22. "Estás aquí"

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Por favor, leer la nota al final.


—Debes ponerte esto —Le dijo Dakota a Justin mientras le tendía un pequeño chip, el cual conocía como la palma de su mano. Y es que claro, ella lo había creado.

—Nunca he usado uno —Le confió Justin. Ella sonrió de lado.

—Por supuesto que no. Los únicos que existen, aparte del que me ha robado la CM, están en mi poder. Yo también estaré usando uno. Mira, has lo mismo que yo.

Alzó el otro chip para que Justin pudiese verlo. Entonces se lo colocó en el brazo izquierdo, el castaño siguiendo sus movimientos de cerca.

—Espera —Le dijo ella. Empezó a configurar las opciones que se desplegaban en una pantalla sobre el brazo de Justin.

Pronto fueron otros. Habían escogido ser una pareja de alrededor de sesenta años de edad. Así, lograrían pasar desapercibidos.

—¿Cómo es que después de todos estos años no has perdido el cabello? —Dijo Dakota en broma, haciendo a Justin reír—. Bueno, no perdamos más tiempo.

Recogieron lo que necesitaban y se encaminaron a la puerta, pero antes de que esta fuera abierta, Justin jadeó, al parecer recordando algo.

—¡Luna! —Gimió, y se giró sobre sus talones para recoger a su preciada almohada. Dakota lo tomó por el brazo antes de que se alejase de ella.

—La CM y los de Sognare saben muy bien que eres inseparable de Luna —Apuntó—. Si te ven con ella no dudarán en que eres tú usando el chip de modificación de apariencia.

Aunque algo alicaído, Justin asintió, sopesando que la pelirroja tenía razón.

El microavión estaba listo frente a ellos. Se subieron, abrocharon sus cinturones y Dakota piloteó su camino por los cielos americanos.

El cielo estaba despejado por lo cual supieron que no tendrían muchas complicaciones durante el vuelo. Incluso durante su vida como alguien normal, Justin no fue un gran fanático de los microaviones y los usaba cuando era estrictamente necesario. Se removía en el asiento, incómodo, rememorando los momentos en los que él era quien piloteaba para ocuparse de experimentos y teorías brillantes en cualquier parte del país y el mundo.

Aquello había cambiado hace ya años pero se sentía tan cercano el recuerdo, que no pudo evitar volverse nostálgico. Y ahora estaba su familia, iba de camino a reencontrarse con una familia que no podía recordar. Y eso lo carcomía por dentro, ¿qué tal si eran malas personas y hacían pasar un mal rato a Dakota? Estaría muy avergonzado, de sí mismo por sobre todas las cosas, por no haber recordado, por no ser capaz de algo tan simple como eso...

—¿Todo en orden, Justin? —Apremió la calmada y dulce voz de la chica (que ya no lucía tanto como una chica) a su lado.

—No, la verdad no... —Soltó de una vez. Ya era mucho lo que la chica estaba haciendo por él como para cerrarse y hacerla insistir.

—¿Qué sucede? —Continuó, alzando el vuelo por sobre un par de nubes.

—Simplemente no sé cómo vaya a ser todo cuando lleguemos allí. Estoy nervioso... E-Eso es t-todo...

Dakota sintió como su corazón se encogía al oírlo tartamudear, pues no lo había hecho en mucho tiempo. Giró la mirada hacia él momentáneamente: aunque no luciese en absoluto como el joven hombre al que tanto se había acostumbrado a ver, podía ver en sus movimientos y expresiones como el niño asustado que había aflorado en él gracias a la envidia de ciertas personas demasiado crueles como para merecer existir.

Sognare → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora