Capítulo 10

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Camila.

-Entonces... entonces... shh, sh, calláos, dejadme hablar, entonces Mila saltó con todo su ímpetu el escalón, ¡era un escalón sólo! y terminó cayéndose en el escenario, todo el mundo reía.

Esa era Ally. Ally solía beber poco, pero aquel día no lo hizo, y ese era el efecto que el alcohol provocaba en ella. ¡Maldita sea, Ally! Ahora todos pensaban que era una torpe, aunque razón no les faltaba.

-Al menos no se lesionó el tobillo como aquí nuestra estrella -dijo Dinah dando un par de golpes en la espalda de Lauren.

La chica de ojos verdes apenas se inmutó; con una sonrisa, seguía batiendo el hielo de su mojito, concentrada en hacer círculos alrededor del vaso de cristal con su pajita. Un par de segundos después, levantó su rostro para ver el mío. Sus ojos verdes se clavaron directamente en mi mirada y yo sentí cómo un tremendo calor subía desde mi pecho, hasta mi frente.

-Necesito ir al baño -dijo la estrella del fútbol, levantándose de su silla.

-En la entrada, a mano derecha -dije mirándola -, en frente de la cocina.

Ella sonrió en respuesta y se adentró en la casa de nuevo. Ally y Normani me miraron curiosas, pero yo aparté la mirada.

-¿Alguien quiere más bebida? -preguntó Ally arrastrando las palabras. -Voy a rellenar la mía, ¿alguien quiere que rellene la suya?

-¿Cómo un cuerpo tan pequeño puede beber tan rápido? -preguntó Dinah, que parecía estar cogiendo confianza rápidamente.

-¡Ya ves! -dijo mi asistenta levantándose con dificultad. -Así soy yo. ¿Qué esperabas? Soy de Texas.

-Anda, quédate sentada -dije levantándome más rápido, estirando el brazo para tomar su vaso. -Yo lo llenaré.

-¡Gracias, Mila! -exclamó sonriente mi amiga mientras yo desaparecía.

Eran comienzos de agosto. En el porche corría una brisilla de verano agradable que, dentro de la casa, no existía. Las paredes de color blanco trataban de repeler gran parte de los rayos de sol acumulados durante el día, pero al caer la noche, sólo podía dormir con aire acondicionado.

Entré en la cocina, todo estaba patas arriba. La hierbabuena, el azúcar moreno, ¡hasta el hielo estaba derritiéndose en el fregadero! Quizás no debía haber dejado que Ally se encargara de rellenar los vasos a partir del tercero que ella se tomó.

Tomé el vaso de mi amiga y vertí tres cucharadas de azúcar moreno. Corté un poco de hierbabuena y limón parar echarlo al fondo también. Después, tres o cuatro dedos de ron y...

-¿Te ayudo?

Yo di un respingo bastante cómico allí donde mismo estaba, tratando de abrir la botella de Casera.

-Dios mío, Lauren -dije con una mano en el pecho. -¡Me has asustado!

-Lo siento -dijo esbozando una tierna sonrisa -, no era mi intención.

-Está bien -continué dándome la vuelta hacia el vaso de nuevo -, no puedes hacer nada. Está todo terminado. Deberías ir y sentarte.

Cogí el vaso y me giré hacia la puerta, donde estaba ella cortándome el paso. Se acercó a mí y yo cerré los ojos. ¿Me iba a besar? Si lo iba a hacer, seguro que tiraba el vaso al suelo.

Both Worlds (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora