamos bien?
No le respondí con palabras, simplemente la besé. Y deseaba que sintiera todo lo que yo sentía mientras la besaba. Mi corazón dio un vuelvo cuando ella sonrió contra mis labios al alejarnos. Es que la había extrañado y necesitado tanto realmente.
—¿Crees que Dinah haya escuchado todo…?—Se rió. Dios. Su risa.
—Dinah no está desde hace horas.—Le dije antes de dejar otro beso en sus labios.
—Te quiero, bebé.—Sonreí abrazándome más a su cuerpo con mis brazos y mis piernas a la vez. Continué besándola hasta cansarme, hasta que sus labios se hincharon y a ambas nos faltaba el aire.—Uhm… por cierto… Lo de hace un rato estuvo increíble.—Volvió a besarme mientras sonreía.
**
—¿Tienes hambre?—Le pregunté mientras peinaba su cabello con mis dedos. Estaba sobre mi pecho, abrazada a mi estómago.
—Un poco.—Murmuró.
—Dinah dijo que vendrá con comida, así que sólo espera un poco.—Asintió y luego levantó su cabeza para verme.
—Esta bien… ¿Puedes quedarte? Por favor.—Acaricié su mejilla con mi mano mientras asentía, mis labios rozaron los suyos en un beso.
—Mis padres están de viaje por unos días.
—¿Puedo decir que eso es bueno?—Solté una risa, casi lo había hecho contra sus labios.
—Lo es, así puedo ocuparme sólo de ti y mimarte mucho.—Su sonrisa lo era todo. No había una vez que la viera y no me doliera el estómago.
—Mmhmm. Tu novia lo necesita.
Mi corazón dio un vuelvo el mi pecho al escucharla decir novia. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y tomé su rostro con mi mano para acercarla a mis labios. Varios besos rápidos y sonoros provocaron su risa y que de abrazara más a mi. Sentí el ruido de la puerta cerrarse y al parecer Lauren también. Algunos minutos más tarde, la puerta de la habitación de Lauren fue golpeada, mi chica de ojos verdes se incorporó un poco en la cama y le dio el permiso de entrar, sabíamos que era Dinah.
La polinesia sonrió al ver a Lauren allí y lo hizo más ampliamente cuando me vio a mi.
—¿Estas bien?—Le preguntó a Lauren quien asintió.
—Perfecta.—Murmuró.
—Estarás perfecta cuando recuperes los kilos que perdiste. Traje pollo y algo de comida china. ¿Tienen hambre?
—Si tenemos.—Respondí bajándome del colchón. Ya nos habíamos vestido hace un rato después de estar casi todo el día desnudas en la cama. Le tendí mi mano a Lauren y la tomó de inmediato. Mis brazos se envolvieron en su cintura mientras salíamos de la habitación detrás de una Dinah sonriente.
No sabía si todo estaba realmente bien ahora, pero me permití disfrutar de Lauren comiendo, sonriendo, de Dinah hablarle a Lauren, de amabas riéndose. Era la imagen más linda del mundo. Podía entender claramente que Lauren necesitaba tanto a Dinah como Dinah necesitaba tanto a Lauren, ellas eran tan unidas, lo confirmé cuando me di cuenta de todo lo que había pasado y aún así Dinah seguía aquí. Con Lauren.
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Me re aman porque ya no más drama, lo sé. Comenten algo, me gusta leerlos.
Ah y en estos días vuelvo con una sorpresa. 👀
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I like what is wrong {Camren}
Fiksi PenggemarTítulo en español: Me gusta lo que está mal. Yo era un desastre. Ella era perfecta en todo sentido. Éramos totalmente diferentes, pero a ninguna nos importaba. Me estaba enamorando. Ella también. Portada hecha por el user "5H-1D-JB-DL-1997".