Llegamos con la noche encima a la casa de Rich, nos bajamos del auto con las zapatillas en la mano y nos dirigimos a el pórtico. Y ahí estaba Rich, con una copa de vino rosado en la mano y en la otra un cigarrillo. Su rostro se iluminaba con las luces que la esplendorosa casa tenía.
- Hola chicas, ¿cómo les fue hoy? - dijo mirándonos de pies a cabeza y deteniéndose al mirar nuestras piernas.
- Trabajo fácil - dijo Hayley con una sonrisa coqueta.
Él la miró y agachó la cabeza al sonreír.
- Bueno, mañana iremos a Miami. Así que me imagino que toda su ropa y cosas quedaron en su antigua casa. Por eso, me he tomado la molestia de ponerles una tarjeta a su nombre a cada una, y podrán ir a comprar ropa cuando estemos allá, trajes de baño, vestidos, lo que sea, todo lo que usan las chicas. - dijo acomodándose en su sillón, después de poner su copa de vino en una mesita. - Ahora, ¿qué les parece acompañarme a cenar?- preguntó sonriendo.
- Claro - dije sonriendo de la mejor manera que pude.
Hayley asintió con la cabeza. Después nos dirigimos a la cocina, era enorme, con grandes ventanas y pisos relucientes, una mesa color blanca y sillas acojinadas. Todo era preciosamente lujoso.
Rich se sentó y en seguida tomamos asiento. La comida estaba muy sabrosa, y bebimos de su mejor botella.
- Cuando estemos en Miami, - dijo Rich haciendo pausas mientas comía. - las reuniré con todo el equipo. Bueno, igual no son muchos mis trabajadores, pero son muy eficientes. Pronto los conocerán.
Después de eso, subimos a nuestra habitación, y nos dormimos.
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Charchazo a la memoria.
Teen FictionNo estoy rota, lo roto tiene arreglo. Yo estoy jodida, y eso no tiene remedio.