Capitulo 27

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Seguíamos mirándonos, esta vez con los sentimientos más a flor y con las gargantas preparadas para largar toda la verdad que habíamos ocultado durante un año de locura, estaba a nada de pedirle que se viniera conmigo, que se olvidará de todo y que se mudara conmigo, al fin y al cabo dentro de unos días cumpliría sus 18 y viviría conmigo... ¡Eso es! Me amo, basta.

—Ven conmigo. —Pedí en un susurro deseante de una buena respuesta.

—No puedo Shawn...—Bajó la mirada.

Me erguí y me puse recto, miré al frente, tomé aire, pensé las palabras perfectas, cerré los ojos y dejé que mi mente me llevara esta vez.

Me encorvé solo un poco para alcanzar su rostro y obligarla de la mejor forma a levantar su rostro. Con un rápido movimiento junté nuestros labios en un beso mientras la hacia mirar hacia arriba para tener un mejor panorama para el beso. Mi cuerpo se tensó por el tacto y los pelos de mis brazos se ponían de punta, su lengua jugueteaba con la mía de la mejor forma, se sentía malditamente bien y había tanta sincronización, besaba como el infierno.

—Ven conmigo. —Dije entre besos.

—No me hagas esto. —Susurró.

—Ven conmigo. —Insistí.

La atraje hacia mi tomando su cintura hasta atraparla en mi cuerpo, entre mis brazos. Cada vez los besos tomaban más protagonismo y eran más lentos. Intentaba que dijera que si y se quedará conmigo, porque no soportaría la idea de dejarla aquí sin mi, no soportaría la idea de dejar que cualquiera la amara en mi ausencia.

—Shawn...—Dijo con un hilo de voz.

Se rindió y enredó sus manos en mi cuello. Gracias a eso pude abrazarla por completo y esparcir mis brazos por toda su espalda, buscando un tacto más fuerte y placentero.

Dejé de besarla un momento y apoyé mi cabeza sobre la suya para recuperar aliento. Para ser sincero no quería dejar de besar sus labios, sabían a frutilla, mi nueva fruta favorita.
Dejé caer mi cabeza sobre su hombro y me hundí en el olor a vainilla de su cuello, donde no querría salir nunca jamás.

—Estoy tan loco por ti... Cumpliste tu promesa y juntaste todas mis piezas...—La miré a los ojos aún con mi brazos enredados en sus bucles.

—También lo estoy por ti y también lo has hecho, pero no puedo ir contigo... Mi madre ya sabes. —Negó con la cabeza.

—No voy a dejarte aquí, me consumirían los celos de verte con otros, estaría triste todas las noches porque ya no tendría al loro parlanchín que tengo todas las noches desde que te conozco. —Sonrió totalmente sonrojada.

—Ve a cumplir tus sueños, yo sería un estorbo. —Besó mi frente y tomó fuerte mis manos.

—Sabemos que odias a tu madre, es una buena razón para irte conmigo y dejar el dolor. —Reí melancólico.

—¿No te rendirás hasta que te diga que si? —Sonrió ampliamente.

—En el cuento de Cenicienta ella olvida a su malvada madrastra y se va con el apuesto príncipe. —Arquee una ceja y sonreí victorioso.

—Soy la versión negra de Cenicienta, Shawn. El peor apodo. —Reí a carcajadas por su comentario.

—Eres una negra con bucles preciosos. —Dije cuando noté mi brazo lleno de rulos enredados en mis dedos hasta mi antebrazo.

—Cállate que me sonrojas.

—¿Tu madre a qué hora vuelve? —Pregunté una vez que me acordé que estábamos en casa ajena.

—Volverá mañana por la mañana, está con su amante. —Suspiró.

—Entonces me sobra tiempo.

La tomé con calma y comencé a besar sus labios despacio, intentando hacer crecer el deseo entre los dos. De a poco fui repartiendo una estela de besos que daban desde su mandíbula hasta su hombro derecho. Poco a poco me deshacía de sus prendas como ella de las mías, hasta sentir el suave tacto de su piel tersa con la mía. Estaba teniendo la mejor noche de mi vida.

Al final de cuentas Cameron no era el único que tendría fiesta hoy, aunque mi fiesta era otro estilo de fiesta, que apuesto que su fiesta se basaba en bananas, empanadas y mucha agua.

¿De donde saco yo todas estas cosas?

Desperté por la mañana, a eso de las ocho. Los bucles salvajes de la mexicana estaban por todas partes y las sábanas estaban más revueltas que mi cerebro. Los recuerdos de la noche anterior estaban impregnados en mi memoria, no sería fácil borrarlos y tampoco quería hacerlo. Estaba sobre mi, y no, no me aplastaba, estaba lo más cómodo que había estado en toda mi vida. Mis brazos estaba enredados en su cuerpo y cabellos mientras que los suyos trazaban pequeñas caricias en mi pecho y cuello.

Su teléfono celular sonaba como loco, y no soy una persona controladora, por lo tanto lo deje en paz, que hiciera lo que quisiera, nada me sacaría el hermoso humor y la preciosa imagen de una princesa sobre su cama.

Luego de unos minutos abrió los ojos por fin y admiró su alrededor, sabía que todo era real y mucho más yo, estaba en su cama, completamente expuesto y enamorado.

—Wow...—Dijo con voz adormilada. —Podría acostumbrarme a esto.

—También yo, pero debo irme, tu madre llegará en cualquier hora. —Me hizo una seña con la mano que indicaba que esperara y con toda la vaguez del mundo tomó su móvil y sonrió como las mejores.

—El diablo: Estaré con Derek todo el día, haz lo que se te plazca. —Meneo su cabeza divertida y se levantó llevándose todas las sábanas.

—Sht, ¿Que haces? —Le pregunté tironeando de la sábana.

—Me voy a bañar. —Frunció el ceño con una sonrisa.

—Las sábanas van en la cama. No es nada que no haya visto antes. —Se encogió de hombros y dejó caer las sábanas detrás de ella mientras desaparecía detrás de la puerta del baño. —Y apúrate que tenemos un día muy largo.

—Cierra el hocico Mendes, haré lo que me plazca como dice mi madre.

Esta chica me volvería loco, loco en todos los sentidos porque así lo hacía. Con cualquier cosa. Te daban ganas de comertela a besos y otras te daban ganas de mudarte del país porque era insoportable. Pero esa es la mujer que amo y esa es la mujer que elijo. A acostumbrarse.

Salimos de su casa, en busca de Cameron que probablemente seguía en la casa de Florencia, por lo tanto nos dirigimos allí con mi Ferrari... Ok, fuimos caminando.

Quería que América se mudara conmigo allí en los Ángeles, mis padres seguramente estarían felices por mi y por la noticia, siempre me apoyaron en todo y estoy feliz de tener los mejores padres del mundo y en cuanto a Aliyah Ella estaría más que emocionada ya que conocería a todos esos famosos que tanto quiso. Pondría empeño en mi carrera y en mi relación y no dejaría que nada, ni nadie se entrometa, ni rumores ni nada. Que la gente se acostumbre a que solo amo a tres mujeres y que no habrían más. Mi madre, mi hermana y Cenicienta y todavía me sigo preguntando si mi padre no es del otro bando. Es una larga historia por contar.

Fingiendo Ser Gay | S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora