Capítulo 5. Primer encuentro.

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Galen se estacionó frente al portón que lo separaba de su amada, bajó de su lujoso auto y se secó las manos en los pantalones.

―¿Desde cuándo mierda me sudan las manos?.―Se recriminó entre dientes. La verdad es que estaba nervioso, se sentía exactamente igual o peor que cuando fue a su primera cita con Dolores.

Pinchó el botón del interfón y acercó su rostro a la bocina.

―¿Si?―contestó la voz de una mujer que la reconoció como la de Carmen.

―Hola Carmen, soy Galen abre por favor.―Trató de actuar con normalidad.

Hubo un silencio.

―No estoy segura Señor, tal vez deba ir a preguntar a la señora Maga.―La mujer se quedó pensativa del otro lado. Ella había escuchado parte de la lloradera de la niña Dolores, pero no sabía nada más.

Galen por su parte supuso que Carmen debía tener algún tipo de conocimiento acerca de lo que había pasado entre ellos. Temiendo que fuera así, no lo iba a dejar entrar y él necesitaba ver a su esposa.

―Por favor Carmen, te lo suplico, ábreme la puerta antes de que sea demasiado tarde―rogó Galen.―Por favor...

La señora entendió perfectamente el tono de su voz, Galen siempre había sido bueno con la niña Dolores, si él quería ver a su esposa para arreglar alguna falta ella no iba a ser quien se lo impidiera.

―Mucha suerte Galencito―dijo y el gran portón de fierro empezó a abrirse.

Galen dio un pequeño salto de victoria ya había cruzado la primer prueba, rápidamente se adentró en su coche y en la hacienda de la poderosa Margarita Alonso, no quería imaginarse la reprimenda que le daría la señora.

Una vez más aparcó el coche y tomó el ramo de claveles rosas, su corazón palpitaba en sobremanera, sin duda eso no era como estar parado en un escenario enfrente de miles de personas, era peor porque él no iba estar frente a miles de personas, solo frente a una, Lola.

Bien, ahora pasaría la prueba de fuego. Inhaló. Tocó la puerta de madera y exhaló. Acomodó su chaqueta y pasó saliva, el estómago empezó a revolvérsele.

Escuchó voces acercarse.

―No salgas con eso Cristina―gritó Dolores.

―Lola, hablo enserio―gritó Cristina de Mora.

Ella estaba enojada y Galen lo sabía por el tono de su voz la cual se ponía más grave, también pudo deducir que las fosas nasales de Lola estaban dilatadas.

La puerta se entre abrió de golpe y reveló a Lola con el rostro rojo por la furia, después de observar a Galen con los ojos muy abiertos intentó cerrarle la puerta en la cara pero Galen fue suficientemente más rápido para poner su bota para impedirlo.

Lola empujaba y empujaba pero la fuerza de Galen era mayor, se dio por vencida y se hizo a un lado para que la puerta quedara completamente abierta.

Miró a Galen con aquel ramo de claveles y quiso gritar como una leona o tal vez gruñir, era demasiado intimidante con aquel cuerpo trabajado, su barba y sus filosos ojos ambarinos, pero a ella hace tiempo que dejo de intimidarla, ella sí que había cambiado con el tiempo, había dejado aquella personalidad aparentemente tímida por una un tanto rebelde.

Por eso le gustaba estar con Galen, porque a veces se retaban a modos que ella no podía comprender pero que le gustaban, gracias a él ella había dejado atrás sus inseguridades.

Caprice No. 24 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora