Capitulo 17

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Cualquier error de adaptacion haganmelo saber, puedo mejorar ❤.

Setenta y siete días antes.

Entonces así sintió Noé. Te levantas una mañana y Dios ya te perdonó; caminas con los ojos entrecerrados todo el día por que ya se te olvidó cómo se siente la luz del sol, tibia y áspera, en tu piel, como un beso que te da tu papá en la mejilla, y el mundo entero está más brillante y limpio que nunca.

Como si Alabama central hubiera sido metida en una lavadora durante dos semanas y limpiada con detergente de superfuerza extra con abrillantador de colores, ahora el pasto está más verde y los bufritos más crujientes.

Esa tarde permanecí cerca de los salones de clase, tirado de panza en el pasto recién seco y leyendo para la clase de Historia de los Estados Unidos sobre la Guerra Civil o, como se le conocía en esta área, la guerra entre los Estados.

Para mí, esa guerra generó mil buenas últimas palabras. Como las que contestó el general Albert Sidney Johnston, cuando le preguntaron si estaba herido: "Si, y seriamente tengo miedo".

O las de Robert E. Lee, quien, muchos años después de la guerra, anunció en un delirio de muerte: "¡Péguenle a la
tienda de campaña!"

Me preguntaba por qué los generales confederados tendrían mejores últimas palabras que los de la Unión (la última palabra de Ulysses S. Grant fue: "Agua", lo que me parecía bastante tonto), cuando una sombra me bloqueó el sol.

Tenía bastante tiempo sin ver una sombra y me sorprendió un poco. Miré hacia arriba.

-Te traje algo de comer -dijo Bethany, soltando un pay cremoso de avena sobre mi libro.

-Muy nutritivo -sonreí.

-Ya tienes la avena. Ya tienes la comida. Ya tienes la crema. Muy buena posición en la pirámide nutricional.

-Sí, sin duda.

Luego ya no supe qué más decir. Bethany sabía mucho sobre hip hop; yo sabía mucho sobre últimas palabras y juegos de video. Al fin dije:

-No puedo creer que esos chicos hayan inundado la habitación de Troye.

-Sí -contestó Bethany, sin mirarme-. Bueno, tendrían sus razones. Hay que entender que entre todos, incluso entre los Guerreros Semaneros, Troye es famoso por sus travesuras. Digo, el año pasado metimos un Volkswagen dentro de la biblioteca. Así que si tienen una razón para adelantársele en una jugarreta, lo van a intentar. Y eso fue bastante ingenioso, desviar el agua del canal del techo a su habitación. Digo, no quiero admirarlo...

-Sí, esa travesura será difícil de superar -me reí.

Desenvolví el pay de crema y le di una mordida. Mmm... cientos de deliciosas calorías por mordida.

-Ya se le ocurrirá algo -dijo Bethany-. Gordo, mmm, Gordo, necesitas un cigarrillo. Vamos a caminar.

Me sentí nervioso, como suele suceder cuando alguien dice mi nombre un par de veces con un mmmen medio.

Pero me levanté, dejé atrás mis libros y me dirigí al Agujero para fumar. Sin embargo, en cuanto llegamos al borde del
bosque, Bethany se alejó del camino de tierra.

-No creo que el Agujero sea muy seguro -dijo.

"¿No es seguro? Es el lugar más seguro en el universo conocido para fumar un cigarro", pensé.

Pero simplemente la seguí entre el grueso enramado, por un camino tortuoso rodeado de pinos y arbustos llenos de ramas amenazantes a la altura del pecho. Después de un rato, tan sólo se sentó.

Rodeé mi encendedor con la mano para proteger la flama de la suave brisa y lo encendí.

-Troye delató a Troye -dijo-. Así que el Águila puede saber también sobre el Agujero para fumar. Nunca lo eh visto por ahí, pero quién sabe qué le haya
dicho.

-Espera, ¿cómo sabes? -pregunté, dudoso.

-Bueno, por un lado, lo deduje. Por el otro, Troye lo admitió. Me dijo cuando menos parte de la verdad: que justo al final del año escolar, trató de salirse de los terrenos de la escuela una noche después de la hora en que se apagan las luces para visitar a Tyler y lo atraparon. Dijo que había sido cuidadoso: no traía encendidos los faros del coche ni nada, pero el Águila lo pescó; por si fuera poco, tenía una botella de vino en el coche, así que se metió en muchos problemas.

El Águila lo llevó a su casa y le ofreció lo mismo que a todos los que ha atrapado con consecuencias fatales: "O me dices todo lo que sabes o te vas a tu habitación a empacar". Así que Troye tuvo que decirles que Mayra y Paul estaban borrachos en su habitación en ese momento.

Y quién sabe qué otras cosas le haya dicho. El Águila lo soltó por que necesita soplones que hagan su trabajo.

El fue listo, en realidad, al delatar a uno de sus amigos, porque
nadie piensa jamás en delatar a sus amigos.

Por eso el Coronel estaba tan seguro que habían sido Kevin y sus chicos.

Yo tampoco podía creer que fuera Troye hasta que caí en la cuenta de que era la única persona en la escuela que podía saber lo que estaba haciendo Paul.

Yo sospechaba de la compañera de cuarto de Mayra, Génesis, una de las chicas que te hizo lo de la sirena sin brazos. Resulta que élla estaba en casa esa noche. Había muerto su tía. Ví el obituario en el periódico: HollisBurnis Chase, que nombre tan tremendo para una mujer.

-¿Entonces el Coronel no lo sabe? -pregunté, azorado.

Apagué mi cigarro, aun cuando no me lo había terminado bien, porque me sacó de onda.

Jamás me hubiera imaginado que Troye podía ser desleal. Con estados de ánimo cambiante, sí. Pero no un soplon.

-No, y no lo puede saber porque enloquecerá y hará que lo expulsen. El Coronel se toma demasiado en serio todo eso del honor y la lealtad, por si no te has dado cuenta.

-Sí me he dado cuenta.

Bethany meneó la cabeza, con las manos haciendo a un lado las hojas para cavar la tierra aún húmeda debajo.

-No entiendo por qué tendría miedo de que lo expulsaran. Yo no desearía que me expulsaran, pero tienes que aceptar lo que te toca. No lo entiendo.

-Pues es evidente que no le gusta ir a su casa.

-Cierto. Sólo va a casa en Navidad y durante el verano, cuando Tyler está allá. Pero bueno. A mí tampoco me gusta ir a casa. Aunque le daría al Águila la satisfacción.

Bethany levantó una ramita y la clavó en la tierra suave, roja.

-Escucha, Gordo. No sé qué tipo de travesura estarán planeando Troye y el Coronel para terminar con esto, pero estoy seguro de que los dos estaremos involucrados. Te digo todo esto para que sepas bien en lo que te estás metiendo, porque si te atrapan, tendrás que lidiar con las consecuencias.

Pensé en Florida, en mis "amigos de la escuela", y por primera vez me di cuenta de lo mucho que extrañaría el Creek si tuviera que dejarlo.

Miré con atención la ramita erguida de Bethany clavada en el lodo y prometí:

-Juro por Dios que no diré nada.

Por fin entendí lo que había sucedido ese día con el jurado: Troye quería mostrarnos que podíamos confiar en el.

Sobrevivir en Culver Creek significaba lealtad y el había ignorado eso. Pero luego me había enseñado cómo demostrarlo. El y el Coronel habían asumido las consecuencias por mí para demostrarme cómo se hacía, para que yo supiera qué hacer cuando llegara el momento.

Buscando A Troye || Tronnor (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora