8. Cambio y fuera.

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Stacey está parada justo frente a mi, su rímel negro y labial fucsia relucientes bajo la luz de la cafetería. Me mira con el ceño fruncido, sus ojos zafiro ligeramente arrugados, y eleva la mano, lista para darme una golpiza en la cara, pero se queda congelada mientras busca las palabras correctas, y entonces exclama:

—¡Lo sé todo, Joleen! ¡Todo! ¡Saliste con Liam, lo sé, yo lo sé! Tengo pruebas, estas frita, tu vida está arruinada, tenlo por hecho.

La miro con gracia. Su coleta rubia y flequillo se agitan mientras ella mueve su cabeza, furiosa. Lleva una blusa con el número 45 del equipo de basquetbol y una falda un poco más arriba de sus rodillas.

—Y tu relación —murmura Rena entre dientes mientras ríe.

Me giro para verla, atónita. Sus ojos se achinan mientras muestra una gran sonrisa en sus labios.

—¿Eh? ¿¡Cómo te atreves!? —Stacey, con su voz chillona, exclama—. Ustedes y su tonto... ¿Cómo se hacen llamar? ¿Scotch? ¿Squibs? Que les quede claro, la única razón por la que Liam y yo llegaríamos a terminar en cualquier momento sería de nuestra incumbencia y problema, y si llegaste a creer que salir con Liam haría que terminásemos, estás muy, muy equivocada, Joleen.

—¿Sabes, siquiera, lo que pasó? —Pregunto con frialdad.

Ella abre la boca y la cierra. Después, escupe:

—¡Sé lo suficiente!

Niego con la cabeza y me llevo una mano a la frente. Quien sea que le haya dicho lo que pasó, no le dio suficientes detalles o, por lo menos, información.

—¡Fuimos, por si no lo sabías, a Plaza Sésamo! —Dice, entonces, Gina, poniéndose de pie para estar a su altura y golpeando la mesa con su mano derecha—. El squad, repito, squad completo. Resultó ser que Liam Turner se encontraba ahí en ese momento, y al separarnos por una serie de eventos inoportunos, Joleen se topó con él. Nada de qué preocuparse, cariño, tu relación cliché sigue en pie.

Stacey nos mira con recelo, sin saber qué decir, y Gina se queda de pronto congelada y un tanto incomoda sobre o que acaba de hacer, hasta que Stacey eleva las cejas y nos da una mirada triunfante.

—Ah, ¿sí? ¿Entonces cómo explicas esto? —Nos muestra una fotografía en su celular. Liam y yo corremos tomados de la mano, yo partida de la risa. Todas me miran, incluso el squad, y se muestran un poco ofendidas.

¿Quién tomó esa foto?

—Sí, Joleen, ¿tienes algo que decir al respecto? —Exclama Olivia, ofendida.

—¡Huíamos de Pelo de Popote! ¿Algún problema? —Aclaro saliéndome de mis casillas

—La verdad es que preferiría que me llamasen por mi apodo, Pepo, pero Pelo de Popote no me molesta en lo absoluto. Irónico que mi cabello asimile popotes, ¿no?

Aquí está de nuevo, ese chico, el que aparece cuando no lo llaman y desaparece cuando sí.

—¿Qué? —Cuestiono—. Pepo... ¡¿qué está pasando?! Espera un... ¿quién te envió esa imagen? —Le pregunto a Stacey. Miro a Pepo sorprendida y, de pronto, me siento confundida.

¿Fue, acaso, él? ¿Sería capaz de traicionar a alguien de esa manera? No, eso no sería posible. Me dijo que estaba de mi lado e incluso hizo una campaña sobre mí. ¿Quién haría eso seguido de lo que pasa ahora?

—No debería decirlo —comenta Stacey—. Rompería mi confianza con él. —Sonríe pícaramente y le guiña un ojo a Pepo.

¿Qué? Comienzo a confundirme. Si Pepo hubiese sido... él sólo estaba ahí, trabajando en su traje de elmo, repartiendo hot dogs... ¡repartiendo hot dogs! ¡Él se enojó conmigo al yo no aceptar su hot dog! Probablemente, al saber que Liam va a su misma escuela y sale con Stacey, decidió cobrar venganza enviando la fotografía que él tomó. Entonces, ¿qué fue todo eso de la campaña? ¿Acaso era para ver quién está en lo correcto?

Guerra de SquadsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora