—Discúlpelo —Dijo Mae, ante el comportamiento de Justin—. La verdad... uhm...
—No hay problema —Interrumpió Dakota—. Este tipo de comportamiento es de esperarse en él.
—¿Quisiera subir y ver qué hace, o... prefiere que lo haga yo?
—Puedo encargarme —Le aseguró Dakota—. Gracias.
Dakota subió las escaleras con la misma elegancia con la cual entró a la casa. Distinguió una puerta entreabierta entre las primeras habitaciones, y dedujo que en esa se encontraba Justin.
Sin embargo no sentía que debía invadir su espacio así, sin más. Podría incluso ser peligroso para ella. Dakota Drysdale había oído hablar mucho de Justin, pero no había tratado nunca con él para saber qué debía esperar. Entonces tocó la puerta.
Vio como Justin se volvía, y se acercaba. Decidió pasar, caminando con paso despreocupado pero con cautela bien disimulada hacia Justin.
Si bien es cierto que Dakota nunca había tratado con él ni con nadie que haya recibido aquella inyección, con anterioridad había tratado a enfermos mentales. Ella, así como Wade y como Justin en su pasado, era una científica. Una de las más brillantes.
Y así como era brillante para descubrir hallazgos asombrosos y crear invenciones muy exitosas, también en distintas cosas lograba destacar. Una de ellas era, que lograba manejar su manera de actuar a su antojo, y a su beneficio.
Fue así como paso de mostrarse altiva y mandona allá abajo a casi adoptar una personalidad protectora ahí, junto con Justin.
—Hola de nuevo, Justin... —Le dijo con voz dulce, casi una como una leve caricia.
—Justin no quiere... no puede... no tienes que... ver... —Entonces se apresuró a devolver todo a la caja. Dakota hizo como si no prestase atención a su intento apresurado de ocultar las cosas y resguardarlas fuera de su vista, y mantuvo sus ojos en los de Justin.
—No te preocupes, cariño. No veré nada que no quieres que vea. ¿Puedo sentarme? —Preguntó al ver que este permanecía callado y con los ojos muy abiertos.
—Sí, si puedes.
Y entonces se sentó a su lado.
—¿Quieres charlar conmigo?
—¿Quién eres tú? ¿Cómo has entrado aquí?
—Soy cuñada de Wade. Mi hermana es su novia —Se explicó—. Además, me pidió que fuera tu amiga. Y yo estuve encantada de aceptar —Le confesó con una sonrisa—. ¿Qué dices? ¿Tú quieres ser mi amigo?
Justin se lo pensó un momento, adoptando una expresión de concentración que ni siquiera el profesionalismo y seriedad de Dakota pudieron evitar que lo encontrase adorable.
—Si quiero.
—Me alegra tener un nuevo amigo, entonces. Mira, te traje esto. La dejaste abandonada allá abajo, y quizás a ella no le haya gustado para nada eso...
Entonces le tendió a Luna.
La cara de Justin fue todo un poema. Se sentía muy culpable por haberla abandonado allá abajo. Justin nunca abandonaba a Luna y viceversa, era la única regla que el mismo Justin había establecido en su amistad. —Muchas... muchas gracias... —Le dio una fugaz mirada a Dakota, con el amago de una sonrisa adornándole el rostro— Lo siento muchísimo, Luna. Nunca volverá a suceder, es solo que... —Entonces reparó nuevamente en la presencia de Dakota y pensó que lo que fuese que iba a decir, era mejor guardárselo para sí mismo.
Dakota le sonrió de vuelta, y no dijo más.
Para su sorpresa, esta vez fue Justin el que prosiguió a hablar cuando se dio cuenta de que la chica no tenía más que decir.
—Todos hacen caso omiso de Luna... no la toman en cuenta, es como si fuese un objeto inanimado para ellos... creen que no nos damos cuenta, pero Luna y yo sí lo hacemos. Gracias por entendernos y no pasar de ella... Dakota.
Fue algo leve, pero Dakota sintió que su corazón se encogía y de él salieron pequeñas chipas que despertaron algo que no solía sentir tan rápido hacia las personas. Empatía.
Wade llegó cuando todos dormían. Dakota se marchó cuando llegaron las seis de la tarde, preocupada por la tardanza de su cuñado. Justin se mostró muy amable con ella al despedirse. Esto desconcertó un poco a Mae, ¿Por qué con ella se mostraba temeroso si lo único que hacía era ayudarlo, y en cambio con Dakota, quien se había mostrado altanera ante ellos dos, se esforzaba por agradarle?
No lo entendía.
Mae salió de su habitación cuando detectó que Wade había llegado a la casa. Ella también se había preocupado por él. El hombre se sobresaltó al ver que no se encontraba solo, y Mae alzó los brazos en señal de que no estaba ahí para invadir su privacidad.
—Oh... hola, Mae.
—Hey... sólo nos habíamos preocupado por ti. Según tengo entendido tu hora de trabajo culmina a las cuatro de la tarde. ¿Se debe a Justin tu tardanza? ¿A lo que él hizo?
—Hoy fue un día muy difícil en el trabajo —Admitió Wade, tendiéndose en el sofá, aplastando unos cuantos cojines—. Hubo mucho movimiento en el edificio durante todo el día, tuvimos visitas de la policía, enviados del gobierno. Aquel sueño que robó era especialmente importante.
—¿A qué te refieres con eso? —Se interesó Mae.
—Era un nuevo avance o algo así. Iban a venderlo por una cantidad desmesurada a un hombre multimillonario en Dubai. Que lo hayan perdido de este modo ha desatado la furia de todos los beneficiados.
Mae permaneció en silencio, sin saber muy bien qué contestar a eso. Un robo es un delito y por ende, no es nada bueno. Pero esa compañía se lo merecía más que cualquier otra cosa: le habían quitado algo a Justin que ni todo el dinero del mundo le podría devolver.
—Incluso el personal de limpieza estaba emocionado con la venta de este sueño. A todos los trabajadores les iban a aumentar el sueldo, ellos incluidos.
—Hablas del asunto como si fuese algo terrible que les hayan robado.
—Lo fue. Y no por ellos: por Justin. Están furiosos, dispuestos a hacer todo por venganza. Es como si les hubieran robado diez años de vida en vez de un mísero aumento de sueldo, y eso obviamente no beneficia en nada a Justin.
—Pero aquí está a salvo —Replicó la chica con auténtica inocencia.
—Lo sé. Pero nadie puede pasar el resto de su vida encerrado, Mae. Mucho menos si tiene los problemas mentales que tiene Justin. Le estamos dando un poco más de lo mismo que en Sognare, encierro y más encierro. Lo único distinto es que ahora tiene compañía y no tiene por qué robar alimentos. Pero un enfermo encerrado no trae nada bueno.
—Quieres decir que... incluso si lo traje aquí, ¿tú no sabes cómo hacer que él mejore?
Wade suspiró, cubriéndose el rostro con las manos.
—Es exactamente lo que quiero decir.
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Sognare → j.b
FanfictionJustin Bieber, hace no más de dos años uno de los doctores más aclamados del continente, hoy se fuga del Edificio Sognare -principal comercializador de sueños y casa de experimentos del país- tras robar uno de los sueños más importantes ahí fabricad...