Lauren.
Su boca se entreabría dejándome ver su lengua y sus dientes superiores, inclinando la cabeza hacia atrás mientras sus cuerdas vocales trabajaban gemidos con el volumen en aumento. Llevó una de sus manos a mi cabello y abrió los ojos para clavarlos en los míos y hacer que mi piel se erizara por completo al verla tan desatada. Su otra mano era incapaz de soltar las sábanas blancas que se enredaban entre nuestros cuerpos desnudos, sábanas que se movían sin parar por las inquietas piernas de la cantante.
Un espasmo, otro y otro. Un gemido y un grito entrecortado para hacerla caer rendida. Su cuerpo pedía clemencia bajo el mío. Tenía un don para hacerme delirar, eso estaba claro.
Yo me tumbé a su derecha, dejando todo mi ser caer absolutamente entumecido del agotamiento. Nos quedamos mirando un par de segundos y ella giró su cara hacia el techo para comenzar a reír. Yo me fijé en su perfil, tan fino. Su mandíbula podía confundirse con una lija, su piel canela, su pelo alborotado, su risa cansada. Estaba exhausta, pero aún y así sacó fuerzas de donde no las tenía para hacer que mi corazón se despertara de nuevo.
-No sabía que te gustaran las mujeres -dije mirándola.
-Yo sí -rió. -Aunque nunca estuve con ninguna antes.
-¿De verdad? -pregunté sorprendida. -¿Qué hay de Michael?
-Michael me hacía sentir querida -susurró y, seguidamente, se tumbó sobre su hombro para mirarme. -Pero no era amor lo que yo sentía por él.
-Debe ser difícil tener que aparentar ser alguien que no eres frente al mundo -dije haciendo una mueca con mi boca. -¿Verdad?
-Sí... -musitó.
Levantó su cuerpo como pudo, apoyando el codo en las sábanas impregnadas de sudor y se acercó a mí para besar mis labios delicadamente. Yo estiré un dedo para tocar su rostro. La tocaba como si la estuviera dibujando, como si sus límites nacieran allí, como si yo fuese un lápiz y ella un lienzo a punto de convertirse en el cuadro más bello de todos.
-Eres hermosa -susurré muy cerca de ella.
Ella no dijo nada. Simplemente, me volvió a besar. Qué labios tan suaves, qué bien encajaban con los míos. Nuestras bocas unidas me daba tan pleno nivel satisfactorio, como el que se siente cuando crees haber perdido la última pieza de tu puzle, pero terminas encontrándola donde menos y cuando menos te lo esperas. Así era Camila, así me hacía sentir; como un puzle completo.
Ella se tumbó sobre mi pecho mientras yo acariciaba su espalda con la yema de mis dedos. Al cabo de un rato, dejé mi mano ahí encima, supuse que la cantante ya se había dormido y yo, estaba a punto de hacerlo. Mis ojos y mis brazos pesaban, pero no me importaba. Nuestros torsos desnudos eran prácticamente uno. Si se podía diferenciar algo en aquel momento de nuestros cuerpos, sólo era el color.
-Mierda, mierda, mierda...
Me desperté con el sonido del móvil de Camila. No sabía cuánto tiempo habíamos estado así, pero por la ventana de la habitación ya sólo entraba la luz del anochecer. La cantante arrastró sus rodillas por el colchón para llegar a su mesita de noche y descolgar el teléfono. Me puse nerviosa por un momento, ¿sería ese tal Bastian de nuevo? ¿Le haría dejar de verme? Mis miedos se esfumaron cuando oí a Camila hablar con Ally.
Me quedé mirando el cielo tranquilamente, ignorando lo que las amigas se decían a través del teléfono. Se podía ver una enorme luna de verano a través del cristal y un cielo anaranjado presidiéndola. Era fanática de quedarme viendo los anocheceres, amaneceres y atardeceres desde distintos lugares. Nunca un cielo era igual.
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Both Worlds (Camren)
FanfictionLauren Jauregui era jugadora de fútbol profesional. Era, a decir verdad, una de las mejores jugadoras del momento. Era la capitana de su club, Miami Vice; y había llevado a su equipo a la gloria desde que tenía 21 años. Pero cuando Camila Cabello, l...