Los portones se abrieron en cuanto llegamos a la modesta casa de mi abuela (sarcasmo), ya había llamado para que nos abrieran. Me puse un poco tensa, nunca había llevado un chico a casa. Cuando digo nunca es nunca, al único que pude haber llevado era a Marco y Marco ya estaba ahí.
—Qué hermosa casa —dijiste mientras aparcabas afuera de esta.
—Sí, mi abuelo no era nada modesto —contesté en un extraño modo.
—Ya veo. —Paraste el auto.
Bajamos del coche y tú cargaste nuestras maletas, inhalé y exhalé antes de abrir la puerta principal, me diste un empujón con mi maleta. Te miré y arrugué la nariz. Hiciste un ademán con la cabeza.
Mi madre, mi tía, Marco, mi abuela y Esteban (el novio de mamá) estaban en la sala.
—Buenas noches —saludé.
Mi abuela se levantó del sillón como resorte.
—Mi hermosa, Lolita. —Me abrazó—. Qué gusto que estés aquí, siento mucho no haber llegado a la graduación, los achaques de la edad me persiguen, querida.
—No te preocupes, Tita.
Mi abuela estaba tan triste por no poder ir que obligó a mi madre a acompañarme, ojalá hubiera ido por voluntad propia.
Ella se separó de mí y te miró.
— ¿Quién es este apuesto joven? —dijo con aquel tono dulce que la caracterizaba, claro, cuando quería.
—Es Galen Damiani
—Mucho gusto, señora. Soy novio de Lola. —Sonreíste y luego me miraste.
Bien, eso nunca me lo esperé, me di cuenta que estabas marcando territorio con Marco, no supe como sentirme.
—Oh por Dios. Soy Margarita, pero me puedes decir Maga o Tita, aunque te recomiendo que me digas Maga porque Lolita es muy celosa. —Te abrazó y le indicó a un empleado con la mano que recogiera las maletas. Tita te llevó abrazado hasta la sala, interiormente reí e interiormente me puse nerviosa.
Saludaste amablemente a todos, mi tía Alicia hizo un gesto con la boca y ni te cuento mi madre, lo bueno fue que no lo notaste, si no, hubiera muerto de vergüenza.
—Pero vamos a cenar, que los estábamos esperando, hijos —dijo mi abuela—. Carmen, háblale a Carlos para que baje a cenar.
Nos sentamos en silencio en la mesa rectangular para doce personas, mi abuela y tú estaban felices, era como si ya fueran mejores amigos, Marco estaba furioso, mi tía amargada, mi madre me lanzaba dagas con los ojos. A la mesa llegó Carlos.
—Hola, bebita —me saludó Carlos.
—Hola, Carlitos, te presento a Galen —dije después de besarle la mejilla—. Gal, él es Carlos, más que mi tío es mi hermano.
—Mucho gusto, Galen Damiani, novio de Lola. —Te levantaste de la mesa para estrechar su mano.
—Vaya, Loli, qué sorpresa que por fin nos traigas a alguien.
Bufé.
Carlos es unos años más grande que yo, somos como hermanos, nos criamos juntos, es el hijo más pequeño de mi abuela.
Comenzamos a cenar, tú, Carlos y mi abuela se la pasaron haciendo bromas durante la cena, lo cual hizo que me la pasara divertida a pesar de los rostros fúnebres de los otros.
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Caprice No. 24
Romance"Ya no puedo respirar y no volveré a hacerlo hasta que pueda arrancarme tu aroma de mi piel" Así finalizó la carta que escribió Lola a Galen después de la terrible traición que sufrió a causa de este. El amor es la parte fácil en las relaciones...