Capítulo 36

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Era totalmente monótono. Habíamos estado peleando durante dos meses sobre los mismo y todavía no consigo estar con ella de la forma que quiere.
Se que estuve distante y últimamente no soy el mismo, pero es el trabajo, es mi sueño y quiero cumplirlo.

Sentía que de alguna forma no estaba siendo responsable y si no podía dedicarme a las dos cosas que amo, tendría que dejar ir una, por más que me doliera. Más sabiendo a quien dejaría.

Toqué la puerta por décima quinta vez y recién ahí abrió. Suspiré e intenté abrazarla como siempre, pero esta vez algo fue distinto y el mal presentimiento que lo acompañaba no me gustaba en lo absoluto.

-Me iré, Shawn. -Dijo con voz rasposa.

Quise mirarla a los ojos para saber si era verdad, si realmente haría eso y me dejaría. Pero la sinceridad que emanaban sus llorosos ojos castaños me dijeron que nada podía hacer para detenerla.

Sentí el pinchazo en mi corazón, sentí el vacío inmenso que se formó en mi pecho y la ardua tarea de tragar saliva aún con el enorme nudo que había en mi garganta.

-¿Por qué? -Apenas pude formular.

-Porque ya no lo soporto. -Se quebró.

Asentí con toda la tristeza del mundo. Seguramente ella sería más feliz con otro que le brindará la atención que necesitaba y yo ya no podía hacer eso. El trabajo me había arrastrado a esto y es como todos dicen, si quieres éxito, algo a cambio tendrás que dar y la fama se estaba llevando a la mujer que quería pasar el resto de mi vida.

No la detuve, presioné mis lagrimales con mis dedos para aguantar las ganas de llorar mientras ella salía con sus maletas cada vez más lejos, hasta que me miro una vez más.

Estaba dudosa, no quería separarse de mi, pero tampoco quería seguir quedándose, por lo tanto, volvió la mirada hacia la puerta, donde tomó el pestillo dorado y cerró la madera de un leve movimiento, casi silencioso, como cuando no quieres que alguien se despierte de una profunda siesta.

Apenas vi que se desvaneció por la puerta, las lágrimas me sucumbieron y tan solo quería estar solo, pensar en mis errores y arrepentirme hasta que el dolor no sea tan intenso como lo es ahora.

(Fin de flashback.)

-¡Shawn! -La Rubia me gritó en el odio haciendo que me sobresaltara.

-¿Que demonios te ocurre? -Le pregunté con agresividad por el reciente recuerdo.

-¡Sal del auto!

Miré a mi alrededor y caí en la cuenta de que había vuelto a la realidad. No estaba con América, estaba con Hannah, no estaba en mi casa, estaba frente al edificio de radio de la ciudad. Sentí un pinchazo en el corazón al darme cuenta que ahora mismo mi Cenicienta estaba con otro príncipe marrón. Si, marrón como la caca, porque él es pura mierda.

Salí del auto con las cámaras cegadoras y las fans gritando mi nombre con euforia. Saludaba gentilmente mientras sonreía y alguna que otra vez daba autógrafos.

Apenas entre al edificio tan... Oficinista me eché a correr por el pasillo hasta llegar a la zona de la entrevista, no quería seguir expuesto, menos en el estado en el que me encontraba.

Hace media hora que no podía dejar de pensar en lo que estaba haciendo la morena y en lo estúpido que fui al dejarla sola con ese hipócrita. Hace media hora que la entrevista debía de haber comenzado.

Cuando las preguntas comenzaron a formularse mi cabeza comenzó a viajar a otros lugares y concentrarse en el ahora.

-Últimamente se corren rumores de una supuesta chica a quien te encontraste en uno de tus recitales...-Sabía que iban a hablar de ella, la cosa es que mi mente está en blanco. -Algunos dicen que es una ex otros una amiga o incluso una prima. ¿Aclararias?

