Capitulo 10; Atras los recuerdos

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-Aurora, despierta –Abi poso la mano en su brazo y la movió –Aurora

-¿Qué? –ella se incorporo despacio, no estaba en su cama 

-Dios, cuando Mario me dijo que algo te pasaba no imagine que fuera tan grave como para que duermas en el suelo –Abi negó con la cabeza y la agarro del brazo para ayudarla a levantarse, después la dejo sentada en la cama -¿Pero que le has hecho al teléfono?

-Quiero estar sola –Aurora se tumbo en la cama y rodó dándole la espalda

-No, ni hablar –Abi suspiro y se sentó a su lado –No puedes seguir dejando que todo eso te afecte  Así que arréglate que ahora mismo tu y yo nos vamos a comer a casa de Mario

-¿A casa de Mario? –Aurora frunció el ceño

-Si, tiene el día libre y nos invita –sonrió ampliamente –Estaba bien preocupado por ti e insitito en que si tu no ibas el vendría por ti.  Así que solo te queda vestirte.

-De verdad que no tengo fuerzas –Ella negó con la cabeza

-No voy a aceptar un no por respuesta –Abi camino hacia el armario, lo abrió y rebusco en el Tomo un vestido y se lo lanzo –Este, tienes veinte minutos ¡Venga!

-Esta bien – se levanto cogio el vestido y se fue al baño  Abi sonrió, se agacho y tomo el teléfono que estaba en el suelo  

Mientras Aurora se arreglaba Abi arreglo el teléfono, cuando ella salio de la habitación la encontró mirándolo

-¿Lo arreglaste? –se acerco y cogio el teléfono de las manos de su amiga

-Si –Abi sonrió –No era para tanto

-Gracias –Ella lo encendió y se quedo observando la pantalla.  De momento la música de otro teléfono inundo la habitación, Abi contesto rápidamente

-Que si, que todo esta bien.  Ya vamos –Colgó y sonrió –Será mejor que nos vayamos, hasta que Mario no vea con sus propios ojos que estas entera no va a respirar tranquilo

Aurora observo la casa atenta, ¿Cómo no se había dado cuenta de lo hermosa que era? Claro que el único día que estuvo allí, no llego lo que se dice en buen estado y cuando desperto salio corriendo con tanta prisa que ni observo el lugar por el que caminaba

Una preciosa casa de madera, justo en la misma playa, con algo de jardin a ambos lados y una pequeña terraza delantera.   Era sencilla pero no por ello menos hermosa, ella misma se sentiría feliz de vivir en un lugar así, justo frente a la playa 

Ambas caminaron por el camino de tierra pasando junto a las palmeras y subieron los escalones para pararse en la terraza, frente a la puerta de entrada.  Abi extendió el brazo y dio dos golpes a la puerta, esta se abrió rápidamente

-Hola –Gabriel miro a ambas y sonrió, se hizo a un lado –Pasad

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