—Quiero que sepas que no sé cómo esto pueda resultar.
Wade y Justin se encontraban en el laboratorio de la casa. Wade se había asegurado de conseguir un sitio para poder trabajar en la comodidad de su hogar, y pasó varios años renovándolo a su gusto.
Justin se encontraba sentado en la camilla que él tenía en el centro de la habitación. Mae, con quien Justin y Wade ya se habían puesto de buenas, estaba atando a Justin con correas a la silla. No es que haga falta pues Justin se mostraba de acuerdo con el procedimiento, pero la fórmula que Wade estaba a punto de emplear en Justin nunca había sido usada antes, y no sabía qué efectos podría tener en él.
—No importa... no creo poder empeorar.
Wade miró a Mae y después a Justin, y entonces se dio cuenta de que ambos esperaban por él. Colocándose unos nuevos guantes, se aseguró de que todo estuviera bien en su tabla informativa y entonces tomó una jeringa del contenedor, llenándola del líquido en el que se había esmerado trabajando varios meses.
Conteniendo un suspiro, se esforzó porque el pulso no le temblara mientras depositaba el líquido en la aorta de Justin. Mae, sintiéndose intimidada por la aguja entrando en el cuerpo de Justin, decidió mirar a otro lado.
Justin sintió como el líquido se introducía en su vena, caliente y espeso. No le gustó la sensación.
Hubo un momento de silencio insoportable en el que Wade le puso una bandita en el cuello a Justin, desechó la jeringa y se deshizo de sus guantes. Entonces, como si hubiesen pasado horas, volvió a enfrentar a Justin, quien en ese momento tenía la mirada perdida.
—¿Cómo te encuentras, Justin? —Le preguntó Mae, incapaz de aguantar un minuto más.
—Yo... eh... adormilado... —Su voz se oía ronca y lejana. Entonces sus ojos empezaron a cerrarse. Mae sintió un peso caer en su estómago: pánico. ¿Y si Justin no despertaba?
—¿Es esto normal? —Le susurró a Wade. No quería que Justin oyese y entrase en pánico.
—Sí, lo es. Era necesario un poco de anestesia para que las células de esa parte de su cerebro, la encargada de la cordura, entrara en una especie de descanso y la formula pueda hacer su trabajo. Además eso me dará tiempo de reforzar la seguridad aquí, vamos, ayúdame.
[...]
Justin despertó una hora después, sintiéndose mareado, completamente desorientado. ¿Estaba de vuelta en Sognare? ¿Lo habían capturado por fin? ¿Habían usado algún castigo en él? No tenía idea de nada.
Mae, como siempre, se encontraba a su lado. Estaba bien, entonces. Estaba en casa de Wade puesto a que ahí es donde a Mae pertenecía, y en Sognare jamás los dejarían estar cerca. Los enfermos pueden dañar a los acompañantes, así que se prohíbe el contacto de parte y parte; reza una de las reglas del edificio.
Estaba bien entonces, pensó de nuevo. Podía recordar todas estas cosas.
Pero algo raro había pasado. En vez de que Mae empezara a hablarle de lo que sea, como siempre, ella no le dirigió la palabra, sino que se dirigió muy seria a la salida del laboratorio. Poco después, volvió con Wade, quien tampoco le habló de inmediato: en vez de eso se colocó unos guantes.
—¿Cómo estás, Justin? —Le dijo al cabo de un rato, después de que retirara una bandita de su cuello y palpara con sus dedos, y que con una linterna inspeccionara sus pupilas—, ¿Te encuentras bien?
—Sí... me encuentro bien.
—Bueno. Debes estar un poco confundido, así que te explicaré todo lo que hicimos. Te he inyectado una fórmula de mi creación para intentar que recuperes la cordura y revertir los efectos de la inyección que te dieron hace años. Voy a evaluarte y necesito que me respondas todo lo que pregunte. ¿De acuerdo?
Justin respondió con vehemencia todo lo que Wade le preguntaba. No veía a los ojos del chico, pero si lo hiciera hubiese notado un gran desconcierto.
Y es que el chico se encontraba pensando muy seriamente en todo lo que él había vivido con Dakota en aquella casa muy lejos de donde se encontraba ahora. Escudriñaba cada rincón de su mente, tratando de encontrar la razón por la cual habían peleado y él se había ido a casa de Wade... era obvio que había una...
—Eso es todo Justin. Puedes marcharte —Le dijo Wade con voz queda. Justin no reparó en la actitud de su amigo y se fue, perdido en sus pensamientos, tropezando con Luna en el camino e ignorando esto. La boca de Mae estaba abierta en shock por lo que había presenciado.
—¿Qué rayos fue todo eso, Wade Strahm? —Preguntó ella, levantándose de un salto del asiento donde estaba. Rápidamente llegó hasta Wade, situándose muy cerca. Amenazadoramente cerca —¿Qué rayos le has hecho?
—Yo... yo no tengo idea —Alejándose de la morena, Wade dio largas zancadas a donde sus papeles se encontraban, verificando todo dos veces, viendo sino había ningún... —. Error —Susurró para sí mismo. De pronto lo invadió un gran impulso de destrozar todo lo que tenía a su alcance— ¡Maldita sea!
—¿Qué sucedió? —Preguntó Mae, y el tono que usó fue muy distinto al de hace tan solo segundos; la amenaza se había ido, y solo quedaba temor.
Wade contó hasta diez internamente para que su voz no se oyera frustrada; sabía bien que acababa de darle un susto a Mae. —He... he cometido un error. Un grave error. Se supone que Justin recuperaría la cordura basado en los recuerdos que tenía de antes de haberla perdido. Pero él uso el sueño que robó antes de haber venido aquí y recibir mi inyección.
—Y eso, ¿qué quiere decir?
—El sistema se confundió de información y confundió los datos de su pasado con los del sueño... —Suspiró sonoramente—. Ahora Justin cree que la fantasía que vive ahí dentro de esa esfera, es la pura realidad.
El timbre sonó en ese mismo momento, cerca de las seis de la tarde. Lo supieron en seguida; Dakota había llegado para pasar la cena con ellos, como de costumbre. Y así mismo era; del otro lado de la puerta la pelirroja se encontraba junto con su hermana Olivia. Antes de que alguno de los dos, Wade y Mae, pudieran ir a abrir, Justin exclamó:
—¡Yo voy!
Ellos bajaron corriendo en seguida. No sabían cómo Justin trataría a las dos chicas después de haber visto cómo trato a su adorada Luna. Cuando iban a medio camino por las escaleras, Justin volvió a hablar.
—¿Por qué no avisaste que venías, cariño? Ni siquiera pude prepararte algo para compensar lo que hice por ti...
Y sin más rodeos, Justin se acercó y tomando a Dakota en sus brazos, presionó sus labios juntos en un beso.
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Sognare → j.b
FanficJustin Bieber, hace no más de dos años uno de los doctores más aclamados del continente, hoy se fuga del Edificio Sognare -principal comercializador de sueños y casa de experimentos del país- tras robar uno de los sueños más importantes ahí fabricad...