Capitulo 8

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Era de noche, por supuesto la madre de Cameron no estaría en casa. Se quedaría en guardia en un hospital, mientras que mi querido amigo sufriría una de las peores noches de su vida.

Dallas solía mirar películas de terror los domingos, es un idiota por haberme confesado tal estupidez sabiendo que soy un jodido ninja en la noche.

Hacia frío, pero eso no me detenía para mi vil venganza. Estaba sentado en su sofá negro de cuero con su bol de palomitas. Por su expresión pude notar que estaba más que aterrado.

Subí por el árbol gigante cuyas ramas daban para su ventana. En el transcurso pise mal y una rama se rompió. Rápidamente Cameron salió de su casa para averiguar aquel ruido, para mi suerte, ya me había subido a la copa.

Entre por su ventana, la cual siempre estaba abierta en caso de que tendría que escaparse por las discusiones que tenían frecuentemente su madre y el.

Camine por el pasillo que daba a unas escaleras hasta llegar a la sala donde se encontraba mi amigo, meado hasta las patas.

Me escurri por la cocina y tire todos los platos para que él se echara a correr hasta donde me encontraba. Siguiente acto, corrí con rapidez hasta la parte de arriba, al su dormitorio.

Cerré la puerta con llave y puse el aire acondicionado, lo puse mas frío que nunca, para así el ambiente se iría tensando.

Se que esta intentando abrir la puerta, escuchó el pestillo girar con desesperación. Logró hacerlo porque su respiración llenaba el lugar gélido que se había convertido.

- Mierda... Por favor no... ¿Alguien esta aquí? - Preguntó temeroso.

Dije que iba a ir en marcha, pero quería hacerlo sufrir más... La escopeta con balines de goma reposaban en mis manos, apunte hacia todos lados y el se tiró al suelo.

Lo escuche llorar y maldecir, entonces, me puse la máscara del asesino aquel que tiene una sierra y prendi la Sierra para ahuyentarlo.

- ¡No me mates! ¡Por favor! ¡Te lo ruego!

Salió corriendo y lo seguí, tropezó con sus pasos dudosos y cayó por las escaleras rodando hasta estampar su rostro contra la puerta. Un "clack" sonó y ahí me di cuenta que la venganza había terminado.

- ¡Cameron! - Apague la Sierra y la tiré al suelo mientras corría y me sacaba la máscara. - ¿Estas bien?

Cero respuestas, se había desmayado del miedo y si brazo se había roto. Ahogue una carcajada al darme cuenta que si se había orinado en sus pantalones.

Lo cargue y lo lleve a mi auto. Por suerte no gritaba de dolor, por suerte estaba completamente inconsciente y hasta que no volviera a despertar no me asesinaría.

Despertó en cuanto le pusieron el yeso... Hasta ahora no me ha hablado, se ha enterado de todo cuando le expliqué lo ocurrido al doctor. Esta bien, sólo que su brazo esta hecho pomo.

- Era mi venganza...- Me miro furioso.

- Lo sé. - Admitió.

- Te hiciste en tus pantalones... ¿Quieres los míos? - Pregunte sólo para suavizar el tema.

- No. - Dijo. Con un tono gélido como la noche de hoy.

- No te pediré perdón. - Confesé.

- Lo sé. - Fijo su mirada hacia el frente.

- Lo siento. - Lo mire.

- Dijiste que no ibas a pedir perdón.

- Soy bipolar. Lo sabes.

- Aparca. - Ordenó con superioridad en su voz.

- No. - Me negaba rotundamente a estacionar en un lugar donde nos robarían hasta los espejos del BMW.

- ¡Hazlo! - Grito.

Aparque sólo para que dejara de gritar. Con su brazo sano me dio una paliza que me dejó caída mi pobre mandíbula. Maldito seas Dallas.

- Bien... Me lo merecía. - Menee la mandíbula con una mano para asegurarme de que esta no estaba rota.

- Lo sé. - Sonrio de oreja a oreja.

- Te llevaré a tu casa y...- Puso los ojos como platos al darse cuenta de algo. - ¿Que te ocurre?

- ¡Rompiste todos mis jodidos platos!

- Ouh... Tienes razón... ¿Upsi? - volvió a darme otra paliza para dejarme en claro que si volvía a romper otra cosa me mataría.

- Este fin de semana quedaré castigado por tu culpa, Mendes.

- Después te compraré platos. - Sabía que estaba furioso, pero quería echarme a reír. Su cara era tan estúpida.

- No, tu solo conduce hasta mi casa y si vuelves a entrar... Haré que el ratón de mi hermana te coma los pies. - Me fulminó con la mirada y acelere a toda velocidad el BMW.

Lo dejé por supuesto en su casa, estaba seguro de que no volvería a allí a no ser que algo importante pasara. Conducía el auto hasta que una silueta en un banco que daba a las calles vacías y oscuras captó mi atención.

Aparque con rapidez y mi corazón comenzó a latir más que fuerte, mis manos temblaban y mi estómago no dejaba de dar vueltas, no se porque me sentía así, mi propio organismo funcionaba mecánicamente y me hizo caminar hasta el banco hasta que la silueta se convirtió en una mujer.

Fingiendo Ser Gay | S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora