Capítulo 1

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Lauren.

-¿Nerviosa, Jauregui?

Una suave palmada en mi espalda hizo que bloqueara la pantalla de mi teléfono móvil y me girara.

-¡Keana! -exclamé saltando a los brazos de mi amiga. -Ya pensaba que no vendrías.

-¿Creías que faltaría a la semifinal? ¿Cuándo he hecho algo así? -preguntó sonriente mientras sostenía nuestro abrazo.

-De verdad, esperaba que no lo hicieras -suspiré cuando ambas nos separamos. -¿Quién sacaría los saques de esquina entonces?

Ella golpeó mi hombro mientras reía y soltó su bolsa de deporte en el suelo mientras miraba a su alrededor.

-¿Y las demás? -preguntó.

-Con el entrenador en la zona de descanso -informé. -Yo estoy esperando a que Dinah salga del servicio.

-¿Dinah también ha llegado? -preguntó alzando sus cejas.

-Todas -reí. -Eres la última.

El aeropuerto de Washington D.C estaba repleto de gente que corría de un lado para otro buscando su puerta de embarque. Familias, parejas, amigos y demás personas que andaban de acá para allá buscando sus vuelos.
Al pasar tanto tiempo en los diferentes aeropuertos del país, solía acabar imaginando el motivo de sus viajes. Personas enchaquetadas que parecían volar por cuestión de negocios, familias entusiasmadas que pasarían las vacaciones en cualquier parte del mundo y, parejas que se despedían con lágrimas en los ojos.

Me gustaba analizar, pensar hacia dónde irían. Aunque pudiese no aparentarlo, era imaginativa y me encantaba la sensación de crear historias que, quizás, no tuviesen nada que ver con la realidad.

Lo que estaba claro es que, si alguien tenía aquella misma afición que yo, no tendría ningún problema en adivinar por qué mis chicas y yo viajábamos. Casi veinte jóvenes vistiendo un chándal blanco con nuestro nombre pegado a la espalda, agarrando bolsas de deportes idénticas y junto a un hombre considerablemente mayor que nosotras. Algunos, incluso, nos reconocías y nos pedían fotos. Pero el fútbol femenino está bastante infravalorado, no era tampoco nuevo que nos preguntaran si éramos parte del equipo femenino de gimnasia rítmica o baile sincronizado.

-¡Keana! -exclamó Dinah abrazándose a ella cuando salió de los servicios del lugar. -¿Por qué eres siempre la última?

-Tuve que despedirme de Rick esta mañana -dijo la castaña con una expresión triste. -El pobre me echa mucho de menos.

-¿Tú a él no? -preguntó mi amiga.

-¡Claro! -exclamó. -¡Pero voy a los mundiales! No es algo que se haga todos los días.

Nosotras reímos y le dimos la razón. Aquel año, los mundiales de fútbol se estaban celebrando en México; no estaba espectacularmente lejos de casa, pero teníamos que desplazarnos. Y siempre lo hacíamos en grupo.

Una vez los cuatro equipos clasificados para las semifinales del campeonato finalizaron los cuartos de final, hubo un pequeño descanso de dos semanas en la competición; tiempo que el equipo nacional aprovechó para volver a casa y terminar de preparar los partidos que teníamos por delante.

El claro favorito de la competición era, nada más y nada menos, que el campeón mundial de los dos últimos años, Brasil. Carine Silva era su capitana, una de las mejores jugadoras del momento que, además, era perteneciente al club que más rivalidad presentaba a nuestro equipo, Miami Vice: Atlanta Beat.

Pero nosotras no teníamos especial miedo a enfrentarnos contra ellas. De hecho, antes tendríamos que ganarle a la selección nacional italiana y, ellas, debían vencer a las surkoreanas antes de un posible encuentro entre nosotras.

Both Worlds (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora