Capitulo 10

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Todo el mundo me miraba raro. Desde el momento en el que cruce la puerta del Instituto sus miradas fueron puestas en mi como aves acechadoras.

No entendía el comportamiento tan repentino de todos. Sé que me miraban siempre, pues, soy el mejor capitán de fútbol americano que nunca hayan conocido. Pero estas miradas eran distintas.

— Tu y yo debemos hablar. — Dijo Cameron cuando me tomo por el brazo y me metió a la habitación del conserje.

— ¿Por qué todos me miran de esa forma? — El castaño suspiro.

— Se enteraron de que eres gay. — Frunci el ceño lentamente.

Si lo fuera, ¿Que habría de malo? ¿Por qué tanto rechazo?

— No lo soy. Pero de todas formas no deberían mirarme así. — Luego agregue.—Me intimidan. - Fingí una voz femenina.

— Ya sabes lo mierda que es esta sociedad. — Asentí.

— ¿Quien habrá hablado? ¿¡Fuiste tu zorra de Alcantarilla!? — Lo empuje hacia las paredes mientras que mi antebrazo lo apretujaba contra la pared.

— Yo no he dicho nada. — Intento empujarme para luego añadir; Se lo dijiste a Hillary, puede que ella haya dicho tu secretito.

— Ella nunca me haría algo así. — Cameron bufo.

Sé que Hillary no es así. Es de esas chicas irreemplazables en las que puedes confiar tu secreto más oscuro y aún así no abrirían la boca nunca. Por más trágico que sea.

— Sólo quería ponerle suspenso. — Lo Solté.

— ¿Más del que ya hay? — Sonó la campana. — Esto no se termina aquí.

¿Y si Cameron no se equivocaba? ¿Y que si, a pesar de su mente fantasiosa, tiene razón? ¿Ella podría hacer tal crueldad? No lo sé, pero cuanto mas lo pienso, más abajo me vengo. Ella ni es capaz. Lo sé.

Luego de dos horas mas que aburridas con el calvo con cabeza rechinante, me dirigí hacia el patio de comidas, donde nuevamente todos me miraban.

Visualice a Hillary a lo lejos. Pretendía desatar una discusión interminable donde ella se viera culpable y yo la víctima de todas sus mentiras. Pretendía dejar todo mas que claro.

Me acerqué a su banco y la tome por la muñeca con fuerza para que no se escapara. La lleve hasta detrás del patio donde estaba la cancha de basquet y las gradas para estar lejos de lo que pudiera pasar.

— Tu. - Le apunte con mi dedo índice.

— ¿Yo? — Pregunto dubitativa.

— Si, tu. ¿Como pudiste decirle a todo el mundo sobre mi secreto? — Alzó sus cejas y abrió la boca para hablar, pero nada salía de ella. La descubrí.

— Yo no he dicho nada. — Dio un paso adelante y me aleje uno atrás.

— Eres la única a quien se lo he dicho. — Me cruce de brazos.

— No he dicho nada, Shawn. — Otro paso más. Otro paso menos.

— ¿Como pudiste hacerme esto?

— ¡Que yo no he dicho nada, joder! — Alzó sus brazos.

— Entonces explicame quien fue.

— Shawn, juró que no sé nada de esto. Hoy me acabo de enterar que tu secreto circula por el instituto.

— ¿Que haré yo ahora? — Me senté en la primera grada.

— Vas a estar bien, si la gente quiere pensar que piensen. Tu... estas decidido de ello.

— Claro, porque tu no eres lesbiana y tampoco tienes que pasar este momento que estoy pasando yo. — Suspiro.

— Lo siento tanto. Realmente no se quien pudo hacer tal cosa. — Se sentó junto a mi y me Frotó la espalda.

Sus caricias realmente eran rectificantes. Sus ojos de alguna forma me traían alivio. Tal vez... después de todo... no es tan malo que digamos.

Apoyo su cabeza sobre mi hombro mientras que entrelazaba nuestros dedos como siempre lo hacía cuando las cosas se desviaban de su camino. Esa era su forma de curarme. Más satisfactorio que la morfina.

Al terminar las clases camine con Cameron hasta el parque mas cercano que había del instituto. Un momento de paz para pensar. Sólo que estar con Cameron no equivale a paz.

— ¿Fue ella? — Pregunto al sentarse a mi lado en el banco de madera marrón.

— No. — Suspire.

— ¿Sabes? Necesitas eso que tienen las personas en las películas. Una persona con la cual pasar tiempo sin compromisos.

DIN DIN DIN. Cameron le dio al blanco. Nuevamente el chico pensó con claridad hasta flecharme con sus ideas.

— ¡Eso es! Necesito a alguien a quien pedirle que sea mi novia para ocultar la mentira de ser gay.

— ¿Vas a ocultar una mentira sobre otra? — Rió.

— Básicamente si. Pero esto se lo explicaré a Hillary para que no piense que le estoy mintiendo que prácticamente si lo estoy haciendo pero no tiene nada de malo. ¿O si? —Clave mis ojos en los suyos.

— ¿Algo así como una mentira blanca? — Asentí. — ¿Y a quien se lo pedirás?

— No lo sé. — Clave mi vista en el horizonte.

Fingiendo Ser Gay | S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora