« No sé porque salí hoy de casa tan tarde, no sé porque le estoy escribiendo a un extraño, sólo sé que no quiero olvidar, no quiero olvidar esta noche.
Aquí voy...
Estaba dando vueltas en la cama y luego por la habitación, no podía dormir pensando en la pintura final que presentaría el día de la graduación, tenía que hacer algo grande que dejara a las personas sin aliento, algo nacido de la necesidad de la expresión de mi alma, así que tomé un abrigo y me lo puse arriba del pijama.
Necesitaba relajarme, inspirarme, y para eso estaba mi libreta de bocetos, tal vez nacía algo en el transcurso de la caminata que daría, lo que no me cruzó por la mente fue que iba a conocerte.
Hacía frío, no había restaurantes abiertos así que entré en un pequeño bar, el mismo en el que tú estarías.
Me senté en la típica mesa de la esquina para no ser interrumpida o llamar demasiado la atención, sólo quería estudiar el entorno, imaginar, o lo que sea que fuera bueno para quitarme el estreñimiento mental.
—Necesitas consumir algo para estar aquí —dijo uno de los chicos que atendían.
— ¿Tienes una carta? —pregunté.
El chico se rió de mi inocencia. Por su puesto que no había comida en el menú.
—Te traeré una Coca-cola, ¿te parece bien?
—Seguro —respondí dándole una pequeña sonrisa.
Saqué la libreta y comencé a hacer trazos vagos y sueltos, siempre hacia bocetos profundos llenos de significado y no podía hacer algo hueco para algo tan importante aunque muchos lo hicieran.
Estaba concentrada haciendo varias mariposas con antenas gigantes, flores amarillas tal vez quedaran bien, cambie de página, bien...una manzana roja y la mitad verde, un ojo en ella...No, no... ¿Qué estaba haciendo?
Pronto apareciste con personalidad imponente, tenías el cabello castaño largo, pestañas rizadas, ojos café claro, nariz puntiaguda, una ligera barba, anillos en los dedos y un estuche de instrumento, tu apariencia era de los chicos malos, muy atrayente, no lo voy a negar. Me quedé un poco perdida mirándote a los ojos, parecías estar escarbando en lo más profundo de mi ser y eso hizo que la piel se me erizara, nadie me había visto de aquella manera.
Fue como si hubiese puesto el mundo a cámara lenta, lo cual realmente era muy gracioso...
Me quedé en silencio esperando que dijeras algo. El chico llegó con mi refresco.
—Una cerveza, por favor. —Aquella voz masculina ronca me estremeció y era tuya.
El chico asintió y se fue.
—Hola. —Me sonreíste.
En silencio me dejaste sin aliento, tu sonrisa parecía ser perfecta y todo tú, no podía romper el contacto visual que había entre nosotros, era como si estuviera hipnotizada, pero pronto volví a la realidad cuando el chico trajo tu cerveza.
Fruncí el ceño, no sabía qué estabas haciendo porque, aunque tu apariencia dijera «Peligro», tú parecías ser inofensivo y estabas conmigo.
Lo más extraño era la calma que se sentía con tu presencia.
—Hola —contesté sin mucho ánimo.
— ¿Dibujas?
Asentí.
— ¿Tocas? —pregunté.
Asentiste.
— ¿Qué haces? —Miraste la libreta que yacía bajo mi mano.
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Caprice No. 24
Romance"Ya no puedo respirar y no volveré a hacerlo hasta que pueda arrancarme tu aroma de mi piel" Así finalizó la carta que escribió Lola a Galen después de la terrible traición que sufrió a causa de este. El amor es la parte fácil en las relaciones...