Capitulo 20

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A veces no podía creer como era posible que Cameron supiera ligar tan bien, y ahora que aprendió el acento mexicano era mas irresistible, cualquiera podría violarlo y secuestrarlo.

Pensaba en las coincidencias de la vida y, después de mucho tiempo, llegue a la conclusión de que el huevo estuvo antes que la gallina, es obvio, sin el huevo no habría gallina, daaah.

Estaba sentado en la barra, tomando alcohol y haciendo que se me quemara la garganta para después cerrar los ojos con fuerza.

No sé en qué momento me puse tan loco y borracho que me uní a Dallas, se ve que soy mas divertido estando ebrio que sobrio... menuda conclusión.

Sin querer con mis caderas empujé a alguien a mi costado y ese alguien empujó a otro alguien que, mientras yo me daba la vuelta, cayó a espaldas mías. Para mi suerte, llegue a tomarla antes de que tocara el suelo.

Estaba tocando su espalda tibia y mi otra mano estaba aferrada a su cintura, mi rostro estaba tan cerca suyo que podía oler el olor de su perfume, tan femenino. Sus piernas estaban atoradas en las mías y sus manos esposadas en mi torso.

—¿Tengo que darte las gracias o tengo que golpearte? —Sonrió.

Caí en sus ojos, dos perlas miel brillaban, los podía notar aunque la luz no iluminara lo bastante, no llevaba nada de maquillaje, estaba tan al natural y su cabello castaño ondulado se enredaba en mi brazo inmediatamente, su piel morena me dio un indicio de que era Latina... la latina más candente que pude ver en mi vida.

—Emm... yo... lo siento, no fue mi intención. —De a poco la fui levantando hasta que quedó pendiente en mis brazos.

—Debes agradecer que al menos no estás tan borracho para pedirme perdón. —Su sonrisa plasmó a toda la discoteca, había muchísimas miradas sobre sus curvas y eso fue lo que me molestó, siempre respeté a una mujer y me da cólera cuando alguien no las respeta.

—Ten cuidado, hay muchas miradas. —Le avise mientras le guiñaba un ojo.

—Estoy acostumbrada, en México somos poco más hostigadas en la calle. —Rió.

—Solo... no te vayas sola, nos vemos luego Cenicienta. —Volví a las corridas con Cameron, pero esta vez se me hacía dificil quitarle la mirada de encima a Cenicienta, los hombres de aquí parecían querer devorarsela en cualquier momento.

Cuando la vi salir, me tomé el trago de alguien mas y me dirigí hacia la puerta, no permitiría que se vaya sola sin cerciorarme de que iba a estar bien. Otro de mis ataques de hombre sobre protector, mira de lo que te pierdes ¡Hillary!

¿Que demonios? No sabía si vomitar p interrumpir, Miss Latina se besuqueaba, o eso parecía ser, con un borracho... esperen, yo también estoy borracho, bueno, pero yo no tomo siempre. Aguante el helado.

No, definitivamente no lo estaba besando, sino que estaba siendo ¡Abusada! Maldito gordo panzón, ya se las vera conmigo.

—¡Hey! ¡Tú! La dama no quiere tu saliva. —Grité e hice que el hombre se girará a mi.

—¡Vete, niño, si no quieres problemas! —Amenazó.

—¡Ven a pelear vejestorio!

Estaba esperando el puñetazo, pero cuando lo soltó, en vez de irse a mi, se estampó la mano contra la pared y durante unos minutos estuvo peleando con ésta.

Cenicienta corrió a mis brazos como todas las chicas lo hacen, soy todo un galán.

—Primero que nada, puedo cuidarme sola y segundo, mis ojos están aquí. —Levanté la vista del suelo y contemplé una vez más sus ojos miel.

—Estabas en apuros. —Reí.

—No necesito a un "Superman". —Dijo mientras encerraba con sus dedos en forma de Comillas la última palabra.

—Y yo no necesito una Cenicienta, pero sin embargo estoy aquí. —Rodó los ojos con diversión y golpeó suavemente mi hombro.

—Un gusto conocerte Superman, te debo lo de esta noche. —Con su vestido rojo fuego y sus tacos negros camino por la calle luciéndose con estilo.

Veía como se alejaba lentamente, observaba sus piernas morenas y su espalda un poco descubierta, estaba fascinado, encantado y estaba perdido. Sabía que no debía hacerlo, todavía tenía sentimientos por Hillary, pero no me molestaría en lo absoluto enamorarme de una mujer tan fogosa como lo era Cenicienta.

—¿¡Puedo llevarte a tu casa!? ¡Mi amigo se llevará a alguien a su casa y me quedaré sólo por mucho tiempo!

Se dió media vuelta y me observó de arriba a abajo.

—¡Sólo por esta vez, Superman! —Se rindió.

Corrí detrás de ella, siguiendo mis impulsos y tratando de olvidarme por una noche, que Hillary existía y hasta ahora iba bastante bien, con la compañía de unos labios rojos y unos ojos que no me dejarían de mirar en toda la noche.

Cenicienta lograba capturarme con sus encantos y pronto sería yo quien correría a las doce de la noche por temor a que me descubran.

Fingiendo Ser Gay | S.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora