Azul

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Siguiendo con los colores, el alma de Sea es azul. Al menos eso dice ella, yo no tengo la habilidad de visualizar las almas superpuestas al cuerpo de las personas que tengo delante. Siempre le digo que eso tiene que molar mucho, pero ella dice que estar cerca de gente con el alma "fea" le da dolor de cabeza.

No sé exactamente cuáles son sus criterios a la hora de valorar las almas, pero bueno...("¡Ah, mira un alma verde, le doy un 10!").

Vale, Sea me acaba de dar un codazo en las costillas. Me lo merezco (sí, ya sé que tus habilidades no funcionan así.).

Al parecer mi (irritante) amiga se tiene que concentrar mucho para ver las almas. No sabéis lo divertido que es verla achinar los ojos (es asiática, y los ojos se le convierten en rendijas).

Ahora mi (cargante) amiguita me está dando una charla sobre el correcto uso de la puntuación en los relatos. Al parecer tanto paréntesis no es normal (yo sólo seguía tu ejemplo). Sí, lo hago sólo para fastidiarla, lo siento de verdad si eso te incomoda.

Bueno, ahora en serio. Supongo que si estás leyendo esto es que al final Sea ha conseguido hackear algún Wi-fi cercano y lo ha mandado a todos los e-mails posibles. Sea es una experta en todo lo que tenga que ver con la informática, y le gustaría ser escritora de mayor. Creo que tiene bastante talento, pero la verdad es que nunca se había puesto a escribir en serio.

Como a estas alturas ya habréis notado, yo soy Acier. Sea es mi mejor amiga. Es una mutante como yo y tiene el poder de ver las almas de la gente (algo a priori bastante inútil, pero ya llegaremos a eso).

Físicamente, es un poco más alta que yo (1.70), tiene el pelo negro y está extremadamente delgada. No digo que sea anoréxica, es que en su orfanato prácticamente la mataban de hambre ( a mí también, pero yo nunca tuve reparos en robar). En conjunto, yo diría que presenta un perfil un tanto melancólico, como si siempre estuviera triste. Le rodea un halo de suave añoranza, que la hace parecer un tanto frágil, pero nunca deberíais dejaros llevar por las apariencias en lo que a ella se refiere. ¡Ah, y es asiática! Aunque eso ya lo he dicho antes.


Mentalmente, Sea es extremadamente perfeccionista, hasta llegar a ser irritante cuando le da por corregir todos tus fallos. Es imposible mantener una conversación normal con ella cuando está enfadada, porque comienza a señalar todos tus errores gramaticales. Sí, es cargante.

Ahora mismo me está echando una bronca tremenda por escribir de la misma manera en la que hablo. Al parecer, tengo que preocuparme por redactar un escrito que no sé si va a leer alguien siquiera. Buff. (Ah, que tampoco puedo hacer eso. Yo juraría que he visto onomatopeyas en algún libro.). *Bueno, al parecer para hablar directamente con el lector el signo adecuado son los asteriscos. Yo diría que en estos primeros capítulos no hace falta, ya que son de introducción/presentación, pero a partir de ahora ambas vamos a intentar ser todo lo lingüísticamente correctas que podamos. Por cierto, los asteriscos me recuerdan de mala manera a los fanfics.*

En fin, aunque yo creo que deberíamos omitir ciertas partes de esta historia por el bien de nuestra propia seguridad, al final Sea me ha convencido para traeros en primicia la historia de nuestras vidas sin censura. Tampoco es que haya ningún material moralmente comprometido que censurar, pero no sé si os habré dado cuenta de que los mutantes no nos hace especial gracia decir cuáles son nuestros poderes. Somos extremadamente reservados, incluso con otros mutantes, porque sabemos que en cuanto conozcáis nuestras fortalezas, aprenderéis a explotar nuestras debilidades. Así las cosas, vamos a comenzar por el principio: el día en que me quedé huérfana.

Mar aceradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora