Leer la N/A importante.
Liam y yo caminamos por los pasillos en silencio. Mis pasos resuenan en el piso, junto con los suyos de hule. El suelo entero está cubierto de volantes y broches con nuestros nombres. A lo lejos, se escuchan unas voces exclamando.
—¡Bro! ¡Eso valió la pena!
—¡Totalmente! ¿Qué sigue, expulsión? —El chico hace un tono escocés—. ¡Con gusto! ¡Podríamos viajar en el mundo!
Los dos chocan las manos y el golpe resuena en el pasillo. Cuando estamos mucho más cerca, los puedo ver a ambos.
Es un chico de cabello marrón y una mirada verdosa alegre, junto con otro de gafas, ojos cafés y cabello negro.
Al vernos, se dan una mirada, y caminan hacia nosotros.
—¡Bienvenidos! ¿Liam? No me sorprende. —El de cabello marrón le da una palmada en la espalda.
—¡J-Joleen! Pero, ¿qué? ¿Qué ha pasado? —Cuestiona el otro sorprendido.
—No tengo idea —Liam dice con amargura.
—¡Ah! ¡Lo que me contó Roger! —El de gafas negras mira a su compañero y le explica mientras recoge un volante en el suelo y se lo enseña—. Al parecer, mientras alimentábamos a las anguilas, estos dos hicieron una campaña de adversidades, o algo por el estilo.
—Ah, eso explica el desorden.
—¿Anguilas? —Pregunto con sorpresa. ¿Quiénes son ellos? ¿Cómo me conocen?
—Bryan. —El de cabello marrón, que se encuentra parado frente a Liam, me extiende la mano.
—Oswald. —El de gafas, parado frente a mi, le extiende la mano a Liam, haciendo un nudo entre nosotros.
Liam y yo nos quedamos callados, él con el ceño fruncido. Yo, más que nada, confundida.
—Buena suerte —dicen al unísono—. El hombre está cascarrabias.
Entonces, se van brincando juntos de un lado a otro, soltando carcajadas y susurrando cosas que no logro escuchar.
Miro a Liam, él solo se encoge de hombros sin expresión alguna. Nos paramos frente a la puerta cuando un sonido retumba en mis oídos.
—¡¡LIAM TURNER Y JOLEEN VERTMONT, EN MI OFICINA INMEDIATAMENTE!! NO LO REPETIRÉ UNA VEZ MÁS.
Liam me mira a los ojos con una expresión en blanco. Me muerdo el labio y elevó las cejas.
—Será mejor que tú abras la puerta —me dice—. Yo ya he tenido suficiente con ese viejo.
Asiento con nerviosismo y abro la puerta. Cuando me dispongo a entrar, Liam lo hace, dejándome sosteniendo la puerta. Abro los ojos como platos ofendida y entro a la oficina con las manos hechas puños.
Tan pronto veo la oficina mis manos se relajan y mi mirada se torna a la de una niña que mira un perro gigante: confundida, sorprendida y asustada.
Es un cuarto muy pequeño. Alrededor hay muchas cosas, entre ellas llaves, objetos extraños que, probablemente, el director ha confiscado (como un lápiz del tamaño de un metro). Hay un escritorio en el centro. El director se encuentra sentado en una silla frente a éste. No puedo ver sus piernas, pero sé que lleva su destacada falda escocesa a cuadros rojo con verde, junto con una camisa blanca de botones. A su lado se encuentra su preciada gaita, y, cuenta la leyenda, que si llegas lo suficientemente temprano, se escucha a él tocando por los altavoces. No he vivido para contarlo aún.
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Guerra de Squads
Genç KurguGanadora del tercer puesto en el concurso FranBaraAwards. - Joleen Vertmont y Liam Turner son todo menos parecidos. Es por eso que cuando, por accidente, se topan después de años compartiendo clase, las vidas de ambos se tornan de cabeza. Charlas i...