Hannah me impulsaba a hablar, el chico que me trae el agua se estaba tomando mi vaso y el maldito de Cameron seguía sin aparecer.

-Es... Es solo una amiga.

Todos entraron en pánico, la realidad es que tenía que decir que era mi novia, pero ya no era el caso.

Gracias a ese recuerdo me había dado cuenta lo egoísta que había sido y siempre me había preocupado por mi y si en ese tiempo pensé que ella es más feliz con otro así va a ser, por más que me muera de los celos, quiero que ella sea feliz con alguien que la necesite como ella a ese.

Me levanté del sofá y caminé hacia el auto. Cameron me mataría y Hannah siquiera me siguió, sabía que si lo hacía me decapitaba, así que me dejaron solo.

Le indiqué al chófer que me llevara a casa y pensé que algo bien había hecho.

No respondí mensajes, no revisé las redes sociales, lo único que quería hacer era mirar televisión y preparar el discurso perfecto para hacer que América volviera a México.

La puerta se abrió y la dichosa apareció en mi campo de visión. Estaba igual que cuando la vi esta mañana, solo que algo estaba raro en su rostro. Algo de decepción.

-¿Tu cita fue un desastre? -Le dije sin despegar la mirada del televisor.

-No quiero hablar contigo. -Dijo con calma.

-Se acabó. -Su mirada viajó hacia mi enseguida y apenas comprendía lo que pasaba.

-¿A que te refieres con "Se acabo"?

-No vas a fingir ser mi novia. -Sus cejas se alzaron hacia arriba y la sopresa la sucumbió.

-Pero...-La interrumpí.

-Cuando me fui de aquí me había dado cuenta lo egoísta que había sido y lo mal que estaba haciendo al retenerte aquí conmigo. -Apagué el televisor y tomé las maletas que me había encargado de hacer yo mismo y las dejé a un lado de la puerta.

¿Realmente quería que se vaya? No, todo lo contrario. Pero prefería su felicidad antes que la mía. Como siempre había sido...

-Shawn... -Me miró a los ojos fijamente, esperando algo de mi, un movimiento, una señal... Sus ojos estaban tan brillosos.

-No, no empieces con tus discursos, estoy haciendo lo correcto. -Rió con sarcasmo.

Quedó pensativa un momento, analizando mi rostro y lo único que quería en ese momento es que se fuera, odiaba las despedidas y no podía parar de pensar en lo que había pasado la última vez cuando la perdí.

Estoy fingiendo que no la extraño para ser fuerte yo mismo, para no decaer, para no entristecerme.

Volvió a mirarme a los ojos y tomó mis mejillas mientras depositaba un pequeño beso en mi frente, como siempre lo hacía cuando se iba a trabajar o se separaba de mi por unas horas.

Respiré hondo aguantando el deseo y todo lo demás, intentando acallar mis ganas de abrazarla y dejarme completamente expuesto.

El segundo beso fue en la sien, el tercero fue en la nariz, el cuarto a mi mejilla y se suponía que el quinto era en mis labios, pero no fue así, fue en las comisuras dejándome estúpido, rogando para que no me deje a medias.

Acarició mis cachetes con sus pulgares y me sonrió comprensiva, a todo esto yo estaba atónito.

-También haré lo correcto. -Tomó sus maletas y salió de la habitación.

Mi cuerpo estaba en shock y mi corazón se sentía peor de lo que alguna vez se había sentido, otra vez la perdí, otra vez la deje ir como el idiota que soy.

La ansiedad me carcomía, me balanceaba en el sillón intentado calmarme. Mis uñas estaban lo más cortas posibles y mis piernas no paraban de caminar en círculos.

No iba a gritar, no iba a dejar que mi cabeza volviera a joderme la vida. Al menos no por ahora, para no salir corriendo por ella, por mi orgullo y por mi dignidad.

Fingiendo Ser Gay | S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora