Capítulo 14

11 1 0
                                    


Permanecí inmóvil, aquel hombre me miraba serio, esperando cualquier tipo de reacción por mi parte.

-¿Qu-qué?-pregunté con un nudo en la garganta. Él ni siquiera se dignó a contestar- Estás mintiendo- dije con una gota de esperanza que me hacía creer que todo era mentira, que estaba soñando, Blake era un chico fuerte, no puede estar muerto.

Rabia, ira impotencia, pero sobre todo dolor, mucho dolor.

-¡Hijo de puta!-le grité fuera de mis casillas- ¡¿Por qué?! Él no hizo nada malo!- lloré y lloré- ¿Por qué no me mataron a mi?-intenté pegar a ese gorila más de una vez, pero gasté mis fuerzas en vano.- él no se lo merecía- dije sentada en el suelo con la cabeza entre mis piernas—Él...él...oh Dios mío, Blake.

Pasaron las horas, o eso me pareció a mí, y yo seguía ahí en el suelo, destrozada. En cambio aquel hombre ni se inmutaba, él estaba a un lado de aquella habitación entretenido con un teléfono en las manos, nunca llegaré a entender cómo pueden existir personas sin sentimientos.

-Duérmete ya, es tarde-dijo con voz neutra.

Poco a poco fui cayendo hasta quedar completamente estirada en el suelo, abrazada a mi misma intentar a duras penas entrar en calor, mis delgaduchos brazos no cubrían gran parte de mi cuerpo.

Aquel hombre se levantó y fue a apagar las luces para después apoyarse en la pared dispuesto a dormir. Yo sin embargo no conseguía conciliar el sueño. Por mi cabeza pasaban millones y millones de cosas, provocando que mi insomnio aumentara considerablemente.

Los minutos fueron pasando y con ellos unos leves ronquidos se hicieron presentes en la habitación.

Intentando no hacer ruido me fui acercando a él poco a poco. Cuando estuve a una distancia considerable, busqué con la mirada aquel teléfono; busqué alrededor suyo y nada, miré en sus bolsillos pero tampoco. Levanté la manta que tenía por encima y... ¡Bingo!

Con el máximo cuidado intenté coger el aparato, pero el maldito se movió, dificultándome la tarea prevista, por lo que me fui al otro lado donde me fue más fácil conseguir dar con el teléfono.

En cuanto lo tuve, volví a mi sitio de partida, el suelo. Desbloqueé el teléfono el cual no tenía contraseña (idiota). Y sin dudarlo marqué el teléfono de la policía. En cuanto contestaron, me apresuré a hablar.

-Soy Brooke Adams, no sé donde me tienen, y no se cuanto tiempo llevo aquí, nos secuestraron a mí y a unas compañeras más en el internado, nos retiene un tal Peter, por favor, a-ayúdenos.

-Por favor, señorita intente tranquilizarse soy el comisario Pérez, estamos rastreando la llamada, no cuelgue, y sobre todo no haga ninguna tontería-hubo un momento de silencio- la hemos localizado, no se preocupe, señorita Adams, pronto volverá a estar a salvo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 11, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DIAMONDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora