Verano del 2006
Lola despertó en aquel hospital con un collarín en su cuello, las costillas vendadas y hematomas por todas partes. Su mente estaba en blanco, estaba tan asustada que no podía recordar ni su propio nombre. A un lado de ella estaba sentada una mujer con cabello castaño y ojos aceituna, era casi de la tercera edad y sostenía un pañuelo en su mano con el que limpiaba sus lágrimas.
Inmediatamente se percató de que Lola había despertado.
—Lolita, cariño, ¿cómo estás? —preguntó la señora preocupada.
— ¿Quién...quién es usted? — Lola contestó con otra pregunta, estaba asustada.
—Soy tu abuela Margarita. —La señora la miró preocupada.
Lola hizo un esfuerzo por recordar, pero simplemente estaba en blanco.
—No... no sé... —Ella comenzó a llorar.
—Tranquila, cariño, voy por ayuda —tranquilizó Maga a Dolores.
Margarita se alejó lentamente de su nieta y salió por la puerta para llamar a un doctor. Después de un día exhaustivo lleno de exámenes y análisis no llegaron a una conclusión exacta por la cual Dolores Mora había perdido la memoria; la conmoción cerebral había sido un poco grave, pero no demasiado para haberle provocado una pérdida total o parcial de sus preciados recuerdos.
Cuando sacaron a Dolores del auto estaba inconsciente; sin embargo, recuperó la consciencia en el trayecto al hospital, preguntó por su padre y al no haber respuesta por parte de los médicos ella se descolocó, estaba tan alterada que tuvieron que sedarla, probablemente su pérdida de memoria tenía que ver en parte con el efecto traumático que sufrió al ver morir a su padre.
72 horas más tarde, sin alguna explicación científica que pudieran encontrar los médicos, los recuerdos golpearon con fuerza a Dolores.
Lola fue criada por su abuela desde entonces, claramente su madre nunca estuvo preparada para hacerlo; terapias con psicólogos y psiquiatras ayudaron a superar la partida de su padre, el desapegó de su madre y el miedo a quedarse en blanco de nuevo.
Fue entonces cuando Lola recibió el mejor consejo de su abuela Margarita.
"Escribir para no olvidar".
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Caprice No. 24
Romance"Ya no puedo respirar y no volveré a hacerlo hasta que pueda arrancarme tu aroma de mi piel" Así finalizó la carta que escribió Lola a Galen después de la terrible traición que sufrió a causa de este. El amor es la parte fácil en las relaciones...