Respirando agua

39 5 3
                                    

Síp, respirando agua, porque a pesar del miedo, las costillas rotas y el agua, seguía viva. Seguía respirando, sufriendo y ahogándome (esta vez de angustia) en el fondo de aquel condenado río.

Ni siquiera tuve tiempo de sorprenderme al comprobar que el agua entraba y salía de mis pulmones con facilidad. Estaba tan conmocionada que me limité a seguir mirando hacia arriba, con los ojos probablemente vidriosos y la mente turbia como el agua que me rodeaba.

Permanecí así largo rato, con el corazón galopándome en el pecho.

Resulta irónico pensar que lo que me sacó de mis oscuras cavilaciones fue precisamente la propia oscuridad, que se cernía a mi alrededor. Cuando se hizo de noche, ascendí nadando hasta la superficie e hice el muerto, a merced de la corriente y demasiado aturdida como para pensar en cataratas o piedras afiladas. Así me dormí, y creo que esa noche mi cerebro hizo un borrado total de disco duro y decidió ahorrarme el trauma de la muerte de mis padres. Cuando desperté a la mañana siguiente, no sabía quién era.

*La amnesia fue terrible, pero supongo que no tan devastadora como la pérdida de mis padres (recordemos que por aquel entonces era una enana de 7 años). *

Volviendo a la historia, cuando me desperté a la mañana siguiente, no sabía nada de mí misma. Me desperté con una sensación horrible de vacío en el pecho, y un dolor punzante en las costillas. A pesar de no recordar nada, me levanté y anduve unos 20 minutos en una dirección escogida al azar, hasta que encontré una carretera. Una vez allí, me dormí en el arcén.

Resulta que me encontraba en la provincia de Huesca, empapada y temblorosa.

El hombre que me encontró nunca me dijo su nombre. Se limitó parar el coche unos minutos, sacar su teléfono y llamar a la Policía. Después se dio a la fuga como alma que lleva el diablo. Recuerdo haberme despertado cuando paró su coche junto a mí y me miró con desagrado por la ventanilla. Después de que se fuera, me senté y esperé a que me llevaran. Esperar y esperar, en eso se había convertido mi vida en apenas unos instantes.

*Ahora aclararé que sí, me había olvidado de todo, incluyendo mi breve experiencia sobrenatural en el fondo del río. Dado que no recordaba tener ningún poder en especial, podéis imaginaros mi sorpresa cuando... esperad, que eso sería spoiler.* 

Durante los próximos capítulos le cedo la palabra a Sea, y yo me voy a seguir durmiendo.

Mar aceradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora