Camila.
¿Qué me pasaba? ¿Qué demonios me estaba pasando? ¿Había sido capaz de poner en peligro toda mi reputación por descubrir si ella sentía lo mismo por mí?
La respuesta era clara y contundente: sí.Pero es que cuando agarró mi barbilla... aquellos ojos verdes se tornaron oscuros y quise saber más. Quería probarla sin importar dónde.
De todas formas, ¿de qué iba todo aquello? Apenas unas semanas atrás sólo era idolatría lo que sentía por Lauren, estaba claro que su presencia había cambiado aquello.
Ignoré las múltiples llamadas de Ally de mi teléfono cuando llegué a casa y lo tiré al sofá. Mi mente estaba agotada para preguntas y demás. Sólo quería dormir. Y es lo que hice, ni si quiera almorcé para meterme antes en la cama y desconectar un rato.
El sábado siguiente tendría que volver al trabajo, nuevo disco, nueva etapa. Pero me había propuesto aprovechar hasta el último minuto libre de aquellos cinco días y medio restantes.Así que tuve una idea y, cuando agoté cuatro horas de una maravillosa siesta, hice un par de recados y volví a casa de la futbolista.
Toqué un par de veces en la puerta blanca con mi puño cerrado. Llevaba un par de bolsas de plástico en la mano derecha y una estúpida sonrisa en el rostro. Esperaba que aquello la sorprendiera. Y esperaba que le gustara también, por supuesto.
-¡Camila! ¿Qué haces aquí? -exclamó con una sonrisa al abrir la puerta. Dejé que se tomara su tiempo, pensé que vendría cojeando; pero me equivoqué. Había conseguido un par de muletas. -Pasa, pasa. ¿Qué traes?
-Traigo planes nada alocados -sonreí cerrando la puerta detrás de mí, sacando una carcasa amarilla.
-¿Has alquilado una película? -preguntó Lauren sorprendida, abriendo la carcasa.
-Busqué entre mis DVD's alguna, pero la más antigua que tengo es la primera de Harry Potter -confesé riendo. -Así que me acerqué al videoclub y me dejé aconsejar por el dependiente. He terminado tomando Uncle Joe, la versión de 1941. No sé si la has visto, pero...
-Es genial, Camila -dijo ella cerrando la carcasa, sin dejar de sonreír. -No debías haberte molestado.
-No es molestia. Además, aún no has visto lo mejor -dije comenzando a sacar cosas de las bolsas de plástico blanco. -Traigo dos botellas de vino dulce, helado de chocolate y, lo mejor, comida tailandesa que, si no empezamos a comérnosla ya, se va a quedar helada.
-¡Camila! -chilló entre carcajadas. -¿Por qué has hecho todo esto?
-Para asegurarme que guardas reposo. El celador me lo encargó -dije mientras metía todo de nuevo en la bolsa, con absoluta tranquilidad.
Ella sonrió mientras yo sujetaba las bolsas con fuerza y las llevaba hasta la pequeña mesa del salón. Algo que se me daba bastante bien era tirarlo todo al suelo, y no quería parecer estúpida rompiendo las botellas de vino.
-Déjame que traiga las copas -dijo agarrando sus muletas de nuevo.
-Tú siéntate -ordené, señalando el sofá de tela marrón a mi espalda. -Yo me encargo.
Abrimos las diferentes cajas en las que venía guardada la comida asiática. Me había arriesgado, a decir verdad no sabía si a Lauren le gustaba aquello. Hasta entonces. Parecía que teníamos más cosas en común de las que en un principio pensé.
Con una copa de vino en la mano y una enorme tarrina de helado en las piernas, comenzamos a ver aquella antigualla de película. El sonido de la cinta camarógrafa que antiguamente se usaba para grabar, se escuchaba casi más que las voces de los personajes. Pero Lauren parecía entusiasmada, tanto que no me importó concentrarme más en las cucharadas de helado que en la película.
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Both Worlds (Camren)
FanfictionLauren Jauregui era jugadora de fútbol profesional. Era, a decir verdad, una de las mejores jugadoras del momento. Era la capitana de su club, Miami Vice; y había llevado a su equipo a la gloria desde que tenía 21 años. Pero cuando Camila Cabello, l...