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Luego de que Mari se fuera enojada, Gabrielle y yo decidimos pagar nuestras bebidas a medio tomar e irnos. Creo que ella quería que me olvidara de lo que le había dicho a su hermana, pero no iba a aguantar hasta saber la verdad. ¿En serio me amaba? ¿De verdad quería quedarse?

Todavía no había encontrado el momento exacto para pedirle las respuestas que tanto quería, pero esperaría lo necesario. Eso no significaba que estaba bien con pretender que estaba feliz cuando me moría por saber que estaba pasando por su cabeza, pero no obtendría una respuesta sincera si la presionaba.

Caminamos por el centro de Sydney un rato. A mi me gustaban mas los espacios verdes que tenía Sydney, pero Gabby amaba loa edificios altos y la cantidad de gente que pasaba junto a nosotros.

Ella tomaba mi mano, guiandome entre el mar de gente, y yo la seguía en silencio. Cada tanto ella me señalaba sus tiendas favoritas, o donde sus amigas trabajaban, yo solo sonreía y asentía. Me estaba mostrando su versión de Sydney como si no hubiera pasado toda mi vida aquí, pero estaba demasiado feliz para sugerir que hiciéramos algo mas. Por unas horas, sentí que era su esposo y ellos mi esposa, y esta era nuestra vida. Sin drama. Sin divorcio. Eramos normales. Y eramos felices.

"Entonces," Comencé, mientras llevaba una cucharada de elado de fresa a mi boca. Quería hablar de nosotros. Hoy fue una gran distracción de todo lo que había estado dando vueltas en mi cabeza últimamente, pero tendríamos que hablarlo en algún momento.

Gabrielle, jugaba con su cuchara, dando vueltas en en pote que compartíamos. Se inclinó y apoyo su barbilla en su mano dejando salir un suspiro. "No lo sé." Murmuró como si leyera mi mente. Parecía ser buena en eso.

"Creo que debería empezar con un gracias." No estaba seguro de cuando iba a mencionar la palabra con A, pero en mi defensa ella lo dijo primero en el almuerzo. "¿De veras sientes lo que le dijiste a tu hermana? Sobre como te trate y que todavía..." Mis ojos se pasaron por la mesa. Solo sólo Ashton. Es tu mujer. No será incómodo. No lo hagas incomodo. "¿Todavía me amas?"

Ella asintió a penas, dejando de lado su cuchara y el helado. "Si. Todavía eres mi esposo Ashton
Y una vez fuiste mi novio, y mi prometido... Siempre te he amado y creo que siempre lo haré. Solo pienso que no tome el asunto de la mejor manera. No debería haberte ahogado con los papeles de divorcio. Debería haber hablado mas de como me sentía. Tendríamos que haberlo hablado mejor antes de involucrar un abogado."

"Estoy dispuesto a hacer lo que creas que es mejor. Si quieres resolver las cosas, yo-"

"No," Respondió Gabrielle, aun sin querer mirarme a los ojos. "Todavía creo que ya pasamos el punto de poder arreglar nuestra relación. Pero eso no significa que no podemos ser adultos sobre esto. Podemos seguir viviendo juntos. Te ayudaré a mudarte. Y podemos ver un abogado para hablar del divorcio en lugar de firmar cosas en severo y eventualmente vernos en la corte."

Mi pulso aumentaba con cada palabra que salia de su boca. Podía oír mi corazón latiendo en mis oídos y me sostuve de la mesa para no golpear nada. Tenia que mantenerme calmado en el exterior, porque esto es lo que ella quería. Y esa era la respuesta que estaba buscando... Aunque casi deseaba nunca haberlas pedido.

Ella todavía me amaba, pero me estaba dejando. Iba a vivir conmigo, pero solo para ayudarme a empacar mis cosas así podría irme. No quería que firme los papeles de divorcio, porque quería que lo hagamos juntos. Ella quería mi corazón porque seria mas fácil romperlo en una distancia corta. Y yo no tenia mas opción que dejarla.

"Podemos eh si... ser adultos y um, hacer las cosas juntos." Hable finalmente, todavía sin poder mirarla. Sentía que iba a llorar y gritar al mismo tiempo, pero si miraba el helado en lugar de mirar a la mujer que amaba, podría contenerme.

"Ashton, escucha se que esto no es lo que querías escuchar pero-"

"No." Esta vez yo la interrumpí. No quería escucharla sentir pena por mi. No quería mas explicaciones. Solo quería ir a casa y dormir. Tal vez ahora que ya sabia que no había ninguna oportunidad entre los dos, podía dejar de soñar sobre los tiempos en los que éramos felices juntos. Tal vez ahora podría dormir en paz. "Creo que debemos ir a casa."

"Bien, limpiemos la mesa y luego podemos"

"No," Volví a contestar. Ya no me podía controlar. Era enojo o tristeza, y prefería gritar por el helado en público antes de llorar. "Para eso es pagan ¿o no?" Pregunté alzando la voz y un poco mas violento de lo que debería señalando a los empleados detrás del mostrador. "¡No quisieras que les paguen por quedarse parados ahí sin hacer nada!"

Tome su muñeca y la arrastré fuera del local. Ella trató de librarse de mi agarre pero luego de unos minutos así se detuvo y siguió caminando a mi lado. Genial. Ahora también había arruinado el como tomarla de la mano.

Cuando por fin llegamos al auto, lo abrí y me ubique en el asiento del piloto. En otras circunstancias le hubiera abierto la puerta a ella primero, pero estaba tan metido en mis pensamientos que eso ni se cruzo por mi cabeza hasta que se sentó a mi lado.

No nos tomó mucho llegar a casa, pero odie cada luz roja. Al menos cuando conducía tenia una excusa para mantenerme en silencio. Cuando habíamos parado, todo en lo que podía pensar era en ella sentada a mi lado, de brazos cruzados. A veces sus manos volaban a su cara para limpiar las lágrimas que caían vergonzosamente. Me hacia sentir como la mierda cada vez que lo hacia. Era mi culpa que estuviera llorando y aunque estuviera a menos de medio metro de ella no encontraba nada para decir.

Hace tres días, no tenia idea de quien era ella. Estaba confundido y enojado con esta Gabrielle que según yo estaba mintiendo para obtener algo de dinero con un divorcio. Pero no era una mentirosa. Y no era su culpa, era mía. Parecía que todo lo que había hecho desde el primer día era cagarla. Incluso en el mejor día que habíamos tenido juntos, empecé una pelea por un helado y la hice llorar. ¿Que clase de ser humano hace llorar a alguien en una heladería?

Quizá ella tenía razón. Quizá yo no era para ella. Este matrimonio fue un error desde el principio. Todavía podía hacerle daño sabiendo que me importaba. Ella era todo lo que alguna vez quise, y yo era todo lo que ella no necesitaba.

